Martes 23 de abril 2024

Reivindicación de la prensa escrita

Redacción 08/02/2023 - 07.59.hs

La lectura de la condena a los ocho jóvenes que asesinaron a golpes a Fernando Báez Sosa tuvo, como todo el desarrollo del juicio, una cobertura televisiva asfixiante. Todos los canales de noticias, y otros que no se dedican a la información como tarea excluyente, transmitieron aquel acto judicial conformando, de hecho, una verdadera “cadena nacional”. No satisfechos con esa cobertura, se dedicaron durante toda la jornada a repetir hasta el hartazgo las mismas imágenes y les añadieron la consabida batería de paneles, analistas, entrevistas y, sobre todo, polémica, mucha polémica.

 

Parecía que la premisa del día era, para los responsables de la programación de los canales de la televisión argentina, no perdamos un solo segundo con otro tema porque perdemos rating; sigamos alimentando la temperatura de la pantalla con este caso para que no nos supere la competencia.

 

En realidad, continuaron con lo que habían hecho durante todo el desarrollo del juicio, aunque en forma más intensiva, más desmesurada. La televisión del verano, como todos saben, se alimenta del escándalo, la conmoción, el morbo y no desperdicia oportunidad cuando tiene en sus manos un acontecimiento como este. También hay que decir que en lo que concierne a la conmoción social que genera un hecho, una buena parte tiene que ver con la importancia o no que le otorga la televisión y las horas de pantalla que le dedica.

 

La indignación sobreactuada de los periodistas televisivos es otra cara de la misma moneda. Es tan extendida esta tara que ya no caben dudas de que se trata de una orden que bajan los directivos de los canales. Los conductores y panelistas, obedeciendo cual marionetas, dirigen sus miradas admonitorias hacia la cámara –hacia el espectador— y añaden un repertorio de gestos corporales para no dejar ni sombra de duda de que hay que enojarse. Enojarse con el tribunal porque las penas no fueron más duras, con las madres de los condenados porque defienden a sus hijos, con los propios condenados porque lloraron al conocer el veredicto, con los tibios porque no se enojan como ellos... Se esfuerzan por mimetizarse con los familiares de la víctima –quienes sí expresan un dolor sincero y justificado— y pretenden convertir un procedimiento judicial, sujeto a la ley, en un acto de venganza que derrame sangre sobre el estado. Cómo no va a agudizarse el estado de conmoción social con estos estímulos.

 

La información degradada a show, a entretenimiento, debiera mover a la reflexión. De ahí que esta columna, como lo hace cada tanto, vuelve a reivindicar el rol de la prensa escrita, porque la información elaborada para ser leída no está expuesta en forma tan brutal a la dictadura del rating. Lo está de otra forma, mucho menos condicionante. Los periódicos y las revistas, en formato papel o digital, permiten un acercamiento muy diferente a la noticia. El lector puede “armar” su propio noticiero, eligiendo o descartando tal o cual informe o autor. Incluso interrumpiendo la lectura cuando le plazca.

 

Es una forma más atenta y selectiva de acercarse a la información que, a la vez que estimula la inteligencia busca evitar la manipulación de las emociones.

 

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