Otro terremoto en la Iglesia

Un nuevo escándalo sacude los cimientos del Vaticano. El motivo es el reciente informe sobre abusos infantiles elevado por un grupo de juristas alemanes que afecta al papado y a altos representantes del ala conservadora dentro de la Iglesia Católica. Los abusos, los conocidos al menos, datan de los años cuarenta del siglo pasado y llegan hasta dos décadas del presente. El informe que elaborara un estudio de abogados detalla cómo los clérigos no impidieron las violaciones, y permitieron que continuaran durante décadas e implica a cardenales, obispos y quien fuera el después el Papa Benedicto XVI.

Las denuncias exponen que casi cuatro mil niños fueron abusados por alrededor de 600 sacerdotes. El informe, recientemente dado a conocer pero todavía sin una respuesta oficial, no solamente daña la imagen de la Iglesia, también sacude sus arcas, dada la gran cantidad de dinero que, muy presumiblemente deberá aportar como compensación en los juicios que, seguramente, se iniciarán en breve.

Al igual que tantos casos de pedofilia ocurridos en distintas partes del mundo (la Argentina entre ellos) la sanción por parte de las autoridades eclesiásticas se limitó al traslado de los acusados a una nueva diócesis.

Pero si el escándalo desatado no fuera suficiente, la aparición de un libro en los últimos meses del año pasado empeoró, y mucho, las cosas. Se trata de la publicación realizada por un exsacerdote uruguayo -jesuita para más datos- que se declara abiertamente homosexual, defiende esa condición y reconoce las intrincadas pero muy densas y reales implicancias de la Iglesia en la materia, con Roma como centro. Aporta nombres y ejemplos, épocas y lugares. Algunas de sus referencias son abiertamente explícitas y apenas encubren a los nombres y cargos de los protagonistas, algunos de ellos altísimos dignatarios de la Iglesia.

Pero no solamente en la denuncia se detiene este exmiembro de la Iglesia, que declara abiertamente haber sido abusado en su infancia. En su defensa de la homosexualidad apela nada menos que al Evangelio y a ciertos argumentos que, según él, avalan esa condición y remiten en última instancia al Dios creador. Ni el actual Papa se salva de sus abiertas críticas, ya que lo denuncia como un comunicador hábil que se disfraza de progresista. De paso, y como refuerzo de ese argumento, recuerda la colaboración del entonces cardenal con la última dictadura cívico-militar que ensangrentó a la Argentina.

Como corolario este exsacerdote, actual militantes en la política urbana de Montevideo, no vacila en declarar que "la Teología de la Liberación no solo fue perseguida, fue prácticamente exterminada por la Iglesia Católica. ¿Por qué? Porque la Teología de la Liberación está vinculada con las izquierdas, en general, y porque pone en el centro a las personas con sus derechos vulnerados, y tienen que ver con el Jesús en el que yo creo. Eso cuestionó las estructuras de la Iglesia Católica, cuestionó las visiones teológicas, cuestionó el poder el Vaticano."