Miércoles 24 de abril 2024

Trabaja en el Emhsu, entrena en casa y sueña con un título

Redaccion 11/04/2020 - 08.10.hs

El joven santarroseño no tuvo continuidad en los últimos años. Ahora, con un trabajo estable y mientras le da a la bolsa en el patio planea su regreso. «A los 10 años pisé el gimnasio de Chito Teves y hoy, a los 27, tengo el mismo sueño de aquella vez», aseguró. 

 

Esteban Coronel afronta la pandemia con coraje y con sueños. Pese a los miedos y las incertidumbres, está listo para aportar al mantenimiento de la ciudad cuando sea necesario. Es barrendero del Ente Municipal de Higiene y Salubridad Urbana (Emhsu) y, aunque su tarea hoy está momentáneamente suspendida, sí tuvo que ponerle el pecho en el inicio de la cuarentena y casi con seguridad tendrá que salir a la calle nuevamente la próxima semana.

 

Mientras tanto, aprovecha el tiempo en la casa de su madre para reencauzar su cabeza y su cuerpo con vistas a su gran anhelo: ser campeón de boxeo. Entrena cada día con la ilusión de volver a calzarse los guantes y demostrar que, como él mismo lo afirma, puede «ganarle a cualquiera».

 

A cuidarse

 

«Hay que cuidarse», es la primera frase que dice Coronel al referirse a la pandemia de coronavirus que está afectando a todo el mundo. «En el caso nuestro, desde que comenzó la cuarentena trabajamos unos días y después paramos, porque como somos barrenderos no es una tarea esencial como la de los recolectores», explica el joven santarroseño, que estuvo varios años subiendo y bajando al trote de los camiones de basura, hasta que pasó a una tarea «más tranqui», como la de caminar las calles con la escoba.

 

«Probablemente la semana que viene nos avisen que tenemos que volver algunos días a trabajar», anticipa Coronel, que desde que es barrendero volvió a enfocarse nuevamente en su carrera como boxeador. «El barrido es más tranqui, por la exigencia física y los horarios. Lo que pasa es que cuando estás en la recolección, y andás corriendo todo el día, después no te dan muchas ganas como para meterte en un gimnasio a entrenar…», reflexiona.

 

– Vos y tus compañeros son de los que le ponen el cuerpo a la pandemia en las calles de la ciudad. ¿Hay temor por lo que está pasando?
– Si te ponés a mirar el noticiero y la tele te da un poco de miedo todo lo que está pasando. Pero lo bueno es que la gente es solidaria y entiende que se tiene que quedar en la casa. Cuando arrancó la cuarentena pedí si me podían calentar agua para tomar mate y tomaron todos los recaudos para no tener contacto. La gente está insegura, pero igual es solidaria. Entonces hay que estar tranquilos y cuidarse entre todos.

 

Un sueño

 

El Japo Coronel se subió oficialmente a un ring por última vez hace casi un año. El 27 de abril de 2019, en el Mónaco Hotel & Resort de Villa Carlos Paz, perdió ante el juninense Andrés Sosa por nocaut y su carrera quedó en stand by. Continuó entrenando en el gimnasio del Club Argentino, pero no tuvo más chances de pelear profesionalmente.
Formado por el maestro Ademar «Chito» Teves, dio un salto en su carrera de la mano de Roberto Pedehontaá y luego quedó bajos las órdenes de Juan Campo, pero fue perdiendo fuerzas y prácticamente el boxeo pasó a un segundo plano.

 

Para este año tenía nuevas ilusiones, pero el brote de coronavirus le jugó una mala pasada. Aunque no se da por vencido. «Venía haciendo un trabajo con un profe y desde que empezó la cuarentena estoy en la casa de mi mamá, que tiene patio, y tengo a mis hermanos y sobrinos que me dan una mano con algunos guanteos. Además tengo dos bolsas para pegarle y un buen lugar para correr y mantenerme», explica el púgil de 27 años.
«Estaba juntando plata para armar un festival en Santa Rosa y poder para pelear yo, porque me cansé que me prometan que iba a pelear y nunca me llamaban», confía. «Ahora, con todo esto, la plata que tenía la tuve que usar, pero cuando pase todo la voy a volver a juntar para tratar de hacer un festival con mi gente, tranquilo y para ganar confianza», agrega convencido.

 

«Lo que pasa es que si te entrenás y nadie te llama, no te dan muchas ganas de seguir», añade Coronel, que está desde hace un tiempo a cargo del gimnasio y los muchachos que entrenan en el Club Argentino, debido a que Campo no puede dedicarle las horas necesarias por su trabajo particular.

 

– ¿Estuviste a punto de dejar todo?
– Cuando falleció Chito (Teves) no entrené más; después me buscó Roberto (Pedehontaá) y viví mis mejores años de boxeador. Además teníamos muchos proyectos en vista, pero me afectó mucho lo que le pasó. Se hizo cargo Juan Campo, pero ya empecé a aceptar peleas que no debía aceptar y me fui complicando una carrera que venía muy bien. Lo que pasa es que el sueño de cualquier boxeador es ser campeón y me equivoqué. Y así perdí mis últimas peleas…

 

– ¿Ahora recuperaste la confianza?
– Sí, con el trabajo que estoy haciendo ahora, más lo que he aprendido y la experiencia que tengo, creo que estoy para ganarle a cualquiera. No soy el mismo pibe de antes porque gané fortaleza física y mental, y si recupero la confianza, en Argentina puedo llegar a pelear por un título.

 

– El sueño sigue intacto.
– Sí. A los 10 años pisé el gimnasio de Chito Teves y hoy, a los 27, tengo el mismo sueño de aquella vez, que es ser campeón. Aunque por mi culpa se torció un poco la carrera, tengo el sueño de llegar; no me cambió la mente en nada.

 

– Aunque ahora hay que seguir esperando…
– Cuando termine todo esto voy a tratar de hacer una pelea acá, sí o sí, con mi gente. No voy a permitir que me lleven de carnada a Buenos Aires como otras veces. Lo que pasa es que antes boxeaba por necesidad, pero después, con mi trabajo, lo hacía para ganar algunos pesos extra o pagar algunas deudas. Hoy tengo para comer tengo, tengo mi trabajo y no tengo necesidad de hacerlo, pero es algo que llevo en la sangre. Mi papá fue boxeador, mis hermanos también. Y yo todavía tengo el sueño de todo pibe de barrio.

 

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