Martes 09 de abril 2024

Lorca, el poeta del alma

Redaccion 15/11/2020 - 08.00.hs

El célebre dramaturgo español es el mayor referente de la literatura del siglo XX. Consiguió narrar magistralmente la tragedia, a través del sufrir de sus personajes y la grandeza del ser humano.
Eduardo Rodríguez Baz *
Algunos poetas traspasan las barreras del tiempo y consiguen ser apreciados en épocas muy distintas de aquellas en las que escribieron sus obras. Federico García Lorca es uno de ellos.
Miembro de la mítica Generación del 27, el célebre dramaturgo es el mayor referente de la literatura española del siglo XX.
Hizo de su obra literaria su biografía, una suma de sentimientos y emociones propios. Consiguió narrar magistralmente la tragedia, a través del dolorido sufrir de sus personajes, y la grandeza del ser humano.
Nació el 5 de junio de 1898 en el pueblo de Fuente Vaqueros, Granada. Su vida fue breve, tan breve que realmente sólo se puede hablar de su infancia, adolescencia y juventud. No alcanzó la madurez. No le dejaron.
Hijo de un labrador acomodado y de una maestra de pueblo, heredó del primero la pasión, y de la segunda, la inteligencia y la sensibilidad.
Se traslada a Madrid en 1919, a la Residencia de Estudiantes, va a cursar dos carreras universitarias: Derecho y Filosofía y Letras.
Termina, mal que bien, en 1923, la primera, que no llegará a ejercer; a pesar de su gran afición por la literatura, nunca terminará la segunda. Su vida transcurre entre música, poesía, literatura y actividad creadora y cultural.

 

Lenguaje inconfundible.
Por la Residencia de Estudiantes pasaron figuras de la talla de Albert Einstein, John Maynard Keynes o Marie Curie, personajes que influyeron enormemente en la formación intelectual de Lorca.
Según palabras de su amigo Adolfo Salazar, conocer a Luis Buñuel, Rafael Alberti o Salvador Dalí supuso para Federico huir del tedio intelectual que tanto odiaba.
En general, su obra, que puede agruparse en farsas, comedias, tragedias y dramas, se inscribe en el dramatismo y el realismo político, inspirado en temas como el amor, la esterilidad, la infancia y la muerte.
Como dramaturgo, Lorca está considerado -junto con Valle-Inclán y Buero Vallejo- una de las cimas del teatro español del siglo XX, para el cual escribió numerosas obras, entre las que sobresalen Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alba.
Aportó a la literatura un lenguaje personal, único e inconfundible, basado en la asimilación de elementos y formas populares combinados con audaces metáforas, y con una estética literaria exquisita.
La admiración por su obra se debe, en esencia, a la intensidad emocional y la brillantez metafórica inherente a ella.
Hizo de los símbolos, la metáfora y la utopía su emblema, utilizándolos frecuentemente en su poesía. Y éstos se refieren muy habitualmente, y casi de forma premonitoria, a la muerte.
Una profunda crisis emocional lleva a Lorca a trasladarse a Nueva York en 1929. De su estancia, nacerá su libro Poeta en Nueva York, cuya publicación se retrasará por el estallido de la Guerra Civil (1936-1939) española.
El poema se presenta como una crítica a la civilización capitalista, a la injusticia y la discriminación de esta sociedad, enfatizando en la soledad del individuo y en la marginalización humana.
Denuncia la esclavitud que hay detrás de la deslumbrante fachada de la ciudad de los rascacielos, el trasfondo trágico de una civilización explotadora.

 

Travesías culturales.
Pero no todo fueron experiencias negativas, su estancia en Nueva York le aportó una gran ampliación de sus perspectivas humanas, sobre todo ante la extraordinaria variedad de razas, religiones y formas de vida con las que allí se topó.
Su posterior travesía cultural por América (Cuba, Argentina, Uruguay) le reportó algún tipo de satisfacción profesional y una idea más universal del arte, permitiéndole descreer de las fronteras políticas y sentirse «hombre del mundo y hermano de todos».
Al regresar a España en 1930, Lorca se impone como dramaturgo: Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín (1933), Bodas de sangre (1934), Yerma (1934) y el famoso drama contra el autoritarismo, La casa de Bernarda Alba (1945), son algunas de sus obras más destacadas.
Hizo un viaje a Barcelona para dirigir algunas de sus obras, recitar sus poemas y dar conferencias, visitó Valencia y siguió representando obras con la compañía teatral universitaria La Barraca.
El tema de la marginalidad sigue estando presente en su teatro, poniendo de relieve la importancia de los instintos humanos frente a las normas sociales, es en este momento cuando en España se empieza a vivir una época de violencia e intolerancia. Estaba a punto de estallar la Guerra Civil.
Desde los sectores más reaccionarios se seguía con fuerza la campaña de desprestigio y odio hacia el régimen democrático republicano y sus partidarios.

 

Muerte trágica.
Lorca, por su amistad con personajes progresistas como Fernando de los Ríos o Alberti, fue ya señalado por una parte de la prensa más conservadora y desde 1935 considerado un enemigo de la derecha y aludían a su homosexualidad de modo despectivo y amenazante.
Colombia y México, cuyos embajadores previeron que el poeta granadino podía ser víctima de un atentado debido a su puesto de funcionario de la República, le ofrecieron el exilio, pero rechazó las ofertas.
Se dirigió a la Huerta de San Vicente para reunirse con su familia. Llegó allí el 14 de julio de 1936 y se instaló en casa de los padres de su amigo Luis Rosales (poeta de corte falangista).
Se acusaba al poeta de «ser espía de los rusos, estar en contacto con estos por radio, haber sido secretario de Fernando de los Ríos y ser homosexual».
Fue fusilado en la madrugada del 18 de agosto, en el camino que va de Víznar a Alfacar. Su cuerpo, que jamás se recuperó, permanece enterrado en una fosa común anónima en algún lugar de esos parajes.
Aquella España no entendió la grandeza del poeta andaluz. Fue asesinado en su Granada natal, posiblemente por su condición de republicano, por su izquierdismo, su falta de convencionalismo, o porque molestaba.
Y escribió Antonio Machado:
«Se le vio, caminando entre fusiles, por una calle larga, salir al campo frío, aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico cuando la luz asomaba. El pelotón de verdugos no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos; rezaron: Âíni Dios te salva! Muerto cayó Federico -sangre en la frente y plomo en las entrañas-. Que fue en Granada el crimen sabed -Âípobre Granada!-, en su Granada».
Para la historia queda la obra universal de Lorca, el «poeta mártir», símbolo contra el franquismo y el odio, silenciada en todo lo posible durante la dictadura de Francisco Franco, período transcurrido entre el golpe de Estado que encabezó en 1936 y su muerte en 1975.

 

* Prensa Latina en España

 

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