Sabado 27 de abril 2024

El arte de ver lo que no todos vemos

Redaccion Avances 17/03/2024 - 12.00.hs

Luego de siete ediciones argentinas de Paisanita Editora, el libro de Inés Ulanovsky “Las fotos” es publicado en España por Comisura. Su padre, reconocido periodista y escritor, se refiere al libro y a la forma en que la pasión de su hija fotógrafa e investigadora fotográfica deviene escritura.

 

Carlos Ulanovsky *

 

He tomado un compromiso crucial: escribir con fervor y amor sobre un libro que escribió mi hija Inés. Esta nota merecería titularse ¡Al diablo con la objetividad periodística! Ya verán: no me costará nada honrar ese título posible. Después no digan que no les avisé.

 

El libro en cuestión, llamado Las fotos, apareció en Buenos Aires, editado por Paisanita en mayo del 2020 y desde entonces (pandemia en plena ebullición) ya tuvo siete vidas literarias. A fines de 2023 apareció en España publicado por Comisura en una edición revisada y ampliada. El 16 de este mes se presentará en Madrid y el 21 será bienvenido en Barcelona.

 

“Fotos tuyas” fue su primer libro en solitario: familiares de desaparecidas y desaparecidos los perpetuaban desde fotografías, en ocasiones las únicas que habían sobrevivido a cada calvario. “Algunas madres también se mueren”, tributo a su mamá -maestra, fallecida en 2005- es el texto que nunca hubiera querido escribir y que ya desde el título conmociona.

 

En otro libro mostró una Escuela de Mecánica de la Armada con detalles desconocidos y que permitían entender un poco más ese lugar tenebroso.

 

Armó ensayos como Archivos Incompletos, con Lucila Quieto; colgó tomas propias en la fotogalería del Teatro San Martín; estudió Diseño de Imagen y Sonido en la Universidad de Buenos Aires y cursó la maestría de Escritura Creativa en la Universidad Nacional de Tres de Febrero, donde se recibió con aplausos, medalla y beso. Hablando de aplausos, en 2019 ganó el premio Leamos, de Crónica Breve en el marco del Festival Basado en Hechos Reales. Es la mamá de los adolescentes Bruno y Carmela, mis nietos, es fan de Charly García, a quien pudo fotografiar en dos ocasiones, la última cuando García festejó su cumpleaños 70 en el Centro Kirchner y, algo muy importante, también respeta la identidad racinguista. Actualmente trabaja en el Museo del Libro y de la Lengua buscando y encontrando contenidos para las exposiciones que se hacen en ese lugar y también es docente, de la materia Ensayo dentro de la Licenciatura de Fotografía en la Universidad Nacional de San Martín.

 

Lo que puede una foto.

 

El punto de partida de “Las fotos” son fotografías que cuentan algo que -para bien, para mal- alguna vez ocurrió. En sus años de ensuciarse los dedos en archivos blanco y negro, se transformó en una experta en descifrar las marcas de origen de una foto. Y aprendió a hacerlo sin negar, cuestionar o juzgar, entendiendo que el resto -destacar lo evidente- lo harán las fotos. Que no es poco.

 

Para ella un archivo nunca fue un cementerio de papeles sino “espacios llenos de tesoros que esperan ser descubiertos”. Se puso en contacto con ellos por razones profesionales, y también, entendiendo que tienen “la capacidad de atravesar universos sociales, políticos, personales, íntimos, históricos, familiares, materiales y simbólicos”. Frente a una fotografía descubierta por pura casualidad o recogida en la calle e incluso en alguna bolsa de basura puede haber reacciones diferentes. Con una sonrisa piadosa, ignorarla o permanecer indiferente o valorar y abrazar el hallazgo entendiendo, como lo demuestra Inés en el libro, que cada fragmento de vida pasada puede transformarse en historia, en literatura, en memoria.

 

En la edición, María Moreno reconoce: “Texto y fotos son también performáticos. Recrean una y otra vez el momento en que, ni la ciencia ni la técnica pueden explicar: cómo, desde el fondo de una cubeta, en una hoja en blanco va emergiendo una imagen. Pura magia”, admite. Los responsables de la preciosa edición española transitan la misma línea de pensamiento de Moreno. “El nuevo diseño pretende hacer énfasis sobre la magia de la fotografía analógica. Ese momento en el que sobre el papel blanco emerge una imagen… la plata utilizada en cubierta y contracubierta también son un guiño al revelado”.

 

Todo se transforma.

 

En el año 2003 Inés encontró en su archivo personal una foto que sería el gen de este libro. Descubrió que le había sacado una foto a quien -en ese momento era su marido- antes de conocerlo. Otro capítulo, titulado “La fotógrafa” recupera fotos de quien la guió hasta el imaginario de la fotografía. Inés hizo una transición similar a la de su mamá. Comenzó a distanciarse de la fotografía hasta encontrar en la escritura su nueva casa creativa. La casa de sus vecinos Ema y Tito ya fue demolida pero cuando la vaciaron, entre los objetos desechados, Inés rescató 43 diapositivas a las que guardó, curó y sanó.

 

La bella mujer del capítulo “Dos fotos nuevas para Eva” es mi mamá biológica infelizmente fallecida tres meses después de mi nacimiento. A mí no me bastaron una larga vida y 30 años de terapia para ver todo lo que Inés vio y descubrió en esas tomas fechadas en la Mar del Plata de 1941. También me resulta conmovedor que una de esas instantáneas ilustre la tapa del libro.

