Jueves 11 de abril 2024

Imaginación ante la adversidad

Redacción Avances 07/02/2021 - 09.07.hs

Para muchos técnicos de hoy, algunas anécdotas de cómo se resolvía la inmediatez en otros tiempos: la nota al aire en la tele, la salida del diario en unas horas, la transmisión en vivo por la radio o la búsqueda de repuestos de proyección de cine parecen cuentos exagerados.

 

Walter Geringer *

 

En los comienzos de la televisión en La Pampa en los años ‘70 las notas de exteriores para el noticiero de la noche eran una aventura, revelando la cinta de cine en unos tambores abiertos en un improvisado laboratorio, como rememoraba Roberto Ramonda (1) “Tengo muchas anécdotas de mi época en Canal 3, todavía no había sistemas de video y hacíamos los reportajes, las notas o las coberturas de noticias en película de cine, en 16 milímetros con una cámara Bolex a cuerda. La escena máxima duraba 30 segundos, que era el tiempo que duraba la cuerda. ¡Y después de filmar la nota, nos encerrábamos en el laboratorio y nosotros mismos revelábamos el material, escribíamos la nota y la leíamos al aire!”.
Era una época en la que pudimos ver una pelea de Monzón casi en simultáneo, apenas unas horas después. La cinta llegaba en avión, la espera era casi angustiosa, aunque conocíamos el resultado la novedad era verla ese mismo día, unas horas después. Una cámara tomaba en vivo el momento en el que llegaba el móvil con el paquete al estacionamiento del Canal 3 y, casi a la medianoche, las familias pampeanas disfrutamos del combate. O con la cantidad de cartas con dibujos de los chicos pampeanos que recibían en el Canal, consecuencia de los programas infantiles porteños que se emitían, “La Luna de Canela” o “Juguetín Juguetón” por ejemplo, el Canal 3 hacía un micro propio durante esos programas para mostrarlos en cámara. Oscar García me recordó que eran conducidos por la primera locutora del 3, Mabel González.
¡Y ya les contaré cuando esperábamos “microondas”!

 

Exteriores de las radios.
Julio César Espinosa, un querido y reconocido técnico electromecánico santarroseño, al que le debemos muchas soluciones a muuuchas situaciones de emergencia en diferentes ámbitos: que se reanuden funciones de cine en minutos, la salida de este diario a tiempo aunque tenga que sujetar dos cables con la mano, la vuelta a la normalidad de una transmisión de radio… ¡hasta se ha colgado del techo del viejo Cine Don Bosco para hacer andar los telones de la gigantesca pantalla que tenía!. Un verdadero y salvador MacGyver (2). Julio recuerda sobre las transmisiones de radio, también en los ‘70: “En Santa Rosa se hacía con cableados, con líneas físicas, desde la radio hasta los lugares donde siempre había espectáculos. Había por ejemplo un cableado desde LU33 que estaba en la Av. San Martín hasta el club Santa Rosa que estaba atrás, otro a Radio Nacional, de allí al Club Español. Eran cables telefónicos, en esos tiempos el teléfono era de línea, no había celulares. Se iba al lugar del evento con una consolita, que no es más que un amplificador de audio, y la señal, de 0db, se mandaba a la radio por ese cablecito. Si se llegaba a cortar, que más de una vez ocurrió, ¡no había transmisión!. Muchas veces había que acortar el camino y los cables se pasaban por arriba de las casas de los vecinos. Ya había VHF, pero eran grandotes y balbulares, difíciles de llevar. Tenías que poner una antena, los receptores eran muy duros y precisabas una potencia terrible. Las señales que salían limpitas eran por línea, eran impecables. Si la transmisión era en otra localidad se usaba una línea que se pedía en aquel entonces a Entel: una línea muerta que se llamaba puerta-a-puerta, desde el lugar del evento hasta la oficina de la telefónica del pueblo, de allí a la central de Santa Rosa y de ahí a la radio. Era ideal y una señal muy muy limpia, pero era carísima, por eso se trataba de usar transmisores de radioaficionados, en una banda de frecuencia distinta de la que usan ellos. Recuerdo que una vez fuimos a Mendoza con mi padre (Don Julio Espinosa), yo tendría quince o dieciséis años, para hacer la transmisión en directo de un partido de fútbol entre All Boys y General Alvear de Mendoza. Llevamos el transmisor en una camioneta de lo grande y pesado que era. Cuando llegamos lo subimos a las cabinas arriba de las tribunas de la cancha para que se haga la transmisión desde allí, y a horas del inicio del partido se nos rompió el cristal, el aparatito que determina la frecuencia, unos 5500 kilociclos más o menos, un cristal oscila en esa frecuencia. Con el cristal roto, no se podía transmitir, con semejante esfuerzo que habíamos hecho… el viaje, subiendo el equipo… ¡nada había servido!. Entonces a mi viejo se le ocurrió contactarse con un radioaficionado de Gral. Alvear que se conocían por radio y le pidió un OFV –oscilador de frecuencia variable– que hace lo mismo que el cristal. Así que, diez o quince minutos antes de que comenzara el partido empezamos a transmitir en directo. Es totalmente destacable el conocimiento, la viveza, la predisposición y la pasión de mi padre, que tenía sólo 6º grado y había estudiado electrónica por correspondencia”.

 

Fábrica de proyectores.
Imaginación ante la adversidad –comentaban Jorge Etchenique y Cristhian Pena en “Apuntes para una historia del cine en el Territorio Nacional de La Pampa”–: “Otra de las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial para la industria cinematográfica argentina fue el cierre de las casas comerciales que vendían proyectores en Capital Federal. El desafío de superar esa limitación alentó a los hermanos Ferrero de General Pico, los que desde su taller de radio-electricidad estudiaban la manera de construir un proyector de cine, eliminando los dispositivos técnicos de difícil elaboración. El arduo proceso de estudio e invención se coronó con un aparato que patentaron, con el apoyo económico de la empresa Phillips. El 27 de mayo de 1943, las pruebas dieron un resultado satisfactorio y de ese modo se aceleraron los contactos para instalar la fábrica en General Pico. Efectivamente, la empresa Phillips aceptó las conclusiones de esa primera prueba y los Ferrero tuvieron finalmente su fábrica, considerada entonces la primera de ese tipo en Sudamérica. El establecimiento no permaneció en pie mucho tiempo, pero el Centro Cultural Maracó de esa ciudad, a cargo de Rosita La Gioiosa, mantiene en exposición alguno de aquellos proyectores símbolo de lo que pueden producir las iniciativas nacionales, cuando se restringe el abastecimiento externo”.
El libro fue editado en noviembre de 2003, y el Centro Cultural Maracó hoy no lo tiene en inventario ni expuesto.

 

¡Lo atamos con alambre!
Como dice Julio César Espinosa: “Mucha gente tiene la condición de analizar la situación, darse cuenta y salir del paso; eso es muy de argentino, tratar de salir del paso ante la situación más adversa”.

 

(1) En un reportaje para Caldenia “El Cine de los Curas”. Ramonda, locutor y realizador pampeano, primer conductor del ciclo Jueves de Cine en televisión, falleció en 2019.
(2) MacGyver es una serie estadounidense de los ’80 en la que el agente protagonista resolvía los problemas usando sus conocimientos científicos y cualquier elemento cotidiano que tuviera cerca. ¡Podía hacer una bomba con un chicle y jabón en polvo!

 

  • Programador de cine
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