Martes 16 de abril 2024

El mejor amigo del perro

Redacción 28/06/2017 - 23.14.hs

En una ciudad con miles de perros, Damián se gana la vida paseándolos. Desde hace más de 10 años vive gracias a un oficio en el que la responsabilidad, la confianza y la honestidad son la clave.
Estela abre el portón de su casa y Lola sale corriendo hacia la cucha. El cálido saludo con "Chano" los despide hasta dentro de 24 horas, cuando la mestiza que hace diez años era una cachorrita y apenas sabía andar sola, salga otra vez y se reencuentre para la caminata diaria de la mano de su paseador.
"Chano" es Damián Bustos. Tiene 35 años y vive junto a su pareja y sus dos hijos de 7 y 9 años. Hace más de una década trabajaba en un lavadero de autos y quedó desocupado. En ese momento comenzó el camino de un oficio que hoy le permite vivir con tranquilidad. Es el paseador de perros "oficial" de Santa Rosa, al menos el que hace más tiempo está y quien mantiene dedicación exclusiva hacia un trabajo al que solo le reconoce satisfacciones.
"Nací en Salinas Grandes y a los 5 años me fui a vivir a Macachín con mi familia. A los 16 nos vinimos a Santa Rosa y mi papá se quedó sin trabajo, así que se me complicó con el colegio y tuve que salir a laburar", recordó Damián sobre un pasado difícil que lo llevó a instalarse en Córdoba para aprender carpintería.
"La verdad que extrañaba mucho y no pude adaptarme al ritmo de una gran ciudad, sobre todo en comparación con Santa Rosa. Volví y entré a trabajar a un lavadero de autos, pero mi amigo Enrique Petralanda se dedicaba a pasear perros y me propuso acompañarlo porque tenía mucho trabajo. Además él se quería dedicar al adiestramiento así que me dejó el paseo. Ahí arranqué", describió Damián, o "Chano", parado en una esquina en una mañana congelada mientras 8 perros de distintas razas, tamaños y colores están quietos, tranquilos, esperando que la correa se mueva o dé alguna indicación.
Chano trabaja de lunes a viernes. Cubre la zona del barrio Fitte, Villa Santillán Oeste, Villa Alonso, Villa Elvina y también Villa del Busto. Arranca bien temprano (en verano desde las 6.30) y busca una a una a las mascotas que lo esperan ansiosas para salir a callejear.
"Empecé en 2006, en octubre ya van a hacer 11 años, y de a poco me fui largando solo. Al principio tenía 12 perros, y al tiempo se acrecentó la clientela. La verdad que no sabía que me iba a gustar tanto, es un oficio totalmente novedoso para lo que es Santa Rosa. Hoy me cruzo con gente que mira, que se asombra, así que hace diez años mucho más", recordó. "Pasé de estar todo el día en un lavadero encerrado a caminar al aire libre con los perros, a tratar con la gente, es hermoso", ratifica Chano sobre un trabajo que tiene miles de puestos laborales en las grandes ciudades pero que por estos pagos y pese a la gran demanda, es aún una rareza.
"Llegó un momento en que tuve que rechazar trabajo; hoy están haciendo falta paseadores. Hay zonas que no las hago, por el tiempo y por la distancia. El tema es que los que agarran el trabajo son temporales o estudiantes que buscan ganarse un peso extra. Y no es fácil, salir en invierno, caminar, el viento, la lluvia... pero bueno, alguna contra tenía que tener", se ríe, alguien que logró lo que muchos quisieran: pasarla bien en su trabajo y vivir de lo que le gusta.
"Lo peor que te puede pasar es que un perro te haga retranca, porque si uno no quiere y los otros se quieren ir, se complica. Pero todo es cuestión de aprendizaje. Mientras no haya perras en celo ni problemas de comida se portan bárbaro. Si alguna está en celo te das cuenta enseguida porque la quieren patear o montar, así que a la que está en celo la dejo hasta que pase el periodo", explica con precisión de experto.
Cuando Damián busca al último perro del turno ya es la hora para devolver al primero que se llevó. En los tres turnos en que se divide la mañana laboral habrá paseado 35 perros, con 10 o 12 en cada hora de paseo. "Llegué a tener 18 por hora, pero al tener tantos se hace muy larga la vuelta, así que prefiero menos cantidad y atenderlos bien a todos".
El oficio de paseador de perros requiere capacidad y responsabilidad. También saber adaptarse a lo que cada dueño quiere para su mascota.
"Los perros repelen todo lo que es comportamiento inseguro. Si demostrás miedo o desconfianza lo saben enseguida. Si se me escapa uno, vuelve a la casa, yo sé que vuelven. Me ha pasado, voy directo a la casa y está ahí o lo espero yo y al rato aparece. Pero en esto vos necesitás mucha responsabilidad y capacidad. Mucha gente los tiene como a un hijo. Con algunos me tenía que lavar las manos para tocarlos de lo impecable que estaban. Hay gente que los tiene como un verdadero lujo, a los cachorros les ponen todos los días desodorante, perfume, es increíble".
La otra pata en la que "Chano" apoya la base de su trabajo es la honestidad. "Mucha gente que trabaja y a la que no le da el tiempo para entregarlos o recibirlos me dejan una llave o manejo las claves para las alarmas, por eso es fundamental la confianza, ser honesto y responsable. La verdad que hoy me doy cuenta de que todo lo que logré fue sin ningún tipo de esfuerzo más que ser uno mismo", dice Damián antes de que Estela y Lola lo saluden hasta mañana, como a uno más de la familia.

 

Limpieza y adiestramiento
Un punto de conflicto en la convivencia de humanos y perros domésticos en las ciudades es el lugar donde las mascotas depositan sus heces. “¿Quién pisó caca?” es la pregunta más temida en una casa, donde enseguida comienza el operativo aislamiento para la zapatilla o zapato que pisó en el lugar incorrecto. “Cuando hacen en una vereda lo junto en una bolsa. Hay gente que me dice que lo deje y lo levantan ellos, pero no me gusta dejar sucio”, cuenta Damián.
Además de su trabajo matutino como paseador, “Chano” también tiene una guardería de perros en su casa del barrio Oeste Quintas, el lugar donde también utiliza sus técnicas de adiestramiento. “Hay clientes de muchos años que me dejan el perro en casa. A veces te los dan de cachorros así que hay que enseñarles”, explicó quien, lejos de querer quedarse con la exclusividad del oficio, propone que se sumen colegas. “Hacen falta paseadores, gente que se dedique con seriedad a este trabajo”.

 

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