Jueves 09 de mayo 2024

¿Cómo está evaluada la UNLPam?

Redacción 28/03/2022 - 11.01.hs

¿Declinan las universidades nacionales a nivel mundial? No se puede arriesgar una opinión concluyente, pero lo que los índices muestran es que están ubicadas en una posición lejana a una calificación relevante.

 

ERNESTO F. VIGLIZZO*

 

Luego de más de 50 años de vinculación con nuestra Universidad Nacional de La Pampa (como estudiante, docente e investigador), y luego de leer unas cuantas notas acerca del tema, me surgió una curiosidad: ¿Cómo están posicionadas nuestra universidad y otras universidades públicas de la región en las evaluaciones que califican y comparan la calidad del servicio prestado?

 

No podemos entrar en detalles, pero estas evaluaciones utilizan metodologías homogéneas para medir y comparar la calidad académica y la producción científica en todas las universidades del mundo, aspectos que definen el prestigio de una universidad. Estos índices suelen ser cuestionados bajo el argumento que no reflejan las necesidades y la realidad de cada país.

 

Formar profesionales y producir conocimiento avanzado han sido roles históricos y universales asignados a la Universidad para promover el desarrollo de un país. Hay quienes opinan que, además, la Universidad debe comprometerse, por fuera de lo académico y científico, en problemáticas emergentes de una sociedad, como la equidad social, la identidad de género, los derechos humanos, la diversidad cultural, la brecha generacional, el apoyo a movimientos sociales y, aún, la capacitación en artes y oficios no habituales en la formación universitaria.

 

Hoy solo disponemos de indicadores que se ocupan de evaluar las universidades bajo el criterio tradicional, pero carecemos de otros que se ocupen de calificar el rol no convencional de las mismas. Aunque existen más de 100 universidades públicas y privadas en el país, en el cuadro siguiente recurrimos a tres sistemas internacionales que evalúan, califican y comparan la performance de las universidades.

 

Los indicadores.

 

Por razones de espacio en el cuadro que se muestra he escogido arbitrariamente, a manera de ejemplo, solo unas pocas universidades: cinco con prestigio internacional (Harvard, Oxford, Sao Paulo, Chile y la Academia China de Ciencias), tres nacionales históricas (Buenos Aires, La Plata y Córdoba), y cinco que pueden representar la región central del país (las universidades nacionales del Sur, Río Cuarto, San Luis, Cuyo y La Pampa). Tres índices he tomado que reflejan algunos de los atributos evaluados.

 

El Indice Webmetrics tiene su origen en China (Shangai Ranking) y valora la calidad académica de las universidades. El Indice QS del World University Ranking mide distintos atributos, pero en este caso he escogido solo uno referido a la reputación laboral de los egresados. El tercero (Indice SCIMAGO) mide la calidad de la producción científica de cada universidad.

 

Combinando distintos parámetros, estos rankings muestran grandes diferencias entre universidades. En general, las mejor calificadas en lo académico presentan también mejor inserción laboral de sus egresados y mayor producción científica. Respecto a la calidad académica, las tres universidades históricas de Argentina son las mejor ubicadas internacionalmente, aunque por debajo de dos universidades latinoamericanas como las de San Pablo y Chile. Con menor calificación relativa aparecen las de la región central de nuestro país que, en general se encuentran en una posición que excede al puesto 2000 en la "cola" mundial de universidades.

 

El Indice QS, que evalúa la reputación laboral de los egresados en Argentina, nos muestra que nuestras universidades en la región no gozarían de una demanda demasiado alta entre los empleadores (puesto menor a 10 sobre 100 puntos), los cuales parecen preferir a los egresados de la Universidad de Buenos Aires.

 

El Indice SCIMAGO del 2021 refleja la calidad de la producción científica. Las de mayor predicamento internacional ocupan, en general, las primeras posiciones del ranking. Alejadas de los primeros puestos, nuestras universidades históricas se ubican entre los puestos 500 y 700, y las regionales entre 700 y 800.

 

Retroceso relativo.

 

Cuando se compara cómo ha evolucionado la producción científica en las universidades argentinas entre 2014 y 2021, se aprecia un retroceso relativo (signo negativo). Mientras las cinco universidades internacionales evaluadas tienden a aumentar su producción científica (ostensible en la Universidad de la Academia China de Ciencias), lo opuesto ocurre en las universidades nacionales ¿Podemos presumir el inicio de una crisis en la ciencia argentina? No podemos asegurar ni inferir si persistirá o se revertirá. En términos absolutos quizás no estemos produciendo menos conocimiento que antes, pero debido a su mayor productividad, otras universidades ganan posiciones y relegan a las nuestras.

 

¿Declinan las universidades nacionales a nivel mundial? Tampoco se puede arriesgar una opinión concluyente. Pero lo que los índices del cuadro indican es que están ubicadas en una posición lejana a una calificación relevante.

 

No hay razones únicas que expliquen estas posiciones. Podemos ser auto-complacientes y atribuirlo a una política educativa declinante, o a restricciones presupuestarias crónicas. Mis años de Universidad disparan otros interrogantes: ¿falta presupuesto en las universidades, o las partidas se usan en rubros alejados de lo académico y científico? ¿Tiene la propia comunidad académica alguna responsabilidad en esto? En las últimas décadas, por jubilación de los titulares, se han "partido" cargos de mayor jerarquía académica con el fin de asignar ese presupuesto a más cargos de menor nivel y remuneración. En síntesis, las posiciones de mayor jerarquía académica tienden a desaparecer.

 

Dicho esto, debemos evitar generalizaciones: más allá del ranking que ocupa cada universidad, mientras algunas de sus carreras y facultades seguramente declinan, otras mantienen o incrementan su prestigio. La debilidad de estos indicadores es que meten todo dentro de la misma bolsa, sin separar la paja del trigo. Podemos tomarlos en serio y ocuparnos, o ignorarlos y seguir nuestro camino. Pero seamos conscientes que la opción facilista de ignorar amenaza la supervivencia misma de nuestras universidades. Las cifras incómodas amenazan, pero también ofrecen una oportunidad: reconocer la realidad es el primer paso para mejorar. Es la propia comunidad académica quien debe enfrentar el desafío: lo toma, o lo deja pasar. No hay otras opciones.

 

*Ex profesor titular y profesor honorario de la Universidad Nacional de La Pampa. Investigador principal del Conicet. Miembro correspondiente de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria.

 

 

 

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