Viernes 26 de abril 2024

Inaun, un lugar de encuentro y de oportunidad

Redacción 20/04/2016 - 00.19.hs

Los talleres del programa Inaun reúnen a chicas y chicos que buscan un oficio, un sitio de encuentro y también la chance de hacerse un lugar en la sociedad a través de la inclusión social.
Milagros no pierde concentración en el armado de una pulsera. Mientras habla mantiene la vista fija en su trabajo y cada tanto levanta las cejas para reírse de alguna ocurrencia de los otros chicos o chicas que a su alrededor hacen cosas parecidas a las de ella. "Es entretenido el taller y aprendés a hacer algo que a lo mejor después te sirve para tener un oficio", cuenta.
Tener o aprender las primeras herramientas de un oficio es uno de los aspectos relevantes que proponen los talleres Inaun, una iniciativa que además funciona como lugar de encuentro y de socialización para niños y adolescentes. "Básicamente apuntamos a la restitución de derechos, a restituir derechos a chicos y chicas que por determinada situación sufrieron o sufren una vulneración, ya sea de salud, de escolaridad, de una cuestión social o familiar. El objetivo es aprender alguna técnica y trabajar en grupos", explicó Marcela Torta, la psicóloga que trabaja en las distintas actividades que se dictan en Santa Rosa.
Murga, talabartería, arte, fútbol, música, ajedrez, cocina. Las actividades difieren cada día en el predio que se ubica en Juan B. Justo casi Falucho. Allí hay niños, niñas y adolescentes con distintas problemáticas, pero todos en busca de un lugar que escape de la estigmatización y la discriminación social.
"Está bueno porque compartimos cosas y también podemos hablar de lo que le pasa a cada uno. Y aprender un trabajo te ayuda además a despejar la mente", resaltó Milagros, de 15 años.
"La vía más sana que existe para salir de una situación complicada es la palabra, y a eso apuntamos, a que puedan expresarse y decir", apuntó la psicóloga. El Inaun funciona con grupos de trabajo distribuidos en barrios periféricos o donde hay situaciones de derechos vulnerados. Allí hay operadores que se acercan a los chicos y chicas para contarles sobre los talleres y para invitarlos a sumarse al programa.
"Para ellos es muy importante tener una red de contención. Por suerte logramos un vínculo con el Centro de Formación Profesional entonces desde aquí ellos pueden ir directamente a aprender un oficio en los talleres de la EPET. Para estos chicos es como ir a la Universidad, es una oportunidad que se les presenta que quizá de otra manera sería muy difícil que la obtengan", destacó Marcelo Vélez, otro de los operadores del programa de la Dirección General de Niñez y Adolescencia que funciona bajo la órbita del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia.
En Pío XII y Varela, en la Villa Santillán, funciona la otra sede de Inaun. Allí van mujeres que fueron o son madres adolescentes y que también atraviesan situaciones de vulnerabilidad.
"Para mí empezar a venir me significó abrir la cabeza a un montón de cosas. Empecé a ver cosas como mujer que antes no veía, más que nada respecto a los derechos de la mujer, en el trato de los hombres hacia las mujeres. Yo pensaba que el maltrato era lo común, que era lo que me tocaba y que tenía que aceptar, y hablando empecé a ver que no era así. Por eso digo que te ayuda a un montón de cosas y a ver lo que una antes no veía o no sabía", cuenta Jésica, que fue madre a los 14. Hoy tiene dos hijos y el más grande tiene 12 años.
Al lado de ella está Lucrecia, su hermana, que tiene cuatro hijos. Dasha, la más chiquita, de un año, deambula por toda la sala mientras su madre y el resto aprenden técnicas de reciclado, pintura o el uso de distintas telas."A lo que se apunta es a aprender las técnicas y a que desarrollen una tarea de utilidad para ellas, pero el objetivo es que como madres jóvenes encuentren un espacio de reflexión, de apoyo, de posibilidad de hablar, es una combinación de las dos cosas", detalló Carla Alvarez, licenciada en Trabajo Social.
"Capaz que otras chicas ven lo que hacemos acá y esto funciona como un mensaje, como que se puede salir de una realidad difícil y hacer otras cosas. Nosotras hablamos de todo y también nos divertimos mucho, se crea un grupo hermoso", acota Lucrecia, y su buen humor permanente no hace más que confirmarlo. "¿Cómo no avisaron que venía el fotógrafo? ¡Vamos a salir así nomás!", reprocha con una risa de la que es imposible no contagiarse.
En principio el programa se pensó para chicos a partir de los 12 años, pero a las actividades asisten mamás jóvenes que hacen talleres junto con sus pequeños, e incluso mujeres que van a pintar remeras mientras sus hijos juegan al fútbol.
"El año pasado expusimos y vendimos lo trabajado en la Feria del Regalo de Navidad, en la Plaza San Martín, también participamos de 'Manos a la masa'", recordó Jésica sobre la iniciativa de poner en marcha un servicio de catering que fue contratado para distintas reuniones y eventos tanto públicos como privados. "Eso fue buenísimo, nos dio un incentivo impresionante, sentimos que era útil lo que hacíamos en el taller", agregó la joven sobre un lugar que, en su búsqueda, apunta a brindar una oportunidad.

 

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