Viernes 29 de marzo 2024

«El periodismo fue muy importante»

Redaccion 26/07/2020 - 21.53.hs

El escritor Walter Cazenave destacó el rol que periodistas y artistas tuvieron, incluso antes que la dirigencia política de la provincia, en la visibilización del drama causado por el corte del río Atuel. En una rica entrevista que concedió el miércoles pasado a La Parte y el Todo, por CPEtv, repasó anécdotas que revelan el impacto que generaba el caso, ocultado sistemáticamente por Mendoza, en figuras de la intelectualidad, el periodismo y el arte de nuestro país.
«El papel del periodismo fue muy importante, haciendo una salvedad que se repite en todas las instancias de la provincia: más que nada el periodismo santarroseño, que siempre fue sensible a La Pampa profunda. Esto sin agravio para el del norte de la provincia. Ese periodismo escrito estuvo vigente en la defensa de los ríos y estuvo, sobre todo, clarificador del problema, porque la hidrografía del Atuel no es algo muy sencillo», explicó.

 

Argentina Secreta.
El docente e investigador de la UNLPam resaltó además el paso del poeta Edgar Morisoli -fallecido recientemente- por el Ente Provincial del Río Colorado, organismo al que le dio su impronta pionera en la lucha por los ríos, situación que lo impulsó a buscar que la denuncia del río robado trascendiera los límites pampeanos.
«Una vez le dijimos (a Edgar) por qué no probar con Historias de la Argentina Secreta (NdR: el multipremiado programa televisivo de formato documental que conducían Otelo Borroni y Roberto Vacca en la televisión porteña), que en ese momento era un programa muy premiado. Uno de los más vistos de la televisión en el país. Y para sorpresa de todos, a Roberto Vacca, que era el que lo dirigía, le gustó muchísimo el tema, tanto que volvió otra vez, e hizo la primera concepción general para la televisión que, en ese momento, era el medio más trascendente», relató.
Cazenave recordó, además, el malestar que generó en Mendoza el documental sobre el río Atuel. «Me acuerdo que salieron los diarios mendocinos, que en ese momento le daban poca importancia a La Pampa, porque no trascendía con su problema de los ríos, además venía de ser un territorio nacional hacía algunos años», dijo.

 

-¿La preocupación de los periodistas por el Atuel fue anterior a la de las autoridades pampeanas?
-Yo creo que anterior, lo mismo que la de los artistas.

 

-Sobre todo porque el periodismo y los artistas fueron preparando el terreno desde el conocimiento y también desde la emoción. Recuerdo que las plumas de La Arena, entre las que te contabas vos, tenían un gran apasionamiento por contar cómo Mendoza había operado para que ese río dejara de correr, pero a la noche uno iba al Camaruco y escuchaba a alguno de los Díaz cantar lo que luego se conoció como el Cancionero de los Ríos y la historia le entraba por la razón y por el corazón.
-Santa Rosa, en esos años, tuvo dos privilegios: una generación de periodistas realmente notable, a la que junto con el oficio bien hecho se le adjuntaba la emoción, el sentimiento, que fue capaz de captar eso diluido que estaba en la masa del pueblo, que sabía del Atuel pero nadie lo manejaba bien. Esa gente le dio sistema y razón a eso. Y por otro lado hubo una generación de artistas, fundamentalmente músicos y poetas, pero también pintores y gente de la danza, que interpretaron ese mismo sentimiento hacia el arte.

 

La zamba de Castilla.
Otro de los hitos que recordó el escritor está vinculado directamente con el arte. «Siempre me cuido de hacer presente a Manuel Castilla, que vino en 1959, con Los Fronterizos, y se quedó impresionado», dijo.

 

-Castilla es el que nos legó en 1959 la Zamba del Río Robado. ¿Es cierto que la escribió en un día, aquí mismo?
-Yo tengo la misma versión. Que en uno de los tantos asados pidió precisiones y que uno de los que se las dio fue León Nicanoff.

 

-Un periodista de La Arena.
-Una columna de La Arena. Yo tuve la oportunidad de hablar con Castilla en Salta y cuando le recordé esos años y esos poemas, medio que se emocionó y me hizo recitarle ese poema nuevamente. «Cuando cortan el Atuel, viene sin agua el Salado». Además, esas imágenes tan bonitas: «Santa Isabel por el cielo, sentida te está esperando». Bueno, eso en un poeta culto, un gran poeta como Castilla, un gran poeta que hizo cantar a todo el país, pero al mismo tiempo había cantores de índole popular entrañables, como «Tuta» Cuello.

