Miércoles 24 de abril 2024

Soguería: una tradición pampeana

Redaccion 16/05/2020 - 08.50.hs

La soguería en La Pampa, cuya materia prima es el cuero crudo, a diferencia de quienes trabajan el cuero curtido que son los talabarteros, tuvo su origen hace más de cuatro siglos y aquí se replicó en nuestros indígenas con preeminencia mapuche, ranquel y günün ä küna.
Juan José Reyes

 

En principio fue utilizado por aquello pueblos originarios de nuestras pampas y después por el gaucho. Según el Ministerio de Turismo de la Nación, hay más de 40 artesanos que practican el más autóctono del arte de nuestras tierras aquí y además nuestra provincia es tercera en calidad del país. Sus métodos fueron transmitidos de indios a gauchos y se reprodujeron de generación en generación. La preparación de los tientos completa el insumo, luego viene el arte del soguero, la paciencia y el oficio, que crean un producto con un sello doméstico inconfundible, que aparte forja nuestra identidad.

 

La soguería pampeana nos enseña la belleza de un arte que se logra cuando se cuida cada detalle de la artesanía. La ardua tarea de trabajar el cuero crudo y convertirlo en producto de uso cotidiano es parte de la forma de vivir en el oeste profundo trasuntando ese clásico y tradicional oficio.

 

Expertos sogueros, como se los llama a aquellos que trabajan artesanalmente a partir del cuero crudo van quedando pocos. Manos duras y callosas, forjadas por años de experiencia con el cuero y después heredadas por sus hijos, son una obsesiva búsqueda de la calidad en este arte.

 

Esta creación, tradicional y exclusiva, es reivindicada por los maestros artesanos con cada una de las piezas que salen de sus manos. El crudo es el cuero en su estado natural, totalmente ecológico, sin componentes químicos que alteren su origen. Tiene el color natural del animal, con todas las características de su piel. Su proceso es lento y trabajoso, y cada paso es clave para lograr una mercancía de alta calidad.

 

El trabajo del soguero comienza con la elección de la materia prima: el cuero. Este debe seleccionarse cuidadosamente ya que siempre posee marcas que son cicatrices del animal, generada por varias causas.

 

Hijo de los dueños

 

El indio y el gaucho de las pampas, en su necesidad primordial de dominar y adornar el caballo en sus épocas, fueron considerados como los primeros artesanos del cuero crudo. Hombres y mujeres por igual tejían los botones de bozal para jugar un típico deporte criollo como el Pato. En el comienzo del trabajo con el cuero, influye sin dudas el estilo de vida que se ha elegido para vivir en nuestros campos.

 

El desarrollo del tratamiento del cuero (vacuno y de potro) se aprende de los viejos chacareros. Todos los procesos deben llevarse a cabo de manera impecable, ya que el trabajo previo permitirá alcanzar finísimos espesores en etapas posteriores, dando como resultado un producto sumamente delicado y exclusivo.

 

De allí surgen los tientos, materia prima estratégica para la soguería, ya que se utiliza para coser, unir y tejer. Poner particular hincapié en todos los pasos es la única forma de obtener como resultado un trabajo prolijo y suave al tacto, imprescindible para la confección de aquellas artesanías. Para tejer diferentes tonalidades, se tiñe el tiento utilizando pigmentos naturales.

 

Este tipo de tejido de lezna, que es el nombre de la herramienta que se utiliza para lograrlo, no era muy utilizado por el gaucho debido a su fragilidad: es un trabajo sumamente vistoso, que requiere de gran habilidad debido a la poca resistencia que presenta el tiento al ser tan fino. Por eso, es utilizado para piezas de colección, más que para uso. Las rudimentarias herramientas del soguero le permitieron tecnificar este hermoso oficio, tan nuestro, en el tiempo.

 

Impulso achense

 

Cuando se dan a conocer los premios otorgados en las cinco últimas Exposición y Feria de Artesanías Tradicionales Argentinas, organizada en el marco de las muestra de la Sociedad Rural el pampeano Juan Esteban Ugartemendia oriundo de la ciudad de General Acha recibió tres veces la Copa Challenger a la mejor pieza de la exposición.

 

El achense ha presentado varios rebenques con cabo tejido de 90 tientos en el cuerpo (entre la cabeza y la paleta) de lonja de potro llamado en la jerga criolla como «mondonguillo». Este importante encuentro además reúne lo más granado en materia de artesanía soguera argentina.

