Martes 09 de abril 2024

Inundaciones y su impacto en la salud

Redaccion 12/01/2021 - 21.10.hs

En las inundaciones se conjugan causas naturales, como el aumento de las precipitaciones hace que se saturen los reservorios del subsuelo y se eleven así las napas, provocando mayores inundaciones.
Entre las causas por acción humana, las inundaciones se producen cuando se intervienen en los sistemas naturales sin conocer las características del sistema y sin evaluar las consecuencias. Por ejemplo, eso sucede ante el crecimiento descontrolado de las ciudades, ante el insuficiente y escaso mantenimiento del sistema de desagüe pluvial, el relleno y ocupación de franjas costeras que dificultan aún más el drenaje, así como con el desmonte, entre otros.
La experiencia de desastre por inundaciones muestra que éstas provocan un número inesperado de muertes, lesiones y enfermedades que habitualmente exceden las capacidades instaladas de los servicios locales de salud, los que suelen resultar afectados e influir en su capacidad de respuesta frente a la emergencia. Asimismo, las inundaciones pueden tener efectos adversos sobre el ambiente y la población al aumentar el riesgo de enfermedades transmisibles, lesiones y peligros ambientales que incrementan la morbilidad.
Con posterioridad a las inundaciones, se encuentra presente el potencial para el desarrollo de brotes de enfermedades transmitidas por el agua (E. coli enterotoxigénica, Shigella, hepatitis A, leptospirosis, giardiasis), por vectores, enfermedades respiratorias, y aumento de enfermedades endémicas en las áreas afectadas por la inundación.
Del mismo modo, durante y luego del evento, la salud mental de la población que ha sido gravemente afectada (que ha tenido que abandonar su hogar, perdido o dañado bienes personales, o ha sufrido la lesión / enfermedad o pérdida de un ser querido), puede verse afectada manifestándose a través de estrés postraumático u otros cuadros psicológicos.

 

Prevención.
Inmediatamente después que finalizan las lluvias es importante los procesos de desinfección. La enfermedades diarreicas son las primeras en aparecer. Éstas son más frecuentes en menores de 5 años y más graves entre los 2 meses y los 2 años. En caso de verse afectados los depósitos de alimentos y/o fuentes de refrigeración, hay que tener especial cuidado en no consumir alimentos que pudieran estar contaminados. La principal medida para su interrupción es el lavado de manos. Utilizar agua segura para beber, cocinar y para la higiene personal. Cuidar la limpieza y brindar un tratamiento adecuado a los residuos sólidos. En el caso de los bebés, se aconseja sostener la lactancia materna exclusiva.
Según el sitio del Ministerio de Salud de Nación, es importante, además, tener el plan de vacunación al día, de acuerdo con el calendario de vacunación. Frente a un escenario así son importantes la vacuna del tétano y de la gripe para los menores de 2 años y adultos mayores, por ejemplo.
El primer paso es prevenir enfermedades respiratorias. Afectan a toda la población pero, fundamentalmente, a los menores de 5 años y a las personas de más de 65 años. Entre las medidas que se aconsejan, se encuentra el lavado de manos con agua segura para cocinar y comer, y para la higiene personal y de los/as niños/as. Sostener la lactancia materna, al menos hasta que el bebé cumpla los 6 meses y ofrecerle el pecho con más frecuencia en caso de que se enferme. Ventilar todos los ambientes a diario. Tener el plan de vacunación al día de acuerdo con el Calendario Nacional de Vacunación.
Asimismo, el verano, la humedad y el agua estancada no favorece a las enfermedades transmitidas por mosquitos. No obstante, la medida más importante de prevención es la eliminación de todos los criaderos de mosquitos. Descartar o dar vuelta recipientes que contengan agua al interior o exterior de la vivienda. También es importante prevenir la picadura del mosquito usando repelentes sobre la piel expuesta y sobre la ropa con aplicaciones cada 3 horas y espirales o tabletas repelentes en los domicilios.
Con los roedores también es fundamental, tomar medidas. En este caso, las medidas de prevención están destinadas a eliminar el contacto posible con los roedores, su orina o excrementos.
Para esto, es necesario fortalecer la higiene en el hogar y los centros de evacuados, y combatir roedores en estos sitios y sus alrededores manteniendo estos espacios libres de basura y escombros que puedan hacer de refugio. Evitar la inmersión en aguas estancadas potencialmente contaminadas, y procurar que los/as niños/as no jueguen en charcos o barro.
También se sugiere tapar los orificios de las viviendas por donde puedan ingresar estos animales, y aplicar medidas de eliminación como cebos y trampas en los lugares de riesgo, controlándolos y renovándolos periódicamente. Además, es importante usar siempre calzado (preferentemente botas altas) en zonas inundadas o al atravesar aguas estancadas. Todas estas medidas sanitarias, pueden ayudar a que no se propaguen enfermedades, frente a la crisis que desata una inundación.
Es importante señalar que este hecho, se le sumó que durante la semana pasada la provincia pasó por el pico de contagios de Covid 19. Este escenario, se complejiza si se le suma a los evacuados.
Por último y no por eso menos importante, se encuentra el equilibro psicológico. Porque luego de una inundación, los días y las semanas después, son muy difíciles a nivel emocional. Es normal que se sufra un poco de insomnio, ansiedad, ira, hiperactividad, depresión leve o letargo y muy posiblemente desaparecerán con el tiempo. Si estos síntomas se presentan de manera aguda, es fundamental conseguir ayuda profesional. (Sitio web del Ministerio de Salud de la Nación).

 


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