Domingo 21 de abril 2024

Buscar en el pasado

Redacción 18/03/2018 - 00.07.hs

Comenzó a rastrear su historia familiar sin pensar que la genealogía se convertiría en su gran pasión. Creó un museo único en el mundo y se convirtió en un especialista en investigar la historia de nuestros ancestros.
Romina Maraschio - Amante de las tradiciones y de la cultura local, Michele Cartusciello, genealogista y director del Museo del Apellido de Italia, comenzó su camino en esta aventura de investigar el pasado cuando murió su padre. Como su mamá no podía responder todas sus preguntas, fue al archivo municipal de Padula -su pueblo, ubicado en la provincia de Salerno, Italia- y ahí comenzó sus primeras investigaciones.
Ya convertido en un especialista en genealogía, Cartusciello vino a Santa Rosa para dar una conferencia en el Club Italiano, donde habló sobre investigación genealógica y sobre el reconocimiento de la ciudadanía italiana.
"Mi madre y mi padre habían estado pocos años juntos. Y cuando mi padre murió, mi mamá conocía poco sobre la familia de mi padre. Algunas personas habían muerto en la guerra y otras habían muerto antes de que mi mamá se casara con mi papá. Mi madre me dijo que fuera a la municipalidad y ese interés que comenzó en 1984, me llevó después a investigar en muchos otros lugares, como el archivo parroquial y los archivos de estado", comienza Cartusciello.
Tiempo después, abrió un pequeño restaurante en Padula y muchos clientes llegaban porque sus abuelos o bisabuelos eran del lugar. "Después de investigar para crear mi árbol genealógico, comencé a buscar sobre los antepasados de las personas que venían al restaurante. Todas esas investigaciones derivaron en la fundación del Museo del Cognome -Museo del Apellido, en español- que se creó en el año 2012". Único en el mundo en su género, el museo está instalado en una casa del año 1700, en el centro histórico de Padula y es una invitación a dar los primeros pasos en la reconstrucción del árbol genealógico.

 

Primeros pasos.
Es muy importante contar con la ayuda y el interés de toda la familia a la hora de hacer una investigación genealógica. "Reunir documentos, fotos, testamentos de todos los integrantes de la familia y buscar la abuela o el tío más memorioso para hacerle todas las preguntas posibles para recuperar el pasado -aconseja-. Esto permite restringir el círculo de investigación, porque sino es mucho más difícil con los archivos, es muy amplio el espectro del estudio".
Actualmente, internet brinda muchas posibilidades de rastrear documentos digitalizados de las municipalidades y la iglesia. "Los mormones se han ocupado en todo el mundo de preservar la información de los archivos y actualizar con la tecnología más moderna, así no se pierde. Cuentan con la página de internet www.familysearch.org donde uno puede comenzar a investigar. Y tienen un museo en Utah, Estados Unidos, donde se puede encontrar la información que no está on line", informa el genealogista.
"Depende la fuente que consultemos, es el tipo de información. En la municipalidad, encontramos archivos de dónde vivían, o el trabajo que hacían. En los archivos militares vemos la altura por ejemplo. Yo nunca conocí a mi abuelo y pensaba que medía 1.85, pero de acuerdo a los archivos medía 1.58 -relata-. Los documentos de escribanos son riquísimos: encontrás las peleas familiares, entendés los sentimientos que había en tu familia hace cientos de años, si un hermano había vendido terrenos a escondidas, si se tuvieron que ir a otro lugar porque necesitaban dinero, los traslados de las personas, si habían ido a la Justicia por algún motivo, o a la Policía, o a la cárcel. Si uno estudia solo nacimiento, casamiento y muerte, tiene solo información sobre las fechas, pero con otras fuentes informativas, la investigación se enriquece y permite conocer la vida social".

 

El patrimonio.
La vida en las ciudades ha hecho que se preserven menos objetos del pasado. Sin embargo, en los pueblos es más posible encontrar documentos, objetos y hasta ropa de varias generaciones atrás. Cartusciello considera que "las mujeres son quienes más conservan la memoria familiar, sobre todo en los lugares pequeños. En las ciudades se vive en departamentos y no hay lugar para guardar cosas. En cambio en las casas de los pueblos había sótano o altillo y allí se guardaba de todo. Por eso hoy es más fácil encontrar información en los lugares más chicos".
Aunque se piensa a la fotografía como un espejo de la realidad, que nos muestra épocas, lugares, personas, el genealogista sostiene que "las fotografías mienten. Te hacen pensar en un mundo blanco y negro, pero los colores existían en esa época. Las fotografías parecen reflejar otra realidad. Tampoco dan la idea de la altura de una persona, incluso a veces uno ve un retrato y parece una mujer y es una niña".
A la hora de bucear en el pasado ¿hasta dónde se puede llegar? "No se puede hablar de generaciones, sino de años y siglos -afirma-. Antes se casaban más jóvenes, entonces las generaciones estaban más cerca unas de otras".
"Al rastrear fechas de nacimiento, casamiento y muerte, se puede llegar hasta el año 1500 -continúa-. En1564 el Concilio de Trento les impuso a los sacerdotes hacer el "censo de las almas" para Pascuas, entonces iban casa por casa para tener registro de los niños bautizados y la formación de las familias de sus localidades".
"Yendo más atrás en el tiempo están los documentos de los escribanos, en los años 400, 500, 600. Ahí no está la fecha de casamiento, sino del pacto matrimonial, que era un acuerdo entre el hombre y la familia de la mujer. Tampoco se encuentran fechas de defunción, figura la fecha del testamento, no hay fechas exactas pero son documentos muy importantes".

