Viernes 26 de abril 2024

“Una compulsa entre Kicillof y Llaryora”

Redacción 08/01/2024 - 00.05.hs

El periodista cordobés Jorge Navarro, quien vivió casi diez años en La Pampa, volvió a Santa Rosa luego de 22 años para reencontrarse con amigas y amigos. Además de su extensa trayectoria en medios cordobeses, en Santa Rosa trabajó en LA ARENA, LU33 y Canal 3; entre otros medios. A su rol de comunicador, también le suma el de consultor político y de gestión pública y el año pasado protagonizó La obra de teatro “El Candidato”, en el Teatro María Castaña, de la capital cordobesa.

 

Navarro se hizo un tiempo ayer para charlar con este diario sobre la realidad política actual de su provincia y en parte sobre el reciente desembarco de Javier Milei en la Casa Rosada (ver aparte). En cuanto a Córdoba, el periodista se refirió al ascenso del nuevo gobernador, Martín Llaryora.

 

“Cuando Schiaretti sacó el 50 y pico por ciento de los votos para la gobernación en 2019, allí lo promueve a Llaryora, que había sido intendente de San Francisco, vicegobernador y diputado nacional. No siendo nacido y criado en Córdoba capital, lo promueve como candidato a intendente. Ese fue un golpe hacia adentro del peronismo de la capital y hacia la oposición. Ahí uno empezó a ver que Schiaretti se iba a retirar y estaba dejando su sucesión con Llaryora”, explicó.

 

Para Navarro, Llaryora fue el mejor intendente de Córdoba después del radical Rubén Américo Martí (1991-1995 y 1995-1999). “Y lo ratifica en las urnas porque fue ganador contra (Luis) Juez para la gobernación por los votos obtenidos en Córdoba capital y en San Francisco, las dos ciudades que él había gestionado. Con Llaryora entra una nueva camada de dirigentes peronistas, de entre 48 y 54 años”, añadió.

 

-La noche que ganó las elecciones, Llaryora dijo que venía para fundar algo nuevo en Córdoba, con una nueva fuerza política. Ese día Schiaretti no estuvo en el escenario.

 

-Y fue sorpresivo. El discurso ese de Llaryora marcó claramente que de ahora en más iba a ser otra cosa. Y a todos nos dejó con cierta sorpresa. Y después vino la elección para intendente de la ciudad, donde el gran dirigente, emergente del radicalismo cordobés, que es (Rodrigo) de Loredo, tenía todas las chances de ganar. Las encuestas lo daban arriba de Daniel Passerini, que era el vice de Llaryora. Y esa campaña la condujo absolutamente Llaryora, con una militancia que no se veía en el peronismo desde hacía décadas. Fue el jefe de campaña de Passerini, que ganó por siete puntos de diferencia. Para redondear, Llaryora es un nuevo peronismo, otra dinámica. Es un dirigente del interior, peronista de toda la vida, pero ni el peronismo combativo y de la epopeya del kirchnerismo, ni el peronismo menemista, liberal. Es un tipo que hay que empezar a mirarlo porque tiene una impronta de mucho involucramiento en los temas de los que históricamente el progresismo no se ocupaba: la seguridad, la apropiación del espacio público, la salud público-privada, la modernización de la economía circular, las nuevas maneras de innovación tecnológica en la salud, pero también en los trámites burocráticos. En la ciudad de Córdoba, en cuatro años desaparecieron los papeles, está todo digitalizado. Es de mucha modernidad y al mismo tiempo de mucho involucramiento en la cuestión social, en la lucha contra las adicciones, en poner mucho dinero en la atención primaria de la salud, nuevas tecnologías, acuerdos público–privados, y profundiza aquella idea de De la Sota de gobernar en una sociedad no peronista, por lo tanto, quita toda la iconografía peronista y se avanza con la idea del “partido cordobés”. Y desde el punto de vista político el tipo sostiene que hay que repensar el peronismo a nivel nacional, que hay etapas agotadas en los paradigmas tradicionales de los partidos.

