Domingo 21 de abril 2024

El último sueño de Chicha

Redaccion 17/04/2021 - 21.01.hs

En los próximos días saldrá a la venta un libro que recorre la vida y lucha de una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, Chicha Mariani. Su conexión con La Pampa, la búsqueda de su nieta y un sueño inconcluso.

 

Juan Carlos Martínez *

 

María Isabel Chorobick, más conocida como Chicha Mariani, fue fundadora y primera presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, la organización de Derechos Humanos que nació durante la sangrienta dictadura cívico-militar-clerical. Ella y otras once mujeres que le acompañaron el 21 de noviembre de 1977, salieron a las calles de la Argentina en busca de sus hijos y de sus nietos, unos secuestrados y otros arrebatados a sus padres biológicos para ser repartidos como si se tratara de simples mercancías. Su tragedia había comenzado el 24 de noviembre de 1976, cuando un gigantesco operativo militar-policial atacó la casa de La Plata en la que vivían su hijo Daniel Mariani, su esposa Diana Teruggi y la pequeña Clara Anahí, de tres meses de edad. En el ataque fueron asesinados Diana Teruggi y otros cuatro militantes sociales que en aquella casa tenían una precaria imprenta clandestina en la que editaban la revista Evita Montonera que por entonces ya denunciaba los crímenes cometidos por la dictadura. La única sobreviviente del ataque fue la pequeña Clara Anahí, quien pudo salvar su vida por haber sido protegida con mantas en la bañera. Por sólidos testimonios logrados en las investigaciones de Chicha Mariani y las que se hicieron vía judicial, se supo que la niña fue retirada con vida y colocada en uno de los vehículos policiales. Daniel Mariani no se encontraba en su casa el día del ataque, pero siete meses después fue asesinado por la policía cuando intentaba ingresar a la vivienda de unos amigos en la misma ciudad en busca de refugio. Chicha Mariani murió el 20 de agosto de 2018, a los 95 años de edad. Se fue de este mundo sin poder cumplir con el último sueño de su vida: el reencuentro con su nieta. En enero de ese año, seis meses antes de su partida, comencé a escribir mis diálogos con aquella admirable mujer a la que conocía personalmente desde 1984, en plena primavera democrática. Desde un principio pensamos en editar un libro, aunque éramos conscientes que para contar su historia sería necesario un espacio muchísimo mayor en virtud de la riqueza acumulada en su larga lucha en favor de la vida, la justicia y la libertad. Chicha estuvo estrechamente vinculada con La Pampa a través de Enrique Mariani, su esposo, quien nació en Santa Rosa donde pasó los últimos años de su vida. Mariani fue un talentoso músico que llegó a dirigir la orquesta sinfónica del Teatro Colón, constituyéndose en el director más joven de ese centro cultural. También se hizo conocer en diversos países de Europa y ofreció conciertos de alta jerarquía en esta ciudad. Chicha visitó varias veces La Pampa. Una de sus últimas visitas es rememorada en el libro por el periodista y escritor Juan Carlos Pumilla. Los textos que se ofrecen a continuación son una síntesis de «El último sueño de Chicha Mariani», un libro de próxima aparición dedicado fundamentalmente a una de las grandes mujeres de este tiempo y que anticipamos desde las páginas de Caldenia.

 

Comienza la tragedia.
El 24 de noviembre de 1976 fuerzas militares y policiales atacaron la vivienda de la calle 30 entre 55 y 56 de La Plata en la que vivían Diana Teruggi y Daniel Mariani. Allí fueron asesinados Diana Teruggi y cuatro compañeros de militancia: Juan Carlos Peiris, Daniel Mendiburu Elicabe, Roberto Porfirio y Alberto Bossio. Diana fue acribillada por la espalda al pie de un limonero. Una versión decía que la joven cayó cubriendo con su cuerpo a su pequeña hija. Otra versión ubica a la criatura en la bañera cubierta por mantas para protegerla. Lo cierto es que Clara Anahí fue sacada de aquella casa con vida, según testimonios coincidentes, entre ellos el de un ex soldado que aportó datos concretos del momento y la forma en que la niña fue retirada de aquel infierno. Jerarcas de la propia Iglesia Católica le confirmaron a Chicha que «la niña está en buenas manos», y de esa manera ratificaron lo que se supo desde que los militares tomaron por asalto el poder: la participación de la milenaria institución -con sus acciones y con sus omisiones- en el golpe del 24 de marzo de 1976 y con las múltiples atrocidades cometidas por el terrorismo de Estado.