 

Reconstruir el pasado.
Cartusciello atiende personalmente a las personas que visitan su Museo del Cognome. La primera sección está dedicada a conocer la historia del apellido, su utilización en el mundo y cómo dar los primeros pasos para afrontar una investigación genealógica. Luego, se brinda una panorámica sobre las emigraciones italianas en el mundo, con listas de embarque, solicitudes de pasaporte, matriculaciones de milicia de la primera y segunda guerra mundial. Además, hay una sala con árboles genealógicos de personas ilustres de origen italiano, como Frank Sinatra, Robert De Niro, y hasta del papa Francisco -Jorge Bergoglio- y otro rincón con documentos y fotos -en su mayoría donados por descendientes de italianos- que muestran la vida italiana de quienes emigraron a América.
"Es muy emotivo cuando las personas vienen en grupo a buscar el origen de su familia. Pero muchas veces no tienen dinero para viajar, no tienen tiempo para investigar, o ven que no pueden hacer la investigación a través de la información que hay on line, o les resulta difícil leer un texto escrito a mano o en latín, entonces yo les ofrezco mi trabajo -dice en genealogista-. Muchas personas visitan el cementerio donde están sus ancestros, o buscan la casa que habitaba. A veces cambiaba el nombre de la calle o el número de la casa, entonces no es fácil saber con exactitud cuál es la casa. De todas maneras, para quien va desde Argentina a Italia, a conocer el lugar que habitaban hace cuatro generaciones atrás sus familiares, caminar esas calles y recorrer su pueblo es muy movilizante".
Muchas personas también comienzan la búsqueda de sus antepasados para ver si pueden obtener la ciudadanía italiana. Actualmente, se calcula que hay 80 millones de descendientes italianos en el mundo. Y si bien una ley indica que todo descendiente de italiano, es italiano, es necesario demostrar el origen para que pueda ser otorgada la ciudadanía.

 

Para niños.
Una de las secciones del museo está dedicada a incentivar a los más pequeños a bucear en el pasado de su familia. "Invitamos a los chicos a que les saquen fotos a sus abuelos y les hagan preguntas concretas: ¿Dónde conociste al abuelo? ¿Cuánto tiempo estuvieron de novios? ¿Cómo se llamaba tu abuela? Hablar de la historia familiar, une a la familia. Y es muy agradable tener a un nieto en la falda haciéndote preguntas -continúa-. Hacemos un pequeño árbol con los chicos y buscamos noticias que los motiven a buscar sus raíces, que es lo único que nadie nos podrá quitar".
Casi como instinto de conservación, cada día es mayor el número de personas preocupadas por sus orígenes, por el significado de su apellido o por el fortalecimiento de la colectividad a la que pertenece. El apellido nos habla de un abuelo que llevaba un nombre o sobrenombre, que practicaba un oficio o provenía de cierta localidad. El apellido nos cuenta parte de la historia de nuestra familia y se transforma en el único lazo entre el inmigrante que alguna vez eligió Argentina como destino y la familia que quedó en un país lejano y a la que nos une un mismo origen, la misma sangre, en definitiva, parte de nuestra identidad.
* Comunicadora social

 

Origen de los apellidos
Los apellidos nacen por la necesidad de distinguir a unas personas de otras y censar a la población. En la antigüedad, los ciudadanos eran llamados por su nombre personal, pero cuando la población empezó a crecer, muchos tenían el mismo nombre, entonces se les agregó el apellido.
"Un apellido no nace solamente en un lugar, sino que nace contemporáneamente en varios lugares a la vez -explica Michele Cartusciello-. Los apellidos patronímicos son los que surgen por el nombre de nuestros padres, el hijo de Pascuale, el hijo de Tomaso, así surgen Di Pascuale, Di Tomaso, Di Nardo, por ejemplo".
Otros apellidos surgieron por el aspecto físico de la persona, como "Cesare", que significa "ojos claros" o Rossi, como llamaban a las personas pelirrojas. Y también por las actividades laborales, Bovari, por ejemplo, eran quienes cuidaban el ganado bovino.
También están los apellidos toponímicos, que toman su denominación del lugar en el que vivían o tenían tierras los antepasados: Roma, Salerno, Palermo, incluso muchos precedidos por Di, como Di Nápoli, de Nápoles, o da Vinci, es decir proveniente de Vinci, en Toscana.

 

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