La revolución de los rosados
Miércoles 06 de marzo 2024

La revolución de los rosados

Redaccion 22/03/2020 - 11.32.hs

Ninguneados por los consumidores, sin encontrar su lugar en el mercado, los nuevos rosados argentinos van encontrando su lugar en un contexto de dualidad entre la baja del consumo y el aumento de la calidad.

 

Víctor Beascochea*

 

La realidad del vino argentino se encuentra viviendo una paradoja.Por un lado, la caída constante del consumo anual per cápita, yaque de los techos históricos alcanzados a finales de la década delsetenta –con casi noventa litros de vino por persona– se llegóal piso de dieciocho, promediando esta segunda década del siglo XXI.Es que nuestra bebida nacional fue desapareciendo de a poco de laescena diaria de la mesa de los argentinos para convertirse en bebidade ocasión, y en algunos casos, exclusiva de ciertos “nichos”específicos de esnobismo y erudición. Sumado a esto, bebidas comola cerveza y el fernet han sabido adaptarse mejor a las nuevassituaciones de consumo.

 

¿Por qué digo paradoja? Porque por el otro lado, la escena de lavitivinicultura nacional está pasando, sin duda alguna, por el mejormomento de su historia en cuanto a calidad del producto final.

 

El incremento de tecnología en viñas y bodegas, la identificacióny segmentación de los distintos tipos de suelos, regiones ymicro-regiones, la consolidación del malbec, tanto en el mercadointerno como de sello ante en el mundo, la amplitud de estilos a lahora de vinificar, entre otras cuestiones, son las que marcan estatendencia.

 

Tendencias de consumo. Ante esta dualidad en la que se mueveel vino argentino, uno de los caminos que han encontrado las bodegasy productores es la de pensar y adaptarse a las nuevas tendencias deconsumo sin perder la calidad alcanzada en esta última década, porel contrario consolidándola a pasos firmes. Alcoholes más bajos,vinos más frescos, diferentes formatos (como el vino tirado y laslatas) son algunas de las respuestas.

 

Y acá es donde se presenta uno de los mayores cambios que sorprendecada día más a propios y extraños: los vinos rosados. Durantemuchos años en Argentina este estilo de vinos tuvo un lugar muyrezagado en la industria del vino y en los consumidores.

 

Es que desde su concepción consistían en sub-productos de los vinostintos, hijos de las sangrías (esto significa que una parte delprensado de esas uvas tintas eran lo que daban vida a este estilo devinos), y hasta, en algunos casos, eran productos de la mezcla devinos tintos con vinos blancos, dando como resultado rosados decolores intensos, casi rojos, de alta graduación alcohólica y demucha estructura tánica que nunca fueron del todo aceptados por losconsumidores.

 

El primer y más importante de los cambios es que ahora se piensancomo productos en sí. Comenzando desde la viña, los productoresseleccionan una parte de sus uvas tintas para realizar cosechas mástempranas en las que buscan menos concentración de azúcares quepermitan conservar una mayor acidez natural y menos graduaciónalcohólica.

 

Siguiendo en la bodega, gracias a la mayor tecnología que posibilitaque, en tanques de acero inoxidable se produzcan maceraciones enfrío, controlando la temperatura para retrasar tanto el trabajo delas levaduras como, por ende, el inicio de la fermentaciónalcohólica. Así es también que los enólogos pueden manejar elcontacto de los hollejos, de donde deviene el color, con el mosto(zumo de la uva). Obteniendo como resultado productos de mayorcalidad y precisión enológica.

 

Comodines para maridar con casi cualquier comida, hoy los rosadosargentinos cuentan con una gran paleta aromática, mucha frescura,alcoholes bajos, que los vuelven más fáciles de beber pero sinperder estructura y untuosidad en boca convirtiéndolos en perfectosacompañantes para todo tipo de situaciones. A buscarlos en lasgóndolas y, por supuesto, a probar. ¡Salú!

 

*Especialista en vinos – Embajador de marcas

 

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