Lunes 13 de mayo 2024

“Tenemos seis mujeres que son de fierro”

Redacción 26/12/2023 - 00.09.hs

“Estas mujeres son de fierro. Sin ellas, el funcionamiento de nuestro sector no resultaría tan eficiente”, asegura Horacio Laborde, encargado las plantas productoras de oxígeno medicinal para el sistema público de salud pampeano. Rocío, Vanina, Claudia, Belén, Giuliana y Norma se desempeñan en el Departamento de Oxígeno Medicinal La Pampa: “una tarea riesgosa, que afrontamos como cualquier otro trabajo”, dicen.

 

La producción de oxígeno medicinal y su envasado en cilindros metálicos es una tarea de alto riesgo. En 2007, cuando se inició el proceso en nuestra provincia, los cuatro operarios que pusieron en funcionamiento aquella planta pionera fueron hombres: Laborde, Miguel Latiján Carlos Panza y Mario Lugones. Ese proyecto creció y actualmente, en las plantas de Santa Rosa, General Pico y General Acha se desempeñan 29 personas.

 

“Lo tenemos naturalizado. Para nosotras es una actividad como cualquier otra, pero sabemos que hay un riesgo grande, por trabajar con un gas muy inflamable y utilizar presiones tan elevadas”, reconocen. Cada tubo de 10 metros cúbicos contiene oxígeno comprimido a 2.500 libras, casi cien veces la presión en un neumático común de automóvil. Por eso, los tubos contenedores tienen paredes metálicas de 4,5 centímetros de espesor y cada cinco años son sometidos a pruebas hidráulicas para garantizar su seguridad.

 

LA ARENA las reunió en las instalaciones del Lucio Molas para armar esta nota. Estaban preparándose para asistir al tradicional asado de fin de año, que esta vez se celebró en General Pico. “Integramos un gran equipo de trabajo, tenemos una convivencia muy buena y no hay diferencias ni desigualdades entre hombres y mujeres”, advirtieron.

 

Tienen entre 25 y 45 años y Norma Coria es la única que proviene de otra ciudad: se desempeña como operaria en la planta de General Acha. “Es la única mujer que hace esta tarea. Enciende y apaga equipos, controla la producción y carga tubos. Es el trabajo que requiere mayor fuerza: ella lo realiza a la par de sus compañeros varones y con la misma eficiencia”, advierte Laborde.

 

Actividad invisible.

 

Aunque cumple un rol fundamental en el sistema y su importancia quedó demostrada durante la pandemia, es un sector que permanece invisible. Pocos saben que la producción pampeana de oxígeno medicinal es un faro para Latinoamérica y que varias provincias del país ya empezaron a copiar este sistema. “Nos conocen muy poco, escasas personas saben dónde estamos y qué hacemos”, reconocen.

 

De todos modos, Rocío Grandón, ingeniera a cargo del mantenimiento e instalación de redes de gases medicinales, aclara que “ahora que visitamos las localidades y vestimos ropa con el logo, muchos trabajadores de salud van ampliando su valoración sobre este servicio e identifican a la planta y su personal. Pero antes, veían llegar los tubos y no tenían idea de dónde salían”.

 

Ingresó como ingeniera de planta en 2015 y unos años después promovió la creación “taller móvil de mantenimiento”, un vehículo completamente equipado con el que viaja por la provincia junto a Fabián Barrientos para instalar redes centralizadas de oxígeno y realizar su mantenimiento. “El taller móvil comenzó a funcionar antes de la pandemia y significó un ahorro enorme en términos económicos, al eliminar todas las contrataciones de terceros”, aclaró.

 

Hoy, instalar la red de una pequeña localidad costaría más de 25 millones de pesos y debería hacerse por licitación. “Nosotros vamos en el camón y la instalamos, sin más costo que los materiales y nuestros sueldos”. En la provincia ya hay 43 establecimientos con redes centralizadas de oxígeno medicinal y barrales individuales por paciente.

 

Laboratorio único.

 

En el Lucio Molas funciona también un laboratorio donde controlan la calidad del oxígeno producido. Allí trabajan la farmacéutica Vanina Castagno y Claudia De Pián, licenciada en Química. Se ocupan de realizar muestreos mediante análisis por cromatografía y su tarea es un emblemas distintivo del departamento, porque ninguna otra planta de PSA en el país pudo hacer la inversión para garantizar control de calidad permanente. Comenzó a funcionar en 2016; hasta entonces solo se hacían controles periódicos en la UNLPam.

 

“Tomamos muestras en distintas etapas del proceso y las analizamos con un cromatógrafo gaseoso de alta precisión”, explican. El sistema PSA (Pressure Swing Adsorption) extrae oxígeno del aire, mediante pulmones cargados con zeolitas (un mineral que absorbe las moléculas de nitrógeno) y permite obtener una pureza del 95%. Mediante un enriquecedor adicional, las plantas pampeanas depuran oxígeno al 98 por ciento: “controlamos diariamente el proceso en Santa Rosa y cada semana traemos muestras de Pico y Acha. En estos ocho años, el proceso ha mostrado una homogeneidad notable”, celebran.

 

Prueba de fuego.

 

Belén Arosteguichar y Giuliana Sosa Oberst se ocupan del área de Administración, Recursos Humanos, Compras y Trazabilidad de insumos. “Nuestra prueba de fuego fue la pandemia porque estuvimos a full en todos los sentidos: nos sirvió para comprobar la capacidad que teníamos y saber donde estábamos parados”, recuerdan. Así descubrieron que conforman “un equipo de trabajo muy afianzado, perfectamente gerenciado y que cumple un riguroso mantenimiento preventivo de todo el equipamiento”, aseguran.

 

En los últimos años las plantas de PSA comenzaron a multiplicarse en el país. El elevado costo del oxigeno medicinal, provocado por la vigencia de un monopolio de la producción criogénica instalado hace varias décadas, moviliza a los sistemas de salud para seguir el ejemplo de La Pampa. “Todas producen al 95%, sin enriquecer y sin laboratorio ni control de calidad. El proceso que hacemos acá es único en toda Latinoamérica y posibilita el ahorro de miles de millones de pesos al año”, advierten.

 

Por decisión del gobierno provincial, la capacidad del sistema se triplicó durante la pandemia y actualmente envasa unos 10 mil tubos por año. “En Santa Rosa podemos producir hasta 110 metros cúbicos por hora, lo que nos permite abastecer la demanda del hospital René Favaloro, que ya tiene casi 400 bocas de oxígeno medicinal” cuenta Laborde. “Eso no sería posible sin un equipo idóneo, bien organizado y comprometido como éste. Y sin estas seis mujeres, que son de fierro”.

 

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