"El gomero que más sabe”

Dicen algunos que dicen saber que Carlos Alberto Aguirre (62) es una de las personas que más sabe sobre neumáticos de autos. Con sólo una mirada y con pasar una mano sobre la superficie de la goma, puede aconsejar al propietario qué es lo mejor que puede hacer.

En el taller de Alineación y Balanceo “Raúl B. Díaz”, el titular de la firma aseguró alguna vez que “si alguien quiere saber en qué condiciones están las gomas de su auto, tiene que ir de lo de Carlitos Aguirre… conoce todo”.

Carlos es un hombre en general escueto, aunque cuando entra en confianza es amable y no le cuesta hablar de ese trabajo que desarrolla desde hace décadas, y también de algunos otros aspectos de su vida.

Aquellas personas que no tienen la habilidad de manipular herramientas agradecen que haya gente que lleve adelante el oficio de gomero. Porque hay que decir la verdad, puede resultar toda una complicación sufrir una pinchadura, o la rotura de un neumático, en cualquier circunstancia. Si es en una ruta ni hablar; y si sucede en la ciudad es verdad que hay mayores posibilidades de acudir a quienes realmente tienen la pericia para solucionar el problema. Por eso –aunque la tecnología, como sucede en distintos ámbitos de la vida- preanuncie que vendrán nuevos tiempos con avances tales que se piensa en fabricar neumáticos “auto reparables”, los gomeros tienen vigencia. Y además todo indica que pasará aún más tiempo para que se terminen de desarrollar esas maravillas que –por ahora- sólo caben en la imaginación de científicos que investigan el tema.

Siempre gomero.

En Santa Rosa hay gomerías en distintos barrios, donde apenas con un garaje acondicionado para eso un operario hace un poco de todo, dando solución al pinchazo de una goma de auto, moto o bicicleta. Son pequeños lugares que permiten subvenir las necesidades de alguna familia. “Sirve para pucherear”, graficó uno.

Y la escena se repite en muchos pueblos más pequeños, donde cualquiera que circule por la ruta podrá advertir que a un costado aparece una modesta gomería. Allí el dueño atenderá la “clientela” de su pueblo; y el percance que se le pueda presentar a un viajero.

En Santa Rosa hay varias. Algunas con elementales herramientas (un cricket, la llave para aflojar y apretar la rueda, una barreta, la pileta con agua para advertir los pinchazos y poco más); y otras más modernas que tienen elevador, desmontadora, balanceadora de llantas, etc.

Y casi todas, en mayor o menor medida, tienen trabajo. Y por supuesto, si alguien conoce tanto sobre el tema como Carlitos Aguirre, no le faltará nunca qué hacer. Porque hace nada menos que 46 años está dedicado a prestar servicio de gomería en su taller de Río Bermejo 569.

Invitado a contar su historia Carlos señala que es “gemelo con Ricardo, quien es maestro mayor de obras”; y que tiene otro hermano, Gustavo, unos años menor, quien se desempeña en marketing, y es diseñador gráfico y, publicista. Y agrega: “Tengo cuatro hijas del corazón, Facu, Tobi, Tiago y Tiara... Mi mamá era Zaira Berti, pero todos la conocían como Chicha (reconocida militante de la UCR y que fue trabajadora municipal); y papá era Juan Carlos, de oficio gomero toda la vida”.

La familia viene de Pellegrini, provincia de Buenos Aires, “después mi abuelo Atilio Berti, en 1962, en General Acha puso gomería que tuvo hasta 1977 hasta que se vinieron a Santa Rosa”.

Carlos hizo la primaria en la Escuela 6; y llegó “hasta el sexto año en la ENET donde seguía para Maestro Mayor de Obras. Pero la cosa se puso difícil y dejé cuando me faltaba poco… pusimos la gomería en 1977, porque en ese tiempo era así, o estudiabas o trabajabas”, sostiene.

Cuando abrió el servicio de gomería “Los Mellizos”, en el mismo lugar donde está hoy, por la zona “no había nada, mucho terreno baldío… ¿Si tomé cursos para el oficio? No, comencé con mi padre y después era todo a base de hacer y aprender de los errores; de consultar, recibir consejos”, evoca.

Sin empleados.

