“Rocketman”, una leyenda musical hecha película
Miércoles 06 de marzo 2024

“Rocketman”, una leyenda musical hecha película

Redacción Avances 11/10/2020 - 13.35.hs

La moda de biopics musicales no parece desacelerar y la historia de Elton John, deja a su audiencia fascinada y alucinada con “Rocketman”.

 

Alejandro Bazán *

 

Existe hoy en Hollywood una nueva moda de recrear las vidas de los músicos en forma de película, conocidas como biopics musicales. Tras cintas como Ray (Jamie Foxx como Ray Charles) o Walk the Line (Joaquin Phoenix como Johnny Cash), hoy en día se intenta replicar la fórmula del cine de superhéroes que demostró ser colosalmente exitosa y que a la vez apela al público masivo. Algunas obviando contenido gráfico como desnudos, abuso de drogas y violencia (Bohemian Rhapsody), pero otras se atreven a desafiar la limitación exclusiva del público mayor de 18 años y no aplican restricciones de ningún tipo al guión, como sucede en el caso de “Rocketman”, una decisión que de a poco va tomando peso y probando su valía estreno tras estreno.

 

Dexter Fletcher, quien ya había trabajado para finalizar la producción de la biopic de Freddie Mercury, un año previo, fue contratado para traer a la pantalla grande, la historia de otra leyenda musical, Elton John. El elegido para encarnar al excéntrico músico fue Taron Egerton, en su segunda colaboración con el director tras Eddie the Eagle, con una creciente reputación en Hollywood, y quien terminó consagrándose definitivamente con este rol, el cual le valió una nominación a los premios de la academia como mejor actor principal.

 

La fórmula ganadora.

 

Por supuesto, la música de Elton John es una garantía para tener un soundtrack de primer nivel. Un artista que fue de los más grandes de la historia de la música consigue en “Rocketman”, no tanto una película, sino más bien un documental disfrazado de musical. Es evidente la falta de una historia puntual cuando el guión carece de un clímax o momento cúlmine al cual la narración va construyendo un camino y esa carencia termina evidenciando lo que en realidad es dicho guión, una recolección de sucesos independientes que forman al final del día, la historia del músico. Lógicamente el elemento emocional se pierde o al menos no se consigue con el mismo impacto, ya que es cierto que existen momentos sentimentales pero de menor peso. Taron Egerton es quien más exposición tiene y logra ser lo mejor de la película. Su entrega total evidencia un talento que tiene el actor para transmitir y actuar con su voz, su motricidad y hasta con un diminuto gesto. Siendo él también el encargado de cantar todas las canciones, se advierte la dedicación de este joven actor a quien desde ahora habrá que seguir de cerca.

 

Ingenio narrativo.

 

“Rocketman” elige dos espacios temporales para contar su relato. El primero, de Elton llegando a terapia de Alcohólicos Anónimos en su disfraz de showman y el cual desemboca en el segundo espacio, gracias a la recapitulación del mismo músico sobre su vida, la cual aprendemos por su memoria. Es interesante la decisión del director en la forma en la que plantea ambas líneas de tiempo, ya que a medida que avanza la trama y vamos conociendo a Elton y su propia historia, desde lo más íntimo, aquel agotado y perdido músico en terapia va, escena tras escena, perdiendo una parte de su disfraz, hasta quedar semidesnudo, literal y metafóricamente hablando, ante los ojos del espectador. El rol de los disfraces es constantemente aparente ya que a menudo se contrastan las dos personalidades del artista, quien de hecho cambió su nombre para aparecer en los escenarios. Pero también forman parte de un trabajo de vestuario espléndido y hacen de cada secuencia musical una jovial combinación de colores, música y fotografía electrizante.

 

“Rocketman” fue, sin dudas, un total acierto, gracias a la mezcla de géneros cinematográficos, algo que la hace resaltar dentro de las películas sobre músicos. En cuanto a guión se refiere, el paralelismo con las historias de orígenes de superhéroes que abarcan al pie de la letra el modelo de camino del héroe, de seguro hará que estas historias sufran de narrativas muy similares, particularmente cuando se trata de la industria de la música, donde el mayor obstáculo suele ser el exceso y abuso de drogas y alcohol. Entrará entonces el ingenio de cada director para aportar algún tipo de originalidad al relato y afortunadamente, “Rocketman” la tiene.

 

* Estudiante de Crítica de Artes – Universidad Nacional de las Artes

 

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