 

-Llaryora dijo que su espacio se iba a ampliar a personas del PRO, de la UCR y de otras fuerzas políticas. ¿Lo cumplió?

 

-Totalmente. (Pedro) Dellarossa, el histórico fundador del macrismo en Córdoba, hoy es el ministro de la Producción de la provincia. (Darío) Capitani, que es del PRO y es el histórico opositor en Villa María de Martín Gill, hoy es el presidente de la Agencia Córdoba Turismo. Al mismo tiempo, la vicegobernadora Miryan Prunotto es radical, que era intendenta de Juárez Celman. La ministra de Desarrollo Humano es Liliana Montero, que viene del alfonsinismo y la centro izquierda de Córdoba, una psicóloga, pañuelo verde, que trabajó con él en la Municipalidad de Córdoba. Con lo cual lo que él esbozaba lo está poniendo en práctica. A tal punto que, por primera vez desde hace muchos años, intenta retomar la conducción política de la Policía de Córdoba, que estaba bastante autonomizada, y crea el Ministerio de Seguridad (antes era Secretaría) y pone ahí a otro opositor que se llama (Juan Pablo) Quinteros, que viene de origen juecista y que pasa por otros partidos vecinales. Y hay que sumarle a Martín Gill, de Unión por la Patria, al que le dio el Ministerio de Cooperativas y Mutuales.

 

-En cuanto al vínculo con el campo, Schiaretti siempre reclamó la quita de las retenciones. ¿Llaryora tiene esa misma mirada?

 

-Tiene la misma idea. El peronismo de Córdoba representa a la sociedad cordobesa. La zona nucleo es importantísima en Córdoba, la metalmecánica en relación al agro… El nivel de retenciones que se le saca al campo de Córdoba es de una enormidad importante, que no es compensada por ejemplo con la mirada nacional en relación a los biocombustibles, porque si solo priorizás desde el punto de vista de la energía toda la cuestión petrolera, como Vaca Muerta, y no le das una mano a lo que se produce de biocombustibles en Santa Fe y Córdoba... La discriminación que sienten dirigentes como Schiaretti, que es más explícito, y Llaryora, que es más moderado, hace que reclamen por la quita de retenciones. Ahora este gobierno (Milei) les ha aumentado las retenciones, entonces la espada legislativa nacional histórica de Schiaretti, que se llama Gutiérrez (Carlos Mario), un dirigente de Río Cuarto que integra un bloque de 23 diputados nacionales con (Miguel) Pichetto a la cabeza sale con los tapones de punta en contra de Milei porque no solo agravó las retenciones de la soja sino que volvió a ponerle a las economías regionales, con lo cual volvió a perjudicar a la lechería, al maní… En eso Llaryora sigue la misma linea, con el agregado que Llaryora dice que no solo necesitamos que nos bajen la presión fiscal, sino que se debe dar un mecanismo por el cual se facilite la reinversión para que las exportaciones no sean solo primarias. En eso tiene una idea más desarrollista que Schiaretti.

 

-¿Llaryora quiere ser presidente de la Nación? Da esa sensación cuando habla de los “pituquitos de Recoleta”.

 

-Hace mucho que no hablo con Martín, pero conociéndolo algo, sin dudas creo que ese es su objetivo. Es un muchacho con muchas ambiciones. Está convencido que la política es un hecho colectivo y que hay que sumar. Es muy opositor a toda la política del AMBA. Sobre todo Córdoba y Santa Fe hemos sufrido la discriminación de los subsidios al transporte. Da risa ver en los canales de Buenos Aires que están ahora escandalizados por la tarifa de los servicios públicos. Dicen que es tremendo que el boleto de colectivos esté a 72 pesos, cuando en Córdoba pagamos mucho más. No hay equivalencias. Mi visión personal es que va a querer ser candidato a presidente, pero primero va a consolidar lo que consiguió. El siente que para muchos de los del campo y para muchos del interior de la provincia él no es Schiaretti. Entonces, primero va a consolidar ahí pero sin dudas con una mirada nacional. Y esa expresión, la de “pituquitos de Recoleta” le dio una repercusión nacional que no tenía. Creo que él es consciente de que va a haber una trilogía que, si no se rompe, va a tener mucho peso en la política nacional: me refiero a la alianza entre (Maximiliano) Pullaro de Santa Fe, (Rogelio) Frigerio de Entre Ríos, y Llaryora de Córdoba, porque son tres jóvenes gobernadores con una visión similar en no pocas cuestiones y muy crítica sobre el AMBA. Llaryora va a querer representar la mirada del interior. Y me voy a aventurar a una irresponsabilidad: creo que ese panperonismo puede terminar en una compulsa entre Kicillof y Llaryora.