Aguirre trabaja solo –”el único empleado que tuve fue Javier Phul, un gran amigo de la vida”, acota-, y tiene horarios determinados, “sobre todo desde que empecé a tener problemas con mis rodillas. Pronto está previsto operarme y espero andar bien con eso”, explica. Abre su local con precisión a las 10.30 y trabaja hasta las 12.30; y regresa al laburo de 16 a 19.30, de lunes a viernes. Los sábados hace sólo el turno de mañana; y no concurre a llamados de auxilio. “Antes lo hacía, pero ya no”.

Cuando se le pregunta si es un trabajo que supone riesgos lo niega: “Antes sí, cuando venían las llantas de camión con aros podía producirse algún accidente… pero no. Lo que hago son motos, autos, y antes hacía tractores, camiones, maquinarias reales. De todo”, sintetiza.

Aunque en general no es de muchas palabras, cuando se suelta le gusta contar sobre qué cosas le atraen. “Me gusta mucho el Turismo Carretera, lo sigo por televisión y cuando la categoría viene al autódromo no me lo pierdo”. Y le gusta andar en moto: “tengo una Yamaha y un auto Gol Trend 2020, además salgo a andar en bici todos los días”.

Y ofrece un dato más que no todos conocen: “Los lunes y los viernes estoy desde hace dos años en la Fundación ‘El Rincón de Todos’ junto con Sergio Manazzi, y con Darío Castro y Brisa Mercado damos danzas folclóricas. Lo cierto es que yo bailo desde que tengo 28 años...estuve con Luis Gauna, pero también en la Academia El Salteño, de Carlos Villanueva y Julio Béez”, completa.

Los colegas.

Aguirre apunta que “tenemos buenas relaciones con otrs gomeros”, y destaca la vigencia de “El Patón”, “El Siglo”, Azcárate, Samuel, el Flaco Beltrán, y algunos otros. Y menciona a su grupo de amigos “de los viernes, con los que hace más de 40 años que nos juntamos. Somos amigos de la vida que antes jugamos al fútbol, y por supuesto siempre estamos con el asado y el truco”. Y entre ellos se refiere al “Conejo” Dubié, “Colo” Rivera”, “Madera” Kalinger, “El Negro” Belloso, “Negro” Ubios y “Coto” Miranda.

El oficio de gomero cambió bastante con el correr del tiempo, sobre todo a partir de la tecnología y de las nuevas condiciones que imponen los autos modernos. Y también están quienes ofrecen multiservicios porque no hacen sólo el tratamiento de neumáticos, sino también cambio de aceite y filtro, y alineación y balanceo por ejemplo.

Pero los gomeros de oficio siguen con lo suyo, y más allá de los avances de la ciencia, su trabajo artesanal parece ineludible. Entonces, si tiene algún problema con sus neumáticos no lo dude… Carlitos Aguirre es uno de los que más sabe sobre el rubro. Y por supuesto, en estos casos hay que consultar a los que saben. ¿O no?

De recapadas a ruedas sin aire.

Años atrás era común que muchos conductores apelaran a recapar las gomas de sus vehículos, que era una manera de no tener que afrontar el pago de neumáticos nuevos. Pasaba sobre todo con laburantes que tenían vehículos que no eran precisamente de los modelos más modernos.

Aquellos que tenían un autito más vale modesto sabían andar con gomas a las que “se les veía el aire”, exageraban algunos con el término. Eran los que acudían a una gomería a pedir que se las recaparan. Se trataba de un tratamiento de vulcanización que hacía que tiraran un tiempito más, hasta que llegara el momento inexorable de cambiarlas: no pocas veces por otras recapadas que, obviamente, resultaban mucho más económicas.

“Ya no se usan gomas recapadas, por las velocidades que desarrollan los autos en este tiempo. Puede ser en algunos casos en camiones, pero cada vez menos”, señala Aguirre.

Hoy ya se habla de los neumáticos sin aire, los llamados Air Less. Se trata de una tecnología en la que se utiliza caucho compuesto y sistemas de llantas de polímeros plásticos reforzados con fibra de vidrio. Algunos de los principales fabricantes de neumáticos del mundo estiman que podrán producir el nuevo producto –gomas sin aire- para el 2030. Todavía falta bastante, y en ese lapso seguirá habiendo pinchaduras. Los gomeros tienen aún trabajo asegurado...

(M.V.)