Lunes 22 de abril 2024

Se impone la fragmentación

Redacción 09/12/2021 - 01.26.hs

Los procesos de fragmentación social parecieran ser un signo de estos tiempos convulsos. En todos los órdenes se observan tendencias centrífugas que favorecen o estimulan las divisiones de los grupos humanos en componentes menores que irrumpen por diversas razones; por lo general como una búsqueda de reforzar identidades, avanzar en autonomía, promover procesos de "independización", aglutinar intereses corporativos, etcétera.

 

Hay naciones enteras que fueron devastadas por estos movimientos "independentistas". Hay otras que resisten denodadamente los fuertes llamados a la diáspora que son, por lo general, acicateados por liderazgos o parcialidades comarcales. Hace poco escuchamos una extravagante proclama de este tipo en la vecina provincia de Mendoza, como una forma de no ceder a un proceso de integración en materia de compartir recursos naturales interjurisdiccionales.

 

Pero las tendencias fragmentarias no se circunscriben solo a los escenarios nacionales o regionales, se reproducen también en escalas menores, en el orden institucional, en donde suelen provocar no pocos dolores de cabeza y, algo más grave, un debilitamiento en la cohesión de organizaciones que cumplen roles destacados en el devenir de las comunidades.

 

Desde sindicatos y asociaciones profesionales hasta clubes deportivos, ningún espacio social parece quedar libre de estas convulsiones que agitan la vida comunitaria. En nuestra propia provincia estamos siendo testigos, por estos días, de procesos de este tipo en reconocidas instituciones que participan en forma muy activa en la vida de los pampeanos.

 

Las y los ginecólogos acaban de dar un portazo en el Colegio Médico, entidad que agrupa a todas las especialidades de la profesión. En el ámbito de la salud pública, muchos médicos comenzaron a fogonear una agrupación exclusiva. Según trascendió, ni siquiera aceptarían en sus filas a otros profesionales como bioquímicos o farmacéuticos. Con los enfermeros está sucediendo un fenómeno similar; buscan "independizarse" del Sitrasap, ATE o UPCN acicateados por reclamos que comparten el resto de los sectores que integran los equipos de la salud pública, y que incluso ya fueran presentado ante las autoridades.

 

Estas divisiones traen a la memoria episodios similares de tiempo atrás. Hace varios lustros fueron los anestesiólogos los que plantaron su bandera para diferenciarse del resto de los médicos y generaron no pocos problemas en la salud pública y privada por sus exigencias y el modo de plantearlas. Además, el propio Sitrasap, fue también un desprendimiento de ATE protagonizado por buena parte de los trabajadores estatales de la sanidad.

 

Como se dijo al comienzo de esta columna, las tendencias centrífugas parecen imponerse y no pocas instituciones lo están sufriendo. Estas corrientes disgregantes dejan ver que, en la relación de fuerzas, el interés sectorial termina imponiéndose por sobre el interés general. No es para aplaudir. El debilitamiento de las organizaciones sociales a causa de la exacerbación de los rasgos particulares no es un proceso de suma cero. Hay poderosos intereses que aplauden porque, como advierte el refrán popular, divide y reinarás.

 

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