Sabado 23 de marzo 2024

Un viejo problema que se reactualiza

Redacción 06/01/2022 - 00.59.hs

El trágico accidente del último domingo que se llevó la vida de dos muchachos de Catriló reactualiza un viejo problema de nuestra provincia y del país: los pasos ferroviarios. Han sido muchos los siniestros tanto en la geografía pampeana como en la nacional, con muy alto costo en vidas sin que se advierta un interés genuino tanto en las autoridades del Estado como en los representantes de las concesiones viales y ferroviarias. Los catrilenses que salieron a manifestar su dolor e indignación por la pérdida irreparable de sus dos jóvenes vecinos con un breve corte de la ruta nacional 5 lo dijeron con claridad meridiana: ninguno de los dos concesionarios, el que tiene a su cargo la explotación de la ruta y el que hace lo propio con las vías férreas que la atraviesan, ha mostrado interés en mejorar las condiciones de ese peligroso cruce. Tampoco el Estado, desde luego.

 

Como suele suceder en estos casos, después aparecen reclamos, peticiones, pedidos de informes y otras iniciativas; lo cual no está mal pero muestra a las claras que en este asunto invariablemente se persigue de atrás, en lugar de anticiparse, a los problemas; que suelen ser muy graves porque con harta frecuencia los saldos de los accidentes se cuentan en vidas humanas perdidas.

 

Todos los pampeanos de cierta edad tienen en su memoria el registro de eventos de este tipo, a pesar de que, desde hace mucho tiempo, los trenes circulan con mucho menor frecuencia producto de las políticas privatizadoras e indiferentes para con los intereses nacionales. Una de las consecuencias de estos sucesos trágicos es que alimentan las posturas desfavorables contra los ferrocarriles. Aunque la culpa no es de las locomotoras ni de quienes las manejan sino de los que diseñan políticas que no piensan en el bienestar general ni en la seguridad pública sino en el interés de minorías poderosas y muy influyentes.

 

El valor y la utilidad del sistema de transporte ferroviario está fuera de discusión en todo el mundo, menos en Argentina. Aquí desde los años del frondicismo y su Plan Larkin, pasando por la última dictadura cívico-militar y por el menemismo, no se hizo otra cosa que desprestigiar y descapitalizar la industria ferroviaria. Solo durante unos pocos años del kirchnerismo se intentó un camino diferente, con algunos logros básicamente en el conurbano y algunas áreas bonaerenses, que no alcanzó, ni por lejos, para revertir una tendencia general de tantos años a la degradación del sistema.

 

El actual gobierno nacional ha dado algunas señales de interés, aunque es muy dudoso que puedan cristalizarse en avances sustanciales producto del fuerte condicionamiento que implica la desmesurada deuda externa que le dejó de herencia el macrismo.

 

Mientras tanto, los sistemas de seguridad requeridos para evitar accidentes en las intersecciones de las vías férreas con las carreteras más transitadas -nacionales y provinciales- seguirán siendo motivo de discusión eventualmente y solo cuando la opinión pública se vea estremecida por este tipo de siniestros. Algo así como el clásico remedio argento: lo atamo' con alambre.

 

' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?