 

Milei, el menemismo y el 2001.

 

Navarro ve trazos del actual gobierno de Javier Milei y el clima de época que parece invadir al país en lo que ocurrió en los años 1989 y 2001, dos de las crisis más recordadas de la Argentina. “Esto lo vivimos con la hiperinflación de Alfonsín. Había una enorme desazón, porque se venía de una enorme expectativa con la recuperación de la democracia, y el impacto de las políticas neoliberales de Menem, más allá de que los sectores progresistas las resistieron, más allá que ahí surgió el Grupo de los Ocho, Chacho Alvarez, etcétera, más allá de las resistencias, esas políticas tuvieron consenso: las privatizaciones, la retórica de todo el trabajo sucio que se había hecho desde el punto de vista de la economía, lo de Cavallo con la convertibilidad tuvo consenso…”, comparó.

 

“Lo que ocurre es que hoy viene todo muy rápido, pero hay un momento que me hace acordar a esa transición entre la salida abrupta de Alfonsín y al poco tiempo lo que resuelve Menem con las privatizaciones, etcétera. Y otro momento que me recuerda es 2001, cuando hubo una deslegitimación de la representación política que fue impresionante. Y esa deslegitimación hizo que la gente dijera que se vayan todos, porque nos llevaron a esta situación. Mi impresión es que a diferencia de 2001, los grandes grupos económicos de Argentina no estaban tan consolidados como ahora. Era otro contexto internacional, entonces el que se vayan todos terminó en el que se vayan algunos. Y tuvo en Néstor Kirchner un visionario en recomponer la autoridad política del Estado”, explicó.

 

“Y el emergente de Milei surge como una consecuencia lógica de la debacle de la política, el desastre de la economía… Desgraciadamente el rezo de Alfonsín de que con la democracia se come, se educa y se sana, parece que finalmente no era tan así. Y hay nuevas generaciones que no vivieron la dictadura, que no sufrieron lo que sufrimos nosotros, y entonces no tienen memoria histórica… Y eso no es fácil. Entonces vuelve la exacerbación de lo individual, el ‘no te metas conmigo’, y eso es aprovechado por un disruptivo como Milei, pero con los sectores concentrados de la Argentina, mucho más concentrados, más consolidados, que aprovechan esta situación”, sostuvo.

 

-¿A Milei lo llevan al poder los grupos económicos concentrados? ¿O estos simplemente le copan el gobierno una vez que llegó?

 

-No quiero disculparlo a Milei, porque tiene una vicepresidenta que es negacionista. Pero más allá de cualquier cosa, los grandes grupos económicos aprovechan estas circunstancia sino no estarían Luis Caputo y Federico Sturzanegger, ni el jefe de Gabinete sería un hombre del Grupo Eurnekian. Y así como lotean el gobierno, lotean las reformas terribles, burdas… Todos los que han defendido –entre comillas– el republicanismo en Argentina hoy están callados. Es vergonzoso que se puedan reformar 300 leyes en Argentina con un DNU. Sin embargo están callados y los grupos económicos van por la presa. Y uno que siempre ha tenido una mirada muy crítica de la CGT, caracterizándola como “los gordos de la CGT”, hoy, frente a la debacle, la CGT dice que el 24 va realizar un paro y es la primera que se para de manos.

 

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