Viernes 12 de abril 2024

Una tradición que abreva en la esclavitud y en la segregación

Redacción 19/05/2022 - 00.47.hs

Hay condiciones culturales en los EEUU que marcan tendencias graves y mortíferas. Una es el fácil acceso a las armas de guerra que tiene la población, incluyendo gente con antecedentes psiquiátricos como el asesino de Buffalo.

 

JOSE ALBARRACIN

 

El sábado pasado, un hombre blanco portando un arma de asalto asesinó a diez personas de raza negra en un centro comercial de Buffalo, New York. La noticia reiterada -a veces el tedio le gana al espanto- pasaría como un episodio más, si no fuera porque las abiertas motivaciones del joven atacante, Payton Gendron, arrojan una luz diferente sobre estas matanzas masivas perpetradas por el terrorismo racista en EEUU: la llamada "teoría del reemplazo", que está haciendo furor en redes y en Fox News.

 

Delirio.

 

No es ésta la única teoría conspirativa que consume la derecha norteamericana, ni siquiera la más delirante -ese premio se lo lleva "Quanon", que acusa a toda la dirigencia demócrata de integrar un red internacional de pedofilia- pero su rancia paranoia ya ha aparecido al menos en tres de estas masacres: el ataque antisemita de 2018 a una sinagoga en Pittsburgh (11 muertos) y el atentado anti-hispano de El Paso el año siguiente (23 muertos).

 

En este último caso, el asesino confesó su expresa intención de matar la mayor cantidad de mexicanos posible, para frenar la "invasión mexicana en Texas", una idea curiosa si se considera que, hasta mediados del siglo XIX, Texas era un estado felizmente mexicano, apropiado por la fuerza de las armas para EEUU. Una práctica que ahora Washington dice condenar, en el caso de la guerra de Rusia y Ucrania.

 

Puesta en términos simples, la teoría proclama que "las elites" estarían promoviendo el "reemplazo étnico" de los ciudadanos blancos (los "americanos clásicos" al decir de Newt Gingrich) por inmigrantes de otras razas. De ahí que, cuando ven a una persona de color en la calle, lo identifiquen como "reemplazante", un poco a la manera de los "replicantes" de Blade Runner, y por ende como un sub humano que merece ser eliminado.

 

Republicano.

 

Lo que empezó siendo una cosa marginal en las redes sociales, hoy ocupa el espacio central en Fox News, la cadena de TV de derecha. Su periodista estrella, Tucker Carlson, es un conspicuo suscriptor a la teoría del reemplazo, a la que ha hecho más de cuatrocientas referencias en su programa, aunque ahora diga que lo suyo no es racismo. Según este personaje -comparable a los Feinmann o los Etchecopar argentinos- lo que estaría procurando el Partido Demócrata es poblar los EEUU con "votantes dóciles y obedientes provenientes del Tercer Mundo". Otra idea singular, ya que entre la comunidad latina de EEUU, la gran mayoría vota por los republicanos.

 

En otro dato curioso, la teoría ni siquiera fue elaborada en Norteamérica, sino en Francia, donde en 2011 se publicó el libro "El gran reemplazo" de Renaud Camus, autor preocupado por la inmigración musulmana en el país galo y por la preservación de la "pureza" de esa nación europea.

 

Sin embargo, no sólo los líderes republicanos como Gingrich la han adoptado: las encuestas demuestran que casi la mitad de los votantes de ese partido están convencidos de que existe un plan destinado a acabar con la supremacía blanca en su país. Y aunque diga haber actuado en soledad, Gendron era un asiduo participante en estos foros delirantes de internet, y un promotor de estos actos de violencia, en los que espera ser seguido por otros como él.

 

Grave.

 

Desde luego, existen condiciones culturales en los EEUU que hacen que estas tendencias sean particularmente graves y mortíferas. Una es, por supuesto, el fácil acceso a las armas de guerra que tiene la población, incluyendo gente con antecedentes psiquiátricos como el asesino de Buffalo. La otra es la acendrada tradición racista, que abreva en casi trescientos años de esclavitud y otro siglo y medio de segregación contra los afrodescendientes.

 

Pero no hace falta ir tan lejos para ver las mismas raíces del mal, firmemente plantadas en suelo argentino. Los Tucker Carlson locales, bien instalados en TN, América y La Nación+, no hacen el menor esfuerzo por ocultar su desprecio por los inmigrantes de países limítrofes, a los que denominan, genérica y despectivamente, "negros". También envenenan a la audiencia con teorías conspirativas sobre "morsas" y "magnicidios".

 

Y la materia prima de esa cloaca ideológica está comenzando a subir de nivel. La estrella política del momento, un producto de la TV y del microclima "libertario" de la ciudad capital, acaba de ufanarse públicamente de su determinación por combatir el "marxismo cultural", como él denomina a las políticas progresistas e igualitarias.

 

Según su postura, ni los derechos de las minorías ni los de las mujeres le obligarán a "pedir perdón por tener pene, por ser varón, blanco, rubio y de ojos celestes".

 

Podrá parecer una caricatura. Pero en estos gestos, que algunos desdeñan como "pintorescos", se esconde en realidad el germen de la violencia machista y racista.

 

' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?