Denuncian a Castrilli por estafa

El fútbol playa es una disciplina no convencional y rara. Cada equipo tiene cinco jugadores, que juegan descalzos, con una pelota naranja y que tratan de hacer goles en un arco fosforescente. Cada partido es animado por un relator, un DJ que pone música y se juegan tres tiempos de 12 minutos. Cada intervalo cuenta con la presencia de porristas.
Este juego, que nació en las playas brasileñas, ha tomado rango mundial y la FIFA vio el negocio. Por eso, cada cuatro años se elige un lugar paradisíaco para la competencia. Para el 2013 será Tahíti la sede del Mundial Fútbol Playa. Previo a esto se realizan las eliminatorias.
En Sudamérica, la competencia deportiva FIFA Beach Soccer World Cup 2013 - Clasificatorio Conmebol, se realizó entre el 10 y el 17 de febrero en Villa de Merlo San Luis, con el aval de la AFA. La organización del torneo fue delegada en la empresa Jacsa, integrada por Javier Castrilli y Gustavo Di Perna. Todo fue una fiesta deportiva y social, festejo que fue mayor cuando el campeonato quedó en manos de Argentina.
Pero tras los festejos, este juego de pelota naranja enrojeció por las deudas que se comenzaron a conocer. Los cheques entregados por Jacsa comenzaron a rebotar uno a uno por falta de fondos. Todos del Banco Ciudad. Al conocerse el escándalo, las asociaciones deportivas se apresuraron a aclarar que no "tienen responsabilidad sobre los compromisos asumidos y el pago a proveedores que dieron sustento al espectáculo".
El gobierno de San Luis también se desligó del problema. El responsable de Prensa y Difusión del Ministerio de Deportes, Maximiliano Pomenich, dijo que la provincia fue "un sponsor del torneo como lo fueron otras empresas", aunque se firmó un contrato entre el Estado provincial y la empresa de Castrilli para coordinar y montar el show deportivo. A cambio, la empresa Jacsa recibiría aportes de dinero público para solventar gastos.

Ni las porristas.
Entre los perjudicados están los empresarios hoteleros que dieron alojamiento a las nueve delegaciones deportivas, ternas arbitrales, miembros de FIFA, AFA y hasta familiares de los organizadores. De acuerdo con una fuente judicial, por esos servicios se entregaron cheques que no tenían fondos. El monto de lo impago a esos acreedores ronda el millón y medio de pesos.
Por esa deuda, se realizó una presentación judicial en el Juzgado Multifuero de San Luis y la Justicia dispuso que se trabe los pagos a la empresa de Castrilli por parte del gobierno puntano, y ese dinero se deposite en una cuenta judicial del banco Supervillie para cubrir en parte la deuda por los cheques sin fondos
Además de grandes empresarios, otros comerciantes que prestaron servicios y confiaron en el evento, esperan poder cobrar y se sienten muy perjudicados. Servicios de alquiler de sillas, catering, carpinteros, y hasta las porristas y los artistas no vieron un solo peso por sus trabajos. Además, se conoció que una empresa de transporte de Córdoba también recibió cheques de Castrilli sin fondos. Fueron los encargados del traslado desde el aeropuerto de Córdoba hacia San Luis de los equipos que participaron del campeonato. Habían sido contactados por Castrilli en octubre de 2012 para esa tarea. Pero al igual que otros proveedores, los cheques al momento de ser depositados no tenían fondos. Un final lamentable para un evento deportivo que se había desarrollado sin problemas adentro de la cancha y con fiesta en las tribunas. Pero la pelota naranja esta vez quedó manchada.

Empresa en problemas
La empresa Jacsa está integrada por el ex árbitro, Javier Castrilli, y su socio, Gustavo Di Perna. Según la página oficial del Banco Central de la República Argentina acumula 55 cheques sin fondos, valores todos del Banco Ciudad, por una suma superior al millón de pesos. A pesar de ese antecedente negativo y de una calificación de riesgo muy negativa, la empresa fue favorecida para organizar un torneo de fútbol no convencional pero que cuenta con el aval de las máximas organizaciones del fútbol mundial y sudamericanos, como la AFA, FIFA y Conmebol.