 

Por eso la presencia de pampeanos es siempre un desafío y una gran vidriera para mostrar su arte ante un público y un jurado altamente exigente. La elección en los últimos años ha determinado que las autoridades nacionales hayan considerado a La Pampa como la cuarta provincia en producción de obras novedosas.

 

Cuando se habla de este arte longevo también se refiere no solo a la soguería tradicional sino a la elaboración de cuchillos, encabados, en cerda y de aperos completos. En casi todas las zonas de cría de La Pampa este arte sigue proliferando. Los artículos que visten al caballo, lo que más apasiona al soguero hasta aún hoy es la elaboración del bozal, cabresto, cabezada, rienda y rebenques de los que hay varios.

 

Pueden ser de lazos torcidos (fuertes y cortos para enlazar en un corral), encimeras (parte del apero o montura gaucha) y la elaboración de cinturones, carteras, cuchillos, llaveros y billeteras, que también tienen mucho uso urbano. En la casa de todo artesano soguero huele a cuero, a herramientas y aire de trabajo.

 

Se utilizan máquinas para sobar (para ablandar el cuero), cilindros para desgrasar y afeitar el cuero junto a otras herramientas de trabajo. Cuero vacuno y de potro son las materias primas fundamentales. El de potro se usa principalmente por los finísimos tientos que permite generar, de gran resistencia y durabilidad (hay dos de los mejores en la localidad de Uriburu).

 

El cuero crudo es el que se encuentra en su estado natural, sin componentes químicos. El color varía de acuerdo con la edad del animal, su estado sanitario, su raza. Un Hereford con una edad promedio de 3 años pesa 400 kilos; ese cuero tiene las condiciones de elasticidad que se requiere para el trabajo, aunque también se usa el Shorthorn.

 

Luego de un proceso cuidadoso de lavado, desgrasado, pelado, estaqueado, y sobado el producido queda a la vista. Se lo estaca tensando el cuero para revenir las fibras durante un plazo que va de los 4 a los 10 días, y el sobado permite ablandar al cuero hasta hacerlo maleable otros 20 días. Hay una máquina casera que va envolviendo y desenvolviendo el cuero.

 

Las técnicas de la soguería, cambian de acuerdo a la zona que se trate: en el norte rico como la estepa pampeana y también del oeste de la sabana tradicional. En el sur y el oeste el cuero vacuno se utiliza lo más sobado posible, mientras que las zonas de engorde del norte provincial es productiva y de buenos pastos, lo utilizan poco sobado. El estado que se llama redomón (intermedio entre sobado y crudo), con mayor durabilidad al agua.

 

Cuchillería

 

La cuchillería es una de las ramas tradicionales de la soguería y refiere a un encabado que es trabajado con la misma exigencia que caracteriza a todas las piezas nativas de la zonas. El «guasquero» busca la perfecta alineación de la hoja y el cabo en sus dos direcciones principales, lo que dará como toque final un producto estéticamente perfecto y proporcionado. En un excelente cuchillo no solo debe haber continuidad entre sus partes, sino también «equilibrio de botón».

 

Esto es, un perfecto balance entre el peso de su cabo y el de su hoja. Los artesanos que trabajan entre lonjas y leznas realizan sus productos fruto de la soguería o la «guasquería», confeccionadas con cuero crudo. Pero también las hay con cuero de caballo y de ciervo colorado (recubren cabos de cuchillos, alfombras y hasta cobertores de mates) que se estira y se seca para poder cortar de él finas hebras llamadas «tientos».

 

Aquellas finas hebras de cuero de potro son utilizadas para coser y tejer. Hoy la soguería, oficio tradicional de nuestro campo originario, se va perdiendo con el paso del tiempo pero los pocos o muchos que quedan mantienen su vitalidad y excelencia gracias a los grandes maestros del pasado. Secretos de un arte que requiere enorme destreza y, sobre todo, paciencia. La soguería se desarrolló por la necesidad que tenían los hombres de campo de valerse de objetos para lidiar cuerpo a cuerpo con los animales.

 

En La Pampa, con grandes rastrilladas indígenas y vaquerías donde hubo explotación del ganado y del cuero muy grande, se aprovechó este material, que era el que tenían a mano. Hoy la soguería se podría dividir en la que se realiza para el trabajo con caballos (juegos de sogas y el ajuar completo); la misma, pero con detalles más delicados para competencias y coleccionistas; y por último, la de la regalería, en la que se confeccionan llaveros, estribos, cuchillos, hebillas, carteras y tapas de libros que pueden adquirirse no solo en los centros porteños sino también en Córdoba y Santa Fe.

 


' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?