Viernes 26 de abril 2024

Mingo Campo, momento de recargar pilas

Redacción 21/01/2024 - 00.15.hs

“¡La veo linda a Santa Rosa! … la vez anterior, hace dos años, me pareció que no tanto. Y sí, aquí ando recorriendo los viejos sitios donde tanto anduve en otras épocas, saludando amigos; y sobre todo visitando a mis hijos y mis nietos”.

 

Mingo Campo (Juan Domingo) sigue saludando a cada paso, y va andando Santa Rosa donde se quedará por lo menos hasta el 16 de enero. Ese día regresará a Marbella, ese lugar de encanto donde la vida lo llevó casi sin que se lo proponga. Porque al cabo, la vida va…

 

El peluquero de Pampita.

 

Luce el estado físico de siempre, flaco, la remera apretada al cuerpo y el cabello -eso sí-, algo más grisáceo. Ha sido en Santa Rosa una de esas personas muy conocidas para otras generaciones, porque su condición de peluquero “de todos”, desde “Pampita” (cuando ni siquiera soñaba con ser la famosa que es hoy); pasando por los boxeadores y futbolistas que hicieron historia por aquí, y además de muchísimos vecinos que lo eligieron como su coiffeur preferido.

 

“Sí, claro. Hace mucho no la veo, pero si me viera seguro que charlaría conmigo. Pampita Ardohain iba a mi peluquería cuando la tenía en la calle Gil. Eso fue cuando salió reina de los estudiantes, donde además del peluquero fui parte del jurado… y luego vino eso de que salió reina nacional en Jujuy y esta carrera fantástica que tuvo… Una piba divina, en todo sentido”, la halaga.

 

El embrujo de la noche.

 

Y rememora: “El oficio al que le dediqué 40 años de mi vida me hizo ser amigo de media Santa Rosa; participar de las inauguraciones de boliches como Kascote, Crazy, New Star, Periplo, Piedra Azul; y mucho más acá las noches de Pavarotti. La verdad es que no me perdía una, porque la noche me embrujaba”.

 

Pero era un tipo de conducta Mingo, porque no era del alcohol, ni de fumar. Ni ninguna de esas cosas… “Claro que salí muchísimo, pero siempre con cuidado, porque al otro día religiosamente me levantaba para abrir el local y trabajar”, cuenta.

 

Un deportista.

 

Y sigue: “Aparte vos sabés, me gustaba el fútbol y entrenar; si hasta alguna vez cuando más pibe hice atletismo: una vez en Villa Giardino, representando a La Pampa hice 400 con vallas y gané; y también competí en 100 metros, y obtuve medalla de bronce en los 21 kilómetros”, resume.

 

Pero la gran pasión de Mingo es el fútbol… “Soy de River, y aquí jugué mil campeonatos de barrio, y de veteranos…. Y tengo cientos de amigos: “Los González (Tato, Topo, Chichín), Pirincho González, Chori Lang, Víctor Nicollier, Roberto Mariani… en el equipo del Jockey que organizaba Timo Muñoz estaa con El Ruso Escudero (está viviendo en Villa Mercedes pero en breve vuelve a Santa Rosa, anunció Mingo); Topo Vázquez, Carlos Cuellar. ¿Cientos dije? Me olvido de nombrar muchos porque son miles de amigos…”, dice con una amplia sonrisa de satisfacción.

 

Sí no olvida los comienzos de la Liga de Veteranos: “La empezamos en el Club Estudiantes (en el Víctor Arriaga) junto con Roberto Forestier, Horacio Rosales, Omar y Horacio Zalabardo, Pantera Rodríguez, Caio Valcarcel, Juan Cativa… y creo que todos siguen jugando. ¿O no?”, dice.

 

Conociendo a Carmina.

 

En un momento Mingo –ya lo conté, pero quizás no todos los saben- se contactó con Carmina. “En realidad conocía a un hermano suyo, pero después a través de una página de pinturas, ‘El insólito mundo Querald’ –se pueden ver paisajes de ciudades, cuadros, pinturas de animales, de flores- empezamos a contactarnos. Un día viajé para encontrarnos, conocí Marbella (ella tiene una farmacia allí), también a su familia y nació algo que nos unió fuertemente”, señala.

 

Y fue tan fuerte que él vendió su casa aquí, cerró la peluquería y se marchó.

 

Cargando pilas.

 

“Vivo allá desde hace varios años… dejé el oficio y desde entonces me convertí en personal trainner. Y sí, soy feliz. Pero cada tanto necesito venir y cargar las pilas, y en eso estoy. Ahora mismo vine porque mi hermano Bocha (gran cantor de tangos) cumplía 50 años de casado y quise estar. Porque tenemos una gran relación, desde siempre”, acota.

 

La magnífica Marbella.

 

Todavía le faltan un par de semanas, o un poco más, para regresar a esa tierra maravillosa. Ese lugar donde vive y donde se puede encontrar con Michael Jordan –”andaba por las calles en estos días”, comenta-, Erling Haalang (el compañero de Julián Álvarez en el City, y donde tienen sus yates Cristiano Ronaldo, Rafa Nadal, y tantos. “Vivo bien, disfruto de ese bellísimo paisaje porque de verdad es el paraíso, pero hay cosas prohibitivas para un común como yo… Hay cientos de canchas de golf en Marbella, pero uno no se puede ni acercar porque una clase cuesta 150 euros. ¡Sí, euros!”, reafirma.

 

“¡Y pensar que aquí con unos pocos pesos nos jugamos unos partidazos de fútbol bárbaros!”, se ríe.

 

Sentado a la mesa de una céntrica confitería, en la vereda, constantemente Mingo Campo recibe un saludo tras otro. Alguno se sorprende de verlo, pero todos se alegran…

 

“Esto es muy lindo, porque quiere decir que uno se ha comportado bien en la vida”, reflexiona.

 

La vida va...

 

Cuando se le pregunta cómo nos ven desde allá dice algo que en realidad no sorprende: “A veces creemos que nos miran mucho desde afuera, pero no es tan así, porque ellos no se preocupan tanto de lo que pasa aquí. Y sí, todo saben que siempre fui peronista, por eso pienso que esto que está pasando no es fácil de entender…”, es lo único que dice, pero queda claro lo que piensa.

 

Mingo Campo está de regreso. Para cargar las pilas, para recorrer las calles de Santa Rosa y de “su” Villa Alonso, y para buscar los rostros de sus amigos de siempre y fundirse en un abrazo al encontrarlos… Y para sentir, también, la pena de las ausencias que duelen…

 

Anda por allí algunos días más. Luego volverá a Marbella porque, al cabo… la vida va. La vida siempre va… (M.V.)

 

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