Una comisión investigará a Bolsonaro
«El dictador de Brasil no soy yo», advirtió Jair Bolsonaro, en una acusación contra la suprema corte por haber dado una supuesta autoridad a gobernadores e intendentes para decidir sobre cuarentenas y toque de queda. Frentes a sus seguidores en la puerta del Palacio de la Alvorada, lamentó los pedidos de empleo y ayudas sociales de quienes lo visitaban. «Hay gente quejándose porque se terminó el empleo. Yo no fui quien cerró los comercios y tampoco fui quien te obligó a quedarte en casa. Yo hago mi parte», afirmó el ultraderechista.
Bolsonaro protagonizó otro escándalo el domingo, cuando el senador Jorge Kajurú divulgó una conversación donde que el presidente considera necesario crear otra comisión para investigar a gobernadores e intendentes y acelerar pedidos de destitución de jueces de la corte no alineados con su gobierno.
Hace unos días, el juez del Supremo Tribunal Federal Luis Barroso aceptó un pedido de 31 senadores para crear una comisión que investigue al gobierno por la muerte de pacientes por falta de oxígeno en Manaos (capital de Amazonas), cuando el Ministerio de Salud había sido advertido con anticipación sobre el colapso. La corte votará hoy su aprobación, aunque el gobierno negocia algunos límites de tiempo y lugar.
El titular del Senado, Rodrigo Pacheco (Demócratas, aliado bolsonarista), afirmó que la comisión no tiene fecha de inicio porque parte del oficialismo no quiere reuniones remotas. «No es tiempo para hablar de juicio político, ni de jueces ni del presidente» dijo Pacheco, en referencia a la emergencia sanitaria y el promedio diario de muertes más alto del mundo: 3.124.
Una tragedia diaria.
Brasil ya llegó a 354.617 fallecidos por Covid-19 y los principales estados afectados están en confinamiento desde hace más de un mes. Esta semana Rio Grande do Sul, Rio de Janeiro, Santa Catarina y San Pablo iniciaron una reducción de restricciones, aunque todos tienen más del 80% de ocupación hospitalaria.
San Pablo, que con una población similar a Argentina ya supera los 83.000 muertos, redujo en dos semanas una ocupación del 93% al 88% en camas UTI con un confinamiento que esta semana volvió a la fase roja y permite clases presenciales con un 35% de aforo. Además, el gobernador Joao Doria inauguró ayer el hospital de campaña número 13, mientras la segunda ola se agrava con la variante P1 (Amazonas).
Mientras tanto, la vacunación iniciada el 17 de enero muestra problemas, reconoció el ministro de Salud, Marcelo Queiroga, al informar un millón y medio de brasileños no acudió a aplicarse la segunda dosis de la vacuna: en Brasil se administran la china CoronaVac (Sinovac) y la anglo sueca de Astra Zeneca-Oxford. «Hay 1,5 millón de personas con la segunda dosis atrasada», dijo Queiroga, y advirtió que Astra Zeneca tiene mayor eficacia con un intervalo de tres meses, mientras que Corona Vac recomienda esperar entre 21 y 28 días.
Atrasados.
Si bien ya administraron 31,2 millones de dosis al 14,75% por ciento de la población, apenas el 3,49% (7,3 millones) recibieron las dos dosis. Queiroga recordó que el Plan de Inmunización prevé aplicar hasta diciembre más de 500 millones de dosis ya adquiridas. «Pero no quiero ponerme metas, no soy astrólogo», dijo al admitir que no sabe cuándo el país podrá inmunizar a un ritmo de 2,4 millones por día, en un país con 216 millones de habitantes.
El gobierno de Brasil anunció que recibirá 800 mil dosis de Pfizer como parte del plan global Covax de la OMS, y ratificó que planea fabricar 20 millones de vacunas Astra Zeneca mensuales a partir de mayo en su laboratorio federal Fiocruz. (Télam)
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