Sabado 06 de abril 2024

SISTANI

Redaccion 06/03/2021 - 21.19.hs

«Una reunión que abre un camino».
En su segundo día de actividades en Irak, el papa Francisco se reunió ayer con el gran
ayatollah Ali al-Sistani, máxima autoridad del islam chiita y considerado uno de los hombres
más influyentes del país, con quien resaltó la importancia del diálogo interreligioso para la
unidad nacional, antes de enfatizar en un acto con líderes musulmanes y de otros credos que el
extremismo y la violencia «son traiciones a la religión».
En una reunión de trascendencia para Irak y la región, el pontífice visitó a Al-Sistani en su
residencia de Najaf, 150 kilómetros al sur de la capital Bagdad, una ciudad considerada santa
por el chiismo, rama que incluye a cerca del 10% de los 1.900 millones de musulmanes del
mundo pero representa a casi dos tercios del islam iraquí. Jorge Bergoglio, de 84 años, y Al-
Sistani, de 90 años, se reunieron durante casi una hora en la residencia del líder nacido en Irán
pero convertido en una voz de referencia en Irak.

 

Colaboración.
En la reunión, Bergoglio «subrayó la importancia de la colaboración y de la amistad entre las
comunidades religiosas para, cultivando el respeto recíproco y el diálogo, se pueda contribuir al
bien de Irak, de la región y de la entera humanidad», aseguró el vocero papal Matteo Bruni. En
diálogo con la prensa que acompaña al Papa en la gira, el canciller vaticano, el arzobispo Paul
Gallagher, la consideró «una reunión que abre un camino».
A Al-Sistani se le atribuye un rol valioso en los esfuerzos por pacificar a Irak tras la invasión
estadounidense de 2003 y se lo conoce por apoyar la separación entre religión y Estado, una
cuestión aún hoy muy en debate entre los musulmanes. Francisco sumó ayer su
reconocimiento a la labor del líder musulmán para proteger a los cristianos, ferozmente
perseguidos en Irak durante el califato del Estado Islámico (EI) entre 2014 y 2017.

 

Visiones.
Durante el encuentro, agregó Bruni, el Papa agradeció al líder islámico porque, junto con la
comunidad chiita «frente a la violencia y a las grandes dificultades de los años pasados»
defendió a los cristianos perseguidos en el país y buscó «la unidad del pueblo iraquí». Según un
comunicado que difundió en Irak la oficina de prensa del líder musulmán, «la discusión giró en
torno a los grandes desafíos que enfrenta la humanidad en esta era», así como «el compromiso
con los altos valores morales para superarlos».
Al-Sistani planteó sus visiones «sobre la injusticia, la opresión, la pobreza, la persecución
religiosa e intelectual, la supresión de las libertades básicas y la ausencia de justicia social,
especialmente las guerras, los actos de violencia, el bloqueo económico, el desplazamiento de
muchos pueblos en nuestra región, especialmente el pueblo palestino en los territorios
ocupados», informó su oficina en un comunicado, más allá de que la postura del Vaticano es
menos enérgica en su condena a Israel en este punto.

 

Descalzos.
Según plantearon fuentes vaticanas, los dos líderes estuvieron descalzos en el encuentro, en
un signo de respeto de parte del Papa a la tradición musulmana. Al llegar desde Bagdad al
aeropuerto de Najaf, un enorme cartel con la cara del Papa y del Ayatollah y la leyenda «ustedes
son un pedazo de nosotros y nosotros somos una parte de ustedes», recibió a Francisco en la
ciudad del sur del país.
La reunión de este sábado complementó además el acercamiento que Francisco tuvo hace dos
años con la rama dominante del islam mundial, el sunnita, cuando -en febrero de 2019- firmó el
denominado «Documento por la Fraternidad Mundial» con su máxima autoridad, el imán Ahmed
el-Tayeb de la mezquita Al Azhar de El Cairo. Tras la reunión con Al-Sistani, el Papa volvió a
condenar al extremismo y la violencia, al considerar que «son traiciones a la religión».(Télam)

 

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