 

Revista Crisis.
Cazenave recordó que también la revista Crisis se hizo eco del corte del río: «Otra persona que se interesó mucho por el tema, que tampoco lo esperábamos, era Anibal Ford, que por esos días dirigía una revista que hizo época, que fue la revista Crisis».

 

-Juntaba en ella a la intelectualidad argentina y los grandes problemas de la Argentina los planteaba allí.
-Hablamos con él, que era un tipo muy austero. Viajamos a Buenos Aires. Yo era encargado de prensa del EPCR. Todo esto fue consultado con Edgar y a él la idea le había gustado. Sorprendentemente a Ford también le interesó y mucho, con un aspecto intelectual más profundo, porque él no era un periodista de TV sino un intelectual haciendo periodismo y se basaba en la historia fundamentalmente y en la geografía. Entonces vino y quedó muy impresionado, sobre todo porque navegamos el Chadileuvú. Quedó fascinado por el ambiente del desierto, la tragedia del río y el paisaje.

 

-¿Tuvo ocasión de hablar con los pobladores?
-Sí, mucho.

 

-¿Recordás el artículo que escribió para la revista Crisis?
-Sí. El había elegido un título que, en principio, no me parecía, pero ahora sí: «Allá en la costa del Atuel, no hay corderos para comer». Era un verso de una canción de Tuta Cuello, y Anibal me decía: «Acá sintetizo todo. Un pasado de esplendor y un presente muy pobre y arruinado». Recuerdo que también lo impresionó una calandria que le repetía el canto y los silvidos. Se le mezcló el poeta con el periodista y el argentino con la concepción integral del país. Fue una nota hermosa, tanto que la Universidad sacó hace poco un opúsculo en recuerdo de él con esa nota.

 

-El término «desaparecido» en Argentina tiene una voz unívoca respecto al drama de la última dictadura, pero creo que a nuestro problema del Atuel, Mendoza logró desaparecerlo. Entonces, intelectuales como Aníbal Ford no lo conocían, aun siendo uno de los más trascendentes e informados del país.
-Exacto. Mendoza logró que fuera un tema desaparecido, ignorado e incluso con un cierto tono despectivo. Eso lo podía percibir cuando viajaba, incluso en mi niñez, con un dicho que tenían en Mendoza que era muy doloroso: «¿Para qué quieren ustedes el agua si no la usan?»

 

-Y también: «Para criar chivas no necesitan el agua». Y fijate lo perverso de eso porque los que cortan el Atuel y a principios del Siglo XX y desarman la Colonia Butaló, a los hijos y nietos de esos agricultores frustrados, que tienen que volcarse a la ganadería para subsistir, les endilgan lo que ellos los obligaron a hacer.
-Yo siempre recuerdo cuando iba con los camiones a buscar vino a General Alvear…

 

-Fuiste camionero también.
-Sí (risas). Había todo un símbolo en General Alvear: un barrio que se llamaba Pampa Chica, porque los exiliados del oeste se iban a Alvear, porque había trabajo, a las orillas de Telén, de Victorica o de Santa Rosa.

 

-¿Había una colonia de desplazados pampeanos del Atuel en General Alvear?
-Exactamente. En los estudios que hice ya como geógrafo me encontré con una sorpresa. En General Alvear y alrededores, en 1905, había 3.400 habitantes. En Santa Isabel y alrededores, había 3.200. Hacía la década del ochenta, en Alvear eran 180 mil y en Santa Isabel escásamente 5 mil.

 

Conservadores y retrógrados.
Cazenave adjudicó a la necedad de las autoridades mendocinas ciertas expresiones de supuesto triunfalismo que se expresaron en aquella provincia con el reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que dispone que La Pampa debe recibir en forma permanente un caudal de 3,2 metros cúbicos por segundo del río Atuel.
“No me queda otra respuesta. Es la misma necedad que los ha llevado a decir que pueden separarse del país. Hay ahí una incidencia de mentes muy torpes o muy jodidas, que van a una amenaza incumplible”, sostuvo.
En la charla periodística surgió la comparación entre el ideal sanmartiniano de la Patria Grande, que lo llevó en Mendoza a crear el Ejército con el que liberaría a América, con la idea de los referentes políticos actuales de separar esa provincia tradicional del resto del país. “Me recuerda a un poema de Edgar Morisoli, uno de los más lindos en este aspecto, que decía: “Conozco a los menducos mirada al cielo, pata firme en la tierra” y después decía: “la culpa está más alta, no es culpa de ellos”. El pueblo mendocino está manejado por un grupo de retrógrados, conservadores de la peor especie”, reflexionó Cazenave.

 


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