Viernes 03 de mayo 2024

Recreos en el agua para chicos con discapacidad

Redacción 26/06/2013 - 05.43.hs
La laguna Don Tomás recibe cada semana a chicos y jóvenes de las escuelas de Irregulares Motores, Sordos e Hipoacúsicos y Ciegos y Disminuidos Visuales para practicar vela y kayak adaptado.

Agustina, de 9 años, toma de la mano a Joaquín (de 11) y ambos vuelven a tierra firme. Acaban de dar su paseo en vela y la sonrisa combate el viento y el frío. Tienen rostros hermosos y parecidos. Son hermanos y los dos son no videntes. Mientras esperan para subir a un kayak, charlan sobre la experiencia y se ríen; disfrutan.
Agustina y Joaquín son de Realicó y concurren a la Escuela de Ciegos y Disminuidos Visuales de General Pico. Esta institución se sumó al proyecto de vela y kayak adaptado que desarrolla el Club Náutico de Santa Rosa destinado a chicos y adolescentes con discapacidad con el objetivo de lograr una mejor inclusión social. También para que los jóvenes cuenten con una nueva alternativa deportiva.
"Está buenísimo. A mí no me da miedo meterme al agua, al contrario, cuanto más lejos andamos, mejor", asegura Matías (16), que es de Intendente Alvear y uno de los más "charlatanes" del grupo que llegó desde Pico.
La escuela del norte provincial programa el viaje a la laguna Don Tomás una vez al mes, aunque el proyecto se desarrolla todas las semanas con los jóvenes de las instituciones santarroseñas de Irregulares Motores, de Sordos e Hipoacúsicos y de Ciegos y Disminuidos Visuales.
"Al principio tenía un poco de temor porque no conocés cómo son las embarcaciones, pero enseguida nos enseñaron y pudimos andar sin problemas. Es una experiencia muy linda; además como venimos todos juntos nos divertimos mucho", resaltó Guillermina (17).
La actividad está a cargo de los instructores Daniel Argañín (vela) y Fabián García (kayak). El proyecto fue impulsado por la Fundación Argentina de Vela Adaptada y tiene el apoyo del municipio santarroseño y el gobierno provincial.

 

"La idea es tratar de lograr una mayor inserción social con estas actividades y darles a los chicos más autonomía para manejarse en el agua. No tiene un fin terapéutico, sino recreativo y hasta competitivo; no hay que olvidarse que existen competencias de este tipo en los Juegos Paralímpicos", explicó Argañín.
La actividad arranca a principios de año con una charla introductoria con los chicos y padres, para luego iniciar el contacto con el agua y las diferentes embarcaciones. Quienes concurren desde las distintas escuelas tienen desde 8 años en adelante.
"Lo mejor es la vela, por cómo va pasando de un lado a otro según el viento. Igual el kayak es re lindo aunque hay que manejar bien la técnica para remar", señaló Ramiro, que es oriundo de la localidad de América y concurre a la Escuela de Ciegos de Pico.
"Cuando llega la fecha de viajar ninguno se lo quiere perder. Es impresionante el entusiasmo que tienen, no solo por el hecho de navegar sino por todo lo que significa el viaje, y poder compartir con los compañeros en el colectivo. Salen un poco de su rutina y a eso lo valoran mucho", describió María Silvia Mazzola, profesora de la institución piquense.

 

La docente recordó que en la primera excursión los instructores les hicieron conocer a los chicos las partes del barco, les explicaron en detalle y, una vez que conocieron todo el funcionamiento, ahí sí se subieron. "Eso les dio tranquilidad, a los chicos y a los padres, porque no sabían a qué venían y con qué se iban a encontrar. Por suerte enseguida entraron en confianza y se entusiasmaron mucho", destacó Mazzola.
Junto a los instructores colaboran Jésica, Jeremías, Facundo y Germán, que son del Club Náutico y se muestran muy comprometidos con una iniciativa que les permite conocer otras realidades y sensaciones.
"Para nosotros es muy bueno hacer algo así, poder ayudar y ver cómo los chicos se divierten y quieren aprender. Todos tienen la mejor onda y te das cuenta de que es re lindo compartir, se genera una buena relación", expresó Facundo (16), que junto a Germán (17) son los más grandes y quienes practican kayak de alto rendimiento.

 

"A mí me gusta mucho subirme al kayak; todavía tengo que aprender un poco más la técnica pero los profes por suerte tienen paciencia y nos enseñan re bien", admite Braian (15), oriundo de Alta Italia y que responde de inmediato a las cargadas futboleras del resto por su pasión riverplatense.
"En la escuela hacemos atletismo, corremos; pero meternos en el agua es distinto, te da como otra sensación, es muy entretenido", describe Aldana (16), despreocupada por alguna mojadura tras su paseo en el velero.
La intención para el segundo semestre es organizar encuentros con chicos de otras provincias, por eso para agosto está programado un viaje a Río Negro. "La capacidad de navegar la tenemos todos, simplemente hay que desarrollarla. Queremos que los chicos puedan hacer algún deporte distinto y que es muy noble", expresó Argañín.

 

Ana (16) y Joana (18), de la Escuela de Sordos e Hipoacúsicos de Santa Rosa, se unen a Yamil (14) y Santiago (17) para la vuelta en el velero. La ansiedad es combatida por las bromas y cargadas, hasta la hora de subir, cuando todos se ponen más serios. Hay que hacer caso a las instrucciones pero enseguida reaparecen las sonrisas, y se ve que el objetivo está cumplido.

 


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