 

Varios capítulos se basan en descubrimientos fortuitos. Mariano Libertella pertenece al equipo de Negativos encontrados. Con frecuencia se tropieza en distintos barrios de la ciudad con fotografías en situación de calle. Sensible como es les presta auxilio y atención y como si fuera poco hace lo necesario para que vuelvan a manos de familiares. Figura en el libro la famosa foto con la que los hermanos Diego y Nicolás Forero inmortalizaron en 1931 a 14 intelectuales argentinos integrantes del Grupo Sur. También está presente en el libro la proeza del fotógrafo Daniel Muchiut que durante 18 años siguió por distintos lugares de Chivilcoy a Oscar, un hombre que vivía como indigente a la intemperie entre perros y bolsas de basura. La imagen de Oscar llegó hasta sus hermanos Irma y Raúl y por fin, en 2017, pudieron reencontrarse luego de ser separados al nacer en Puerto Piray, Misiones.

 

La historia de la investigadora y documentalista Cecilia Priego es alucinante. Con un temperamento de investigadora desde niña un día descubrió en una caja de seguridad a la que solo tenía acceso su padre la foto de una niña casi idéntica pero que no era ella. Lo que debía permanecer invisibilizado y quedó expuesto desnudó un secreto familiar. La foto que Estrella Herrera le tomó en la temporada marplatense a Dimas Peña y a su mujer Corita y su desenlace, hasta hoy, es la semilla de un argumento cinematográfico. Corita falleció poco después de que el matrimonio hubiera aparecido, feliz y vital, montados en una moto y reproducida en la revista Lugares. De similar naturaleza sentimental es el relato del capítulo “Sudestada”, en el que Andrés, el padre de Maia Gattás Vargas y pescador desafiador de tormentas, se pierde en el río y desata posteriores intrigas, coincidencias y misterios.

 

Otros pasajes del libro se relacionan con la siempre inquietante vida política argentina. El reportero gráfico Alfredo Mazzorotolo fue uno de los cinco fotógrafos personales de Evita. En 1955, luego del golpe que derroca al presidente Perón en una operación de necesidad y urgencia, entierra en un campo familiar ubicado a 450 kilómetros de Buenos Aires miles de fotos. En 1975 las desentierra y las esconde en cajas de zapato en su domicilio. Tras su muerte, en 1984, María Teresa, su hija cuida la obra paterna de características únicas y valor incalculable.

 

 

Daniel Bibiano reconoció a su padre, Pedro Tomás, militante desaparecido. Eso ocurrió gracias a un operativo de rescate de documentación militar y policial. Sobre esa base Lucila Quieto e Inés desde la fototeca de la Asociación de Reporteros Gráficos de la Argentina (ARGRA) pusieron en valor esos materiales. El papá de Mariana Eva Sala, llamado Néstor Carlos Sala y apodado “El Tiburón”, fue una de las 22 víctimas de la masacre de Margarita Belén, Chaco. En 2019, mientras se desarrollaba el juicio a los responsables de la matanza, un hombre le restituyó a Mariana una foto de su infancia y que había permanecido bien guardada durante 35 años.

 

De ese modo Mariana supo que había vivido en la casa de ese hombre (llamado Edgardo) en donde había sido cuidada como una hija. En la jornada anterior al alegremente célebre 25 de mayo de 1973, Alicia Sanguinetti por entonces presa por su militancia en el Partido Revolucionario de los Trabajadores, tomó con una máquina que había entrado su hermano, los 26 fotogramas mientras en el interior de la cárcel se preparaban para el Devotazo. Ya en libertad se lo entregó a la madre, la famosa fotógrafa Annemarie Heinrich, que lo conservó sin revelar. Luego de otras vicisitudes carcelarias Alicia recuperó el rollo en 1983 y descubrió que esos registros tenían un altísimo valor testimonial.

 

El epílogo del libro es imperdible. Allí, la autora no olvida a personas y fotos, los verdaderos protagonistas de este libro. El conjunto, pone en valor, en imagen y en escritura los rincones silenciados de las fotos.

 

Hasta aquí llegué. Será hasta la próxima vez, cuando, como Inés expresa en Un final: “la narradora del texto, que escribe sobre fotos encontradas, encuentra fotos”.

 

 

Ahora, la escritura

 

Hizo de todo en su joven vida esta Ulanovsky, heredera confiable por parte de madre (fotógrafa, cronista y escritora), de padre (periodista y escritor) y de hermana (diseñadora gráfica y descubridora de nuevas tendencias). Durante su adolescencia se ocupó de ordenar parte de mi archivo periodístico y comenzó a asimilar que su mamá, fotógrafa, le facilitó en lo que para Inés siguen siendo gloriosos tiempos analógicos.

 

Más adelante, con su hermana (desde el estudio de diseño Zkysky) debutó sacando boleto ida y vuelta con El libro de los colectivos (2005). Fue productora de radio y televisión, trabajó en la sección Fotografía del diario Clarín e integró fecundos equipos en el Archivo de Abuelas de Plaza de Mayo, en el Archivo Nacional de la Memoria y en la Fototeca de la Asociación de Reporteros Gráficos de la Argentina (la ARGRA).

 

Parecía estrictamente encaminada hacia la avenida de los negativos, pero en alguna esquina, por puro deseo, la imagen se le volvió escritura.

 

* Periodista y escritor para Tiempo Argentino

 

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