 

El testimonio de Galeano.
En su libro Mujeres, Eduardo Galeano incluyó un capítulo dedicado a Chicha Mariani. El emotivo testimonio del escritor uruguayo expresa lo siguiente: 1976, La Plata. Hincada sobre sus ruinas, una mujer busca alguna cosa que no haya sido destruida. Las fuerzas del orden han arrasado la casa del hijo de María Isabel de Mariani y ella hurga los restos en vano. Lo que no han robado, lo han pulverizado. Solamente un disco, el Réquiem de Verdi, está intacto. María Isabel quisiera encontrar en el revoltijo algún recuerdo de sus hijos y de su nieta, alguna foto o juguete, libro o cenicero o lo que sea. Sus hijos, sospechosos de tener una imprenta clandestina, han sido asesinados a cañonazos. Su nieta de tres meses, botín de guerra, ha sido regalada o vendida por los oficiales.
Es verano, y el olor de la pólvora se mezcla con el aroma de los tilos que florecen. (El aroma de los tilos será por siempre jamás insoportable). María Isabel no tiene quien le acompañe. Ella es madre de subversivos. Los amigos cruzan la vereda o desvían la mirada. El teléfono está mudo. Nadie le dice nada, ni siquiera mentiras. Sin ayuda de nadie va metiendo en cajas los añicos de su casa aniquilada. Bien entrada la noche, saca las cajas a la vereda.
De mañana, muy tempranito, los basureros recogen las cajas, una por una, suavemente, sin golpearlas. Los basureros tratan las cajas con mucho cuidado, sabiendo que están llenas de pedazos de vida rota. Oculta detrás de una ventana, en silencio, María Isabel les agradece esta caricia, que es la única que ha recibido desde que empezó el dolor.

 

Capítulos.
El libro reúne diversos capítulos relacionados con la lucha que los organismos de Derechos Humanos libraron contra la dictadura cívico-militar-clerical. Incluye, también, hechos ocurridos en España bajo la dictadura franquista. Relación que se mantiene a través de familiares de las víctimas residentes en la Argentina que buscan justicia en los tribunales de nuestro país en el marco del principio de justicia universal.
En este libro se escogió la figura de Chicha Mariani por el enorme aporte que hizo en la causa de los derechos humanos, una obra que ha sido reconocida y admirada a nivel internacional.
Además de haber recorrido el mundo científico hasta lograr el método para identificar a los niños robados durante la dictadura, Chicha fue artífice de la creación del Banco Nacional de Datos Genéticos y del Equipo Argentino de Antropología Forense.
Fue testigo clave en los juicios contra torturadores, asesinos y apropiadores de niños.
Involucró a los grandes medios de comunicación por su complicidad con la dictadura, entre ellos a la fallecida propietaria del Grupo Clarín, Ernestina Herrera de Noble, por negarse a los análisis de sangre para establecer la verdadera identidad de los dos menores apropiados durante la dictadura.
Denunció a jueces que daban la espalda al reclamo de las Abuelas como prueba evidente de su complicidad con la dictadura y con los apropiadores de niños.
Dio testimonio sobre la complicidad de la Iglesia Católica con la dictadura y reclamó al Vaticano que entregara los documentos que guarda bajo siete llaves sobre el destino de los miles de desaparecidos, entre ellos los niños arrancados a sus padres biológicos.
«Yo lo que quiero no es un rosario sino que me diga dónde está mi nieta», dijo al recibir un rosario bendecido por el Papa Francisco, el argentino Jorge Bergoglio.
«Nunca recuperamos un niño con la ayuda de la Iglesia», solía repetir a modo de reproche cada vez que recordaba la negativa que recibió de los jerarcas de la milenaria institución cada vez que acudía a ellos en demanda de ayuda para encontrar a sus nietos.
Hasta el último minuto de su existencia, Chicha trabajó en la causa a la que consagró la mitad de su vida.
Cuarenta y dos años buscando a su nieta por todos los rincones de la tierra.
Pero se fue de este mundo sin concretar el último sueño de su vida.

 

* Periodista

 

DESTACADO:

 

«Chicha Mariani murió el 20 de agosto de 2018, a los 95 años de edad. Se fue de este mundo sin poder cumplir con el último sueño de su vida: el reencuentro con su nieta.»

 

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