Miércoles 24 de abril 2024

Cómo fue que quedó en libertad en 2001 uno de los acusados del crimen de María Puebla

Redacción 21/08/2014 - 03.43.hs

Hace algo más de 13 años, el 5 de marzo de 2001 a la noche, a una cuadra y media de la avenida Perón, sobre la calle Mariani, Mirta Susana De Marco agonizaba después de recibir dos puñaladas. Era una prostituta de 35 años que tenía ocho hijos y que murió un rato más tarde en el hospital Lucio Molas.
Por aquel homicidio fue acusado y juzgado Roberto Fabián Lezcano, uno de los dos detenidos por la muerte de María Puebla. Pero el 5 de julio de ese mismo año, la Cámara en lo Criminal 2, conformada por los jueces Filinto Rebechi, Abel Depetris y Carlos González, lo absolvió aduciendo que actuó en defensa propia. La fiscal Susana Montenegro había pedido en los alegatos una pena a nueve años de prisión.
Aquella vez Lezcano -que es sordomudo y analfabeto- tenía 24 años y fue detenido a las pocas horas en la casa de un familiar que estaba ubicada cerca de los viejos piletones de Obras Sanitarias. Además la policía secuestró en la casa de su padre, en el barrio Los Hornos, ropas con sangre.
Desde un primer momento la versión policial -a partir del testimonio de otra trabajadora sexual- fue que el sospechoso y De Marco habían mantenido relaciones y que el desenlace fatal se produjo por una cuestión de dinero. También que la víctima alcanzó a decirle a dos polícías: "me hirió El Mudo, me hirió El Mudo...". Y que no tenía antecedentes, excepto algunos ingresos por hurtos menores.

 

La versión del imputado.
Durante el juicio Lezcano declaró -lo hizo por señas a través del intérprete Edgardo Raúl Jansen- que iba en bicicleta y que De Marco le hizo gestos para que se acercara a ella. La primera vez no aceptó, pero la segunda sí. Agregó que le pagó diez pesos, que la mujer le entregó el dinero a un hombre y que ellos consumaron el acto el acto sexual con De Marco arriba suyo.
En esas circunstancias, remarcó Lezcano, la muerta sacó un cuchillo de la pierna derecha y lo amenazó pidiéndole más plata. El, atemorizado, se defendió y le agarró la mano. Durante el forcejeo le clavó una puñalada cerca del ombligo y otra un poco más arriba. Ese segundo puntazo fue letal. De Marco se levantó y caminó, mientras Lezcano -que aseguró que no la conocía- huyó en dirección contraria en la bicicleta.
Los testigos no aportaron demasiado. El policía Rafael José Martínez reiteró que la víctima mencionó "en varias oportunidades que fue El Mudo"; mientras que el vecino José Fabián Pereyra contó que oyó gritos y que vio a un hombre pasar rápidamente en una bicicleta con un bulto ("como si fuera ropa", graficó).
Los otros testimonios fueron a pedido de la defensora Vanesa Ranocchia Ongaro, y favorables a Lezcano. Todos coincidieron en describirlo como un joven tranquilo cordial y trabajador. Incluso el propio Jansen, que además era docente. Daniel Alfredo Berali, a quien había ayudado en un horno de ladrillos, dijo que "lo conozco como si fuera mi hijo".
A su vez, la fonoaudióloga Andrea Mabel Chirino, profesora de Lezcano en la Escuela Especial de Sordos e Hipoacúsicos, dijo que sufría "una sordera profunda" y que no podía trazar "hipótesis, juicios y proposiciones" porque careció de una enseñanza adecuada en la primera década de vida. "El aprende viendo y palpando" y concurría a los pretalleres de electricidad, pintura y carpintería. La profesional afirmó que "nunca lo vi agresivo", que era "muy comunicativo con sus compañeros" y que la única manera que tiene de entender la muerte es viéndola o no como un concepto abstracto.

 

Dos miradas diferentes.
En el juicio, a la hora de los alegatos, Montenegro y Ranocchia ofrecieron visiones muy diferentes. La fiscal pidió nueve años de prisión para Lezcano por el delito de homicidio simple y la defensora argumentó por la absolución.
Montenegro basó la acusación en las pruebas encontradas en el lugar donde se consumó la relación sexual: el documento de identidad de Lezcano, una gorra que reconoció como propia, un reloj de la víctima y sus zapatillas, un par de bermudas y una remera con la figura del Che Guevara que el imputado quemó intencionalmente. ¿Por qué lo hizo? Según él, porque se atemorizó al ver las prendas y el calzado ensangrentados.
"Parece que algunas cosas las entendía y otras no. Un día antes fue al banco y cobró 150 pesos de una pensión. ¿Eso no es abstracto? Además huyó y quemó la ropa ensangrentada. ¡La ropa ensangrentada!", planteó la fiscalía.
Continuó: "La mujer tenía calzas y zuecos. ¿De dónde sacó el cuchillo? ¿De la pierna derecha, como dijo Lezcano? Por lo menos se tendría que haber rayado la pierna. Además, si cuando la encontraron estaba ensangrentada y desnuda, ¿quiere decir que después de ser herida se sacó las calzas? Algo más: ¿qué soporte puede tener un zueco para el cuchillo?".
Ranocchia, en cambio, basó su estrategia en el artículo 34, inciso 6, del Código Penal, en relación al inciso 1. El 6 se refiere a la defensa legítima y fija los requisitos para que se dé esa circunstancia. El 1 establece la inimputabilidad por estado de inconsciencia, alteración y/o falta de comprensión de los actos, ya que su capacidad de discernimiento está disminuida. "A tal punto es así que la primera vez que fue indagado hubo que explicarle que De Marco había muerto. Aún hoy no tengo claro si comprende que la mató", sostuvo la abogada.
"Hubiese habido dolo si hubiera tenido intenciones de matar. En ese caso hubiese seguido a la mujer para pegarle una tercera puñalada", acotó Ranocchia. "¿Por qué no lo hizo? Porqué huyó cuando dejó de ser agredido. Su reacción fue proporcional a la agresión que recibió. No hubo ningún exceso. Roberto no mintió porque no está capacitado para mentir. Su relato fue tan lineal y tan concreto como su pensamiento", concluyó.

 

El fallo del tribunal.
Este último fundamento fue decisivo para que los jueces absolvieran a Lezcano y lo dejaran libre después de cuatro meses. Ellos creyeron por unanimidad en el relato del imputado y por eso escribieron en el fallo que "no se halla acreditado que Lezcano provocó a De Marco (...) el servicio había sido pagado con anterioridad y ello no pudo ser motivo de la agresión". Por eso remarcaron que "actuó en defensa de su integridad física", de acuerdo al artículo 34, inciso 6, del Código Penal.
Ese texto estipula que es inimputable el que obrare en defensa propia o de sus derechos, siempre que concurrieren las siguientes circunstancias: a) agresión ilegítima, b) necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla, y c) falta de provocación suficiente por parte del que se defiende. O sea que el tribunal ni siquiera consideró que hubo exceso en la legítima defensa de Lezcano, lo que hubiera implicado, aunque menor, una condena.
Aquel día de julio, al conocerse la sentencia, Lezcano se emocionó. Pero más se emocionaron sus padres, hermanos y docentes que lo acompañaron en las audiