Domingo 21 de abril 2024

¿Por qué no se actúa a tiempo?

Redacción 04/01/2022 - 00.31.hs

Otra vez volvió a ser noticia en La Pampa la situación de los que están privados de su libertad; y otra vez por las deficientes condiciones bajo las cuales transcurren sus días de encierro. Que una persona tenga deudas con la ley y que por tal motivo sea recluida en una institución del Estado no implica que su vida se convierta en un calvario. Las constituciones nacional y provincial y las leyes son claras cuando prescriben que las cárceles no son depósitos de individuos para que sufran privaciones incompatibles con algo parecido a la dignidad humana. Si la sociedad, a través de sus instituciones, pretende la reinserción provechosa y no traumática de quienes cayeron en el delito, no puede someter a la población carcelaria al sufrimiento degradante. El ensañamiento que suele darse contra esa población es algo muy parecido a la venganza, y la venganza es incompatible con el estado de derecho. El Estado está, precisamente, para superar el "estado" de naturaleza y evitar que la sociedad organizada se coma al caníbal.

 

Las quejas que surgieron entre los internos de la Alcaidía de Santa Rosa, y que recogió este diario, pusieron de manifiesto los graves problemas que persisten en esa unidad. Debe recordarse que los detenidos alojados en sus instalaciones son procesados y no condenados, es decir, aún no está demostrado en juicio que son culpables del delito que se les imputa. Cierto es que, por el déficit de alojamiento en los penales de la provincia, hay presos que tramitan sus condenas en comisarías y alcaidías, lugares harto deficientes para alojar a quienes deben permanecer encerrados por plazos considerables.

 

Las quejas de los detenidos y sus familiares fueron reconocidas por las autoridades policiales y provinciales consultadas: duchas insuficientes, alimentación en mal estado, escasez de heladeras para mantener la comida en estos tórridos días de verano, maltrato en la gestión de las visitas íntimas, deficiente ventilación, sobrepoblación de internos...

 

Una vez conocido el malestar reinante por este medio comenzaron a implementarse medidas tendientes a solucionar buena parte de los señalamientos. Ese rápido accionar habla bien de las autoridades responsables, pero... siempre se vuelve al mismo punto: ¿por qué no se toman a tiempo las medidas correctivas y se dejan acumular los problemas, que están a la vista de todos y que provocan un malestar innecesario? En los contextos de encierro no hay que jugar con fuego porque una chispa puede incendiar la pradera. El traslado de internos como represalia contra los que fueron señalados como voceros es una mancha que oscurece aquella saludable reacción.

 

El buen funcionario público es el que sabe hacer su tarea, y la hace en tiempo y forma. El principio de oportunidad es clave para que los incontables organismos que integran el gran cuerpo del Estado funcionen correctamente. La cara opuesta del buen funcionario es el burócrata, el que solo busca "no hacer olas" para permanecer en su cargo, a costa del presupuesto, pasando desapercibido. La diferencia entre uno y otro no es inocua, es lo que hace que las cosas se hagan bien o mal, a tiempo o a destiempo, generando bienestar o malestar.

 

' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?