Lunes 22 de abril 2024

Movilizar contra el odio, pero también contra el ajuste

Redacción 07/09/2022 - 08.12.hs

El intento de asesinar a la vicepresidenta fue repudiado con sinceridad por la mayoría del pueblo; la derecha, en cambio, lo hizo con hipocresía y sin asumir responsabilidad por sus discursos de odio.

 

IRINA SANTESTEBAN

 

La demonización de CFK no es un hecho nuevo, comenzó incluso siendo ella presidenta, cuando desde las tapas de diarios como Clarín o revistas como Noticias, se la humillaba y denostaba de manera obscena y machista.

 

Odiada por sectores del poder económico y mediático, sin ser una revolucionaria ni mucho menos ("soy una burguesa", confesó CFK), esa andanada de ataques ha prendido en gran parte de la opinión pública. Eso explica el alto porcentaje de imagen negativa que tiene. Sin embargo, mantiene un "núcleo duro" de simpatizantes que se manifestaron frente a su domicilio en la concheta Recoleta, ante el pedido de cárcel e inhabilitación para ejercer cargos públicos, que el fiscal Diego Luciani hizo el lunes 22 de agosto en su contra, en la causa judicial Vialidad que investiga la obra pública durante los gobiernos kirchneristas.

 

Una semana antes del ataque de Fernando Sabag Montiel contra la vida de Cristina, la policía de la ciudad de Buenos Aires había vallado su domicilio, por orden del jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta. Ello generó bronca y hubo represión contra manifestantes, elevando el clima de tensión en torno a la situación de la vice.

 

Custodia inútil.

 

El atentado no logró su cometido por un error mecánico en la pistola Bersa calibre 32, pero Sabag Montiel gatilló el arma directo a la cabeza de Cristina. Quienes la rodeaban ni siquiera vieron de dónde venía el ataque, tan inútil fue el procedimiento de los custodios que la vicepresidenta siguió varios minutos junto a la gente antes de ingresar a su domicilio. Cualquier manual del buen policía indica que debió habérsela rodeado e introducido inmediatamente en un auto para alejarla del lugar, o en su casa, para ponerla a salvo.

 

¿Será por eso que el locuaz ministro de Seguridad Aníbal Fernández, se llamó a silencio durante todos estos días?

 

Movilización.

 

Al día siguiente del atentado hubo movilizaciones en todo el país, en apoyo a la vicepresidenta, aunque también asistieron sectores críticos a la gestión actual del Frente de Todxs, que consideraron importante expresar en las calles el repudio al ataque. En Plaza de Mayo hubo casi medio millón de personas, una concentración muy importante para los tiempos que corren, lo que evidencia que CFK, a pesar de las campañas de odio en su contra, sigue concitando el cariño de una gran porción de los argentinos.

 

Discursos de odio.

 

Para la derecha política de Juntos por el Cambio y falsos "libertarios" de Espert-Milei, lo sucedido les arruinó la alegría de días anteriores, luego del alegato del fiscal Luciani. Creían que habían noqueado a Cristina y esta les demostró que todavía está en el ring y con los guantes puestos.

 

Si bien esa derecha macrista votó la declaración en el Congreso, repudiando el atentado, obligó al oficialismo a quitar del texto la expresión "discursos de odio", y luego de aprobada se retiró del recinto, aunque el radicalismo se quedó.

 

Su repudio era "de compromiso", porque poco apego a las prácticas democráticas tiene esta gente. A nadie puede sorprender que Espert y Milei no hayan votado la declaración, ni que Patricia Bullrich no haya expresado su repudio al ataque. El ex presidente Mauricio Macri violó todo protocolo al no llamar a la vicepresidenta para expresarle su apoyo ante el atentado, pero nadie esperaba otra cosa de quien agita el fantasma del populismo, propiciando discursos de odio no sólo contra CFK sino contra las manifestaciones populares de protesta.

 

"Yo no fui".

 

Eso gritan ahora periodistas y opinadores varios, cuando se les acusa por sus diatribas odiantes propiciadoras de ataques como el que sufrió la vice. Es "libertad de expresión", dicen, quienes silencian, por ejemplo, los alegatos de la defensa en la causa Vialidad, que comenzaron el lunes pasado, y que están demoliendo los endebles argumentos de los fiscales Luciani y Mola.

 

El mismo discurso ensayó Larreta, descalificando que pueda haber "odio" en sus palabras. Sin embargo, desde prohibir el lenguaje inclusivo en las escuelas, hasta proponer quitarles planes sociales a quienes corten calles, lo suyo ha sido permanente llamado a la discordia y el enfrentamiento, incluso de pobres contra pobres.

 

También contra el ajuste.

 

El repudiable atentado contra la vicepresidenta no puede taparnos la gravedad de la situación actual: el tremendo ajuste que está afectando a los sectores más humildes, y también a las capas medias.

 

Las Disposiciones Administrativas 826 y 827 recortaron el gasto público en 210.000 millones de pesos y congelaron la planta de empleados públicos y de entes descentralizados. Hasta fin de año se podarán otros 530.000 millones de pesos, 3.840 millones de dólares al precio oficial, todo para pagar al FMI. Se vienen los tarifazos de luz y gas, y luego vendrá el agua, disfrazados de "redistribución de subsidios", que afectarán a millones de hogares.

 

Los escandalosos aumentos de precios de los alimentos, es otro de los graves problemas que no pueden ser ocultados, porque están llevando más pobreza y hambre a las familias argentinas. La inflación anual rondará el 90%, y ningún salario ni haber jubilatorio alcanzaría ese porcentaje de aumento. Sin embargo la CGT y la CTA oficialista no están planeando movilizarse para defender los derechos de sus bases.

 

El ministro de Economía Sergio Massa está en EEUU viendo si consigue nuevos créditos, luego de concederles a los agroexportadores, un dólar soja de 200 pesos hasta fines de setiembre.

 

Con este rumbo, aunque la movilización en defensa de CFK fue grande, el descontento seguirá ganando a las masas, que no tardarán en salir a las calles para reclamar por sus problemas cotidianos. De los discursos de odio, la responsabilidad es de Clarín y Juntos por el Cambio; pero de las necesidades de la gente debe ocuparse el actual gobierno y no lo hará mientras siga el cogobierno con el FMI.

 

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