Viernes 29 de marzo 2024

Reacción contra el simulacro de juicio

Redacción 26/08/2022 - 08.21.hs

Ayer se conoció que tres presidentes latinoamericanos expresaron públicamente su solidaridad con la vicepresidenta Cristina Kirchner y condenaron el acoso judicial que está sufriendo por parte de jueces y fiscales que participaron habitualmente en encuentros deportivos y sociales con Mauricio Macri. Se trata de los mandatarios de México, Manuel López Obrador; de Colombia, Gustavo Petro y de Bolivia, Luis Arce. Pero sería injusto no recordar en estas horas otras manifestaciones de igual tenor por parte de otros altos dirigentes internacionales como los ex presidentes de Brasil, Lula Da Silva y Dilma Rousseff; el ex vicepresidente de España, Pablo Iglesias; el ex presidente de Colombia y ex titular de la Unasur, Ernesto Samper; el ex presidente de Bolivia, Evo Morales; el líder de la izquierda de Francia, Jean-Luc Melenchon y el ex presidente de Ecuador, Rafael Correa, por citar solo a los más reconocidos.

 

El despliegue de lo que se ha dado llamar en Argentina y en toda América Latina el "lawfare" -guerra judicial y mediática contra gobernantes que se atreven a desafiar el dogma neoliberal y a confrontar con los dueños del poder real- es imposible de disimular. El Poder Judicial ha sido convertido en el brazo ejecutor de esa estrategia continental diseñada en Estados Unidos y multiplicada en su "patio trasero" por sus diligentes embajadas. Lo único que podría agregarse en el caso que hoy padece la vicepresidenta es que no se trata de algo original, pues el mismo método ya fue aplicado con éxito devastador en Brasil, Ecuador, Bolivia, Paraguay y Honduras, contra mandatarios que procuraron aplicar programas inclusivos en favor de la equidad social.

 

De ahí estas muestras de acompañamiento por parte de tantas y tan relevantes figuras políticas de nuestro continente y de Europa que significan un llamado de atención muy poderoso para los máximos responsables del Poder Judicial argentino, es decir la Corte Suprema de Justicia. Si es que todavía le interesa.

 

Aquí en nuestro país la reacción popular no se hizo esperar. Movilizaciones callejeras se observaron en varias provincias sumándose a las concentraciones espontáneas que se vieron en la ciudad de Buenos Aires frente al domicilio de la vicepresidenta o ante el Congreso de la Nación. También hubo pronunciamientos de repudio a la parodia de juicio en la máxima dirigencia nacional del justicialismo, en la izquierda, en las principales organizaciones gremiales y entre los más reconocidos artistas e intelectuales del país.

 

Esta gran reacción a nivel local, nacional e internacional deja algo muy en claro: nadie se engaña, todos saben de qué se trata el asunto, cómo viene la mano; y es un gran avance que, por fin, se esté expresando el malestar en el espacio público, que es donde, en definitiva, se juegan los partidos decisivos.

 

Cuando la Corte Suprema convalidó el infame dos por uno para los represores de la dictadura fue una enorme movilización popular la que obligó al tribunal a rever su decisión. No es distinto ahora. La gangrena que carcome al Poder Judicial no es nueva, y solo podrá sanarse con decisión política y gran respaldo popular.

 

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