Miércoles 24 de abril 2024

Merkel pidió "solidaridad"

Redacción 08/09/2015 - 03.48.hs

Hungría volvió ayer a frenar el avance de los refugiados que se dirigen a Alemania y a forzarlos a registrarse en paupérrimos centros de acogida, lo que provocó que cayera el número de recién llegados en el país germano, donde y pese de ello, la canciller Angela Merkel pidió "solidaridad" a sus vecinos.
Cuarenta y ocho horas antes de que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, brinde su discurso sobre el Estado de la Unión Europea (UE) ante el Parlamento regional y proponga formalmente que los países miembros se distribuyan 120.000 refugiados, Merkel afirmó que "sólo con la solidaridad europea se podrá superar este reto" y pidió a sus socios que reciban refugiados.
Pese al reclamo de Merkel, alrededor de 23.600 refugiados llegaron a su país y pidieron asilo político en los últimos tres días, una cifra pequeña en comparación con los más de 366.000, en su mayoría sirios, que desembarcaron en las costas del sur europeo este año, según la ONU.

 

Baja.
A principio de la jornada, las autoridades del estado de Baviera, en el sur de Alemania, habían pronosticado que 10.000 refugiados, principalmente de Medio Oriente, llegarían ayer; sin embargo, al caer la noche sólo habían arribado 4.400 personas.
El gobierno austríaco también registró una baja dramática en el número de refugiados que pasaron ayer por su territorio desde Hungría y con destino a Alemania.
En la principal estación de trenes de Viena esto se reflejó en una relativa tranquilidad y un restablecimiento del cronograma ferroviario regular.
"Ya salieron tres trenes con unas 500 personas, y con el transcurso del día vamos llevando a los (refugiados) que siguen llegando desde Budapest. En cada tren que circula (a Alemania) se habilitan varios vagones para los refugiados", dijo a Télam en la estación una joven voluntaria austríaca de origen egipcio, Asuna Hendau.
Empujados por la vía libre que habilitaron los gobiernos de Hungría y Austria durante el fin de semana pasado y, especialmente, por la desesperación de saber que no hay futuro en sus países devastados por guerras civiles, violencia sectaria y religiosa y represión estatal, miles de refugiados siguieron avanzando ayer desde el sur europeo hacia el norte del continente.

 

Grecia.
El ministro del Interior interino de Grecia, Yiannis Mouzalas, advirtió ayer a la radio local To Vima que entre 15.000 y 18.000 refugiados de Medio Oriente y África esperan en la pequeña isla helena de Lesbos un transporte para poder llegar al puerto ateniense de El Pireo y desde ahí seguir camino por el continente europeo.
En tanto, los forcejeos y la represión policial volvieron a imponerse en la frontera entre Grecia y Macedonia, la puerta de entrada de los Balcanes.
Ante los intentos de la policía macedonia por organizar el ingreso de los refugiados y dirigirlos a los colectivos y los trenes disponibles para ellos, muchos de los hombres, que hace meses que vienen viajando y sufriendo abusos en Medio Oriente, África y el Mediterráneo, se desesperaron e intentaron romper la fila de oficiales.
Sólo unos 2.000 lograron pasar, mientras que alrededor de 8.000 quedaron del lado griego, esperando por una nueva oportunidad, según informó la cadena de noticias France24.

 

Acuerdo de Dublín.
Mientras la siguiente escala, Serbia, sigue permitiendo un paso tranquilo y sin complicaciones para los refugiados, el problema aparece en la próxima escala, Hungría, uno de los miembros de la UE más conservadores y con más reticencia a recibir refugiados e inmigrantes.
Después de un fin de semana de vía libre, Hungría volvió ayer a imponer el Acuerdo de Dublín, la norma europea que establece que los refugiados deben registrarse y pedir asilo político en el primer país de la UE al que lleguen.
En lo que va del año, las fuerzas de seguridad húngaras interceptaron a más de 167.000 refugiados que sortearon o rompieron la valla fronteriza de alambre de púas que separa al país de Serbia, e ingresaron ilegalmente al territorio.
Los que fueron interceptados ayer fueron obligados por decenas de policías a registrarse en el centro de recibida de la localidad fronteriza de Röszke. (Télam)

 


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