Domingo 28 de abril 2024

“Nosotros vamos a restituir la memoria”

Redacción 10/02/2024 - 00.35.hs

El docente de la Universidad Nacional de La Pampa, Pablo Rosell, participó por cuarta vez de la campaña del Proyecto Amenmose en Egipto. Este año, los exploradores y exploradoras lograron abrir la entrada original de la antigua edificación, de más de 3.500 años, y recuperaron más de 500 objetos valiosos para su investigación, entre otros grandes avances.

 

El Proyecto Amenmose se propone la conservación y estudio de la tumba de Amenmose (TT 318) localizada en Sheikh Abd el-Qurna, Luxor, Egipto. Esta tumba se halla entre las numerosas capillas funerarias de altos y medianos dignatarios distribuidas de manera irregular a lo largo de las colinas occidentales de Tebas en distintos sectores: Dra Abu el-Naga, el-Assassif, el-Khokha, Gournet Murai, Deir el-Medina y Sheikh Abd el- Qurna. A este conjunto de tumbas se las denomina tumbas privadas o tumbas de nobles y constituyen una de las mayores fuentes de información de la sociedad egipcia antigua.

 

A partir de la aprobación obtenida del Ministerio de Antigüedades de Egipto en abril de 2019, pudieron iniciar diversas líneas de investigación interdisciplinarias con base en egiptología, en historia, en conservación y en arqueología en ese sitio. Las integrantes del proyecto son de la Universidad Nacional de La Pampa (UNLPam), de La Plata (UNLP), de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y del Conicet.

 

Trabajos.

 

Por cuarta vez, el profesor de historia de la UNLPam Pablo Rosell se sumó a la expedición y este año tuvieron grandes avances. En diálogo con LA ARENA, el pampeano recordó la nota que le realizó este diario el año pasado sobre el trabajo de investigación. En 2023, “en la excavación habíamos llegado a ver la puerta y este año se completó la limpieza del patio de la tumba de 318 de Amenmose y se pudo descubrir la puerta que estaba hace más de 200 años”.

 

“Estaba cubierta por sedimentos que se pudieron quitar para abrir la puerta. Los arquitectos que fueron en la campaña reconstruyeron un dintel y una jamba y colocaron una puerta de hierro”, señaló y explicó que “es típico en la conservación de las tumbas tebanas. Cuando uno está trabajando hay una puerta de hierro que se cierra con un candado para evitar que alguien entre cuando uno no está y dañe el patrimonio”.

 

Hallazgos.

 

Rosell afirmó que encontraron 501 elementos. Mencionó “lino, restos de madera, piedras decoradas, restos vegetales, huesos de momia, pies de momia, manos de momia y demás. Hallamos 116 objetos de cerámica como vasijas enteras, vasijas rotas –a futuro, los especialistas se encargan de reconstruir esas cerámicas”.

 

También “aparecieron muchos conos funerarios de cerámica, que iban en las puertas de las tumbas de los nobles. Ninguno es del propietario de nuestra tumba, sino de otras tumbas vecinas o de la zona que rodearon y esos conos tienen algunas inscripciones. Si bien algunos están rotos, pudimos reconstruir a quiénes pertenecerían y otros están sin descubrir”. Por ello, uno de los próximos objetivos será conocer las otras tumbas que están cerca.

 

Rosell indicó que encontraron “calaveras, mandíbulas, hubo ramos de flores que se usaban como para ofrendas de los difuntos; se encontró también una parte de arriba de una estela decorada, que son monumentos generalmente en piedra que conmemoran algo, en este caso una estela para una divinidad”. Se recuperaron ushebtis, unas figuras de arcilla o fayenza, que “se usaban para enterrarse con el difunto, eran trabajadores que en el más allá iban a trabajar para este difunto. También se encontró un ostracón, que es un fragmento de cerámica con un conjuro del libro de los muertos que es súper interesante”.

 

Próximo viaje.

 

El pampeano contó que despejaron un pozo funerario en el patio de la tumba. “Por lo que medimos, tiene más de un metro de profundidad, está tapado y en ese lugar aparecieron conjuntos de sarcófagos, cerámica y vasijas. Suponemos que en las próximas campañas, cuando tengamos los recursos necesarios, vamos a poder excavar ese pozo funerario para ver qué hay: si está el sarcófago o la momia de Amenmose y su familia. Eso fue lo más interesante”, relató.

 

Por último aclaró que con productos químicos, trabajaron en la conservación de pinturas que hay en el interior de la tumba. "No es solo un lugar turístico, nosotros vamos a restituir la memoria. Cada vez que aparece el nombre de Amenmose en los medios de comunicación estamos ayudándolo a que su historia perdure", había expresado el año pasado Rosell a este diario.

 

“Un paisaje soñado”

 

El proyecto Amenmose conlleva un arduo trabajo de investigadoras e investigadores argentinos, pero ello no los limita a disfrutar de un hermoso paisaje. El pampeano Pablo Rosell contó que “todos los días, a las 6 de la mañana, entrábamos a trabajar al sitio y era el horario en el que despegaban globos aerostáticos turísticos que daban un paisaje lindo y soñado”.

 

 

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