Falleció Ana Nélida Ramos, destacada intérprete y esposa de "El Bardino"

A la edad de 82 falleció ayer Ana Nélida (Cuqui) Ramos, destacada intérprete del folkore, quien supo supo lucirse en los más diversos y reconocidos escenarios del país.

La cantante fue esposa de Julio Domínguez, “El Bardino”, con quienes fueron padres de Juan Bautista. Cuqui, como se la conocía, era integrante de una familia de músicos que se inició con Leoncio Ramos, reconocido cantor popular de Villa del Busto.

En la casa de Leoncio y Tomasa Cepeda, eran continuas esas noches de reuniones con cantores, poetas, y guitarreros, con Cuqui y sus hermanos viendo muy de cerca ese mundo que se les ocurría mágico. Por allí pasaban Guillermo Mareque, Arnaldo Santajuliana, Chelo Funes, los Hernández que llegaban desde Toay, Gatica, Bazán y muchos otros. Eran de esas noches en que no faltaban Bustriazo Ortiz, Fernández Mendía y el recitador Lalo Casatti.

Sangre indígena.

Alguna vez Cuqui recordó en este diario: “En esa barriada de Villa del Busto, donde vivíamos, siempre en la calle Mendoza, pasábamos nuestras mejores horas, con vecinos como los Lastra (el inefable don Julio, aquel de los cuentos fantásticos que aún trascienden), los Rodríguez, Ibarra, Chambler, Picotto, Benussi y los Taramarca”.

De sus mayores provenían sus rasgos indígenas, que se observaba en su rostro que el paso del tiempo fue marcando, pero conservando siempre esa firmeza que caracteriza a los hombres y mujeres de su raza.

Defendió siempre con pasión la reivindicación indígena y a quienes fueron auténticos dueños de la "Ñuque Mapu" (madre tierra). “De esa sangre y de esa raíz profunda venimos los Ramos”, repetía con orgullo.

Destacada intérprete.

La música, siempre como solista, la habría de llevar a Ana Nélida Ramos por los más importantes tablados del país, y luciría su voz en Cosquín, Laborde --ganó allí en 1983 y 1987-- y en cuanto festival fuera invitada. Pero no sería lo único, porque brilló con “Milonga del trovador” en escenarios europeos, y particularmente en Francia donde hizo más de treinta actuaciones.

Sus comienzos en el canto se dieron al conocer al maestro Juan Carlos Durán, profesor de dibujo y música en la Escuela 4. Ya en ese tiempo cantó con el coro de la escuela un repertorio en inglés, en francés y hasta en portugués. Y le quedó grabado para siempre que le hicieron conocer La Rosa de Azafrán, y esos temas líricos tan ricos en melodías de aire español.

Se dedicó con entusiasmo a la danza folklórica y completó su formación musical con el maestro Alfredo Kludt.

Matrimonio con El Bardino.

En esas noches de peñas a lo de los Ramos un día llegó Julio Domínguez, cuando todavía no era “El Bardino” y no había alcanzado la estatura del compositor que luego sería. Era sólo el hombre humilde, venido del oeste profundo al que le gustaba acercarse a las guitarreadas de esa casa asombrosa.
Así conoció a Ana Nélida, con quien luego decidirían probar suerte en Buenos Aires, con una recomendación del entonces gobernador José Regazzoli que le permitió a ella actuar en la Carpa de Hugo Del Carril.

Allí conocieron a Tanguito, Hugo Díaz y a todos los famosos de la época, y Cuqui además cantaba milongas para japoneses en la Peña de Fany.  Al volver Julio le habría de proponer matrimonio.

El deceso.

Si bien ella pudo entrar a trabajar como portera –durante 18 años y hasta su jubilación-- en la Escuela 314 (hoy 201), hubo un tiempo que la pareja la pasó mal. Fue cuando después del golpe de 1976 Julio fue prescindido. Finalmente pudieron salir adelante.

Ayer se produjo el deceso de Ana Nélida que enluta a su hijo Juan Bautista, a sus hermanos y a un amplio círculo de amistades, muchas de las cuales constituyeron el basamento de nuestro cancionero popular. Sus restos fueron depositados en el cementerio parque de esta ciudad.