Viernes 26 de abril 2024

La propuesta más tentadora

Redacción 09/03/2024 - 00.35.hs

“Pan Caliente” fue pionera en la ciudad en fusionar la panadería y confitería original con el servicio de cafetería. De la mano de Martín Peralta, la minipyme creció hasta abrir las puertas de “A la flauta”, otra referencia a la hora de encontrarse y disfrutar.

 

El otoño ya asoma su indisimulable aroma, el cielo está encapotado y la amenaza de lluvia se vuelve realidad. El escenario parece preparado de antemano porque ante ese panorama, en plena mañana santarroseña, no parece haber mejor plan que sentarse con un suculento cortado, un exquisito submarino o un exprimido bien natural y pedir alguna de las delicias que lucen en las vitrinas. Es el momento ideal para una pausa. Para regalarse un rato de bienestar. Y eso es lo que ocurre en cada una de las mesas de “Pan Caliente”, repletas de familias, de parejas, de amigos, de grupos de adolescentes. Un universo tan variado como dispuesto a disfrutar.

 

“La gente ha respondido desde el principio, eso nos permitió primero asentarnos y luego crecer. El comienzo fue muy duro, de mucho sacrificio, pero siempre nos acompañaron. Y eso es invalorable”, resalta Martín al agradecer lo que sucede debajo de su oficina donde se escucha el típico ruido de cafeteras, tazas, cucharas junto al aroma inconfundible de panadería.

 

Martín Peralta tiene 52 años, nació en Parera y a mediados de los ’80 se mudó con su familia a Santa Rosa. Luego de un largo camino laboral hoy disfruta lo logrado junto a su inseperable compañera Viviana (54), hacedores de “Pan Caliente” en el inicio de todo y de “A la Flauta” tiempo después, dos lugares que condensan lo mejor en infraestructura, servicio y producto. Una fusión de panadería, confitería y cafetería que la pyme en la que trabajan unos 20 empleados supo instalar en la ciudad y ser pionera en una tendencia que hoy está en plena expansión.

 

“Cuando nos vinimos a Santa Rosa la búsqueda de mi madre era tener un futuro mejor, cada uno de los hermanos fuimos buscando una salida y mi hermana Silvina entró a LA ARENA, mi mamá también, y en eso hay que agradecerle a una mujer inmensa como Rosalba D’Atri, que abrió las puertas generosamente. En el caso de los hermanos varones fuimos ingresando en distintas panaderías y uno de mis hermanos me invitó a trabajar en una que estaba en Alberdi y Dante Alighieri, que era de Elorriaga. Después de cuatro o cinco años mis padres vieron que cada uno ya tenía buena experiencia en el rubro así que ponen en marcha un emprendimiento conjunto. Fue la panadería Siete Hermanos, a fines del ’92. Fue una etapa muy buena, nos convertimos en fábrica y llegaron a trabajar 25 empleados. Repartíamos en el sur cordobés, en el oeste bonaerense, fue una expansión muy grande que con la crisis de 2001 no se pudo sostener”, resume Martín.

 

Luego de ese desplome del país, Martín y Viviana se enfocaron en conformar un proyecto propio y el 31 de octubre de 2002 se independizaron y pusieron en marcha lo que hoy es una referencia obligada a la hora de pensar en un desayuno, una merienda o un pedido para una reunión o evento. Todo está en Pan Caliente, en la calle Coronel Gil 132, o en A la Flauta, en la avenida Perón al 3100, en el camino a Toay.

 

“Fue un comienzo muy difícil, Viviana ejercía como docente en ese entonces. Y tengo la imagen muy presente de lo que era el centro, un tendal de negocios cerrados, parecía tierra arrasada realmente. Pero empezamos a meterle con todo, era muy precario lo que teníamos pero a partir de 2003 la cosa empezó a funcionar y a crecer y crecer. El público siempre nos fue muy fiel, los proveedores siempre nos bancaron y todo eso fue clave para estar donde estamos hoy”, destaca Martín.

 

Revolución.

 

Y sin dudas que un momento bisagra en la historia de la minipyme santarroseña fue diciembre de 2011, cuando en Pan Caliente tomaron una decisión que marcó un camino. “Yo le llamo ‘la revolución de las cafeterías’ porque en ese momento lo tradicional era La Recova, La Capital, Pampa Bar, La Terminal y seguramente algún otro lugar que me olvido. Y nosotros veníamos trabajando con este proyecto que era la fusión de panadería y confitería con la cafetería, y se dio en un marco de una innovación que se instaló en la ciudad y que se quedó. Haber sido los pioneros es un gran orgullo para nosotros, pero al mismo tiempo nos obliga a no dormirnos porque hoy la ciudad está llena de cafeterías, por eso cada tres o cuatro años nos renovamos, en lo arquitectónico y en los productos. Tratamos de estar a la vanguardia y por eso en el equipo trabajamos con una diseñadora, con una arquitecta, hay todo un equipo de trabajo muy sólido”.

 

Ese combo de innovación y crecimiento le permitió a Martín y a Viviana extenderse a un lugar estratégico, en una de las avenidas más transitadas de toda la provincia.

 

“Hace cuatro años abrimos A la Flauta y fue un acierto muy importante. La consigna era tener un patio, algo que no teníamos en el centro, y estar al aire libre en una zona tan linda, con tanto movimiento como es la avenida Perón. Y por suerte se logró así que estamos más que satisfechos con mi compañera y socia gerente que es Vivi, que siempre nos acompañamos en todo”, destaca Martín.

 

Y en ese punto también resalta de manera especial el nombre de Magalí. “Ella entró a trabajar a sus 19 años y hoy, cinco años después, es la encargada de la empresa, es el corazón de esta pyme, es alguien muy especial para nosotros dos y supo ganarse el respeto de todo el equipo de trabajo. Es nuestro orgullo y delegamos mucho en ella, porque a esta altura eso también nos permite despegarnos un poco y disfrutar de otras cosas”, subraya Martín.

 

-¿Cuál es la esencia del éxito de Pan Caliente primero y A la Flauta después?

 

"Lo que sucede con Pan Caliente es formidable. Te nuclea a todas las generaciones, a todas las clases sociales. Combina infraestructura,servicio y productos. Hacemos facturas de manteca, que acá casi nadie las hace, y a fines de marzo pensamos abrir horario corrido porque esto es un servicio esencial para la gente. Es algo instalado. Con respecto a A la Flauta, cada una funciona de manera independiente, nosotros no tenemos logística, lo que elaboramos lo vendemos en los locales. Y por ahí en la Perón es otro público pero en los dos lugares tenemos la misma esencia, que ha sido siempre la lucha, el trabajo y la honestidad. Para mí, venir de una familia tan humilde y trabajadora que me transmitió esos valores, es un motivo de orgullo. Porque llegar a tu empresa y sentirte contento, realizado, es algo que agradezco cada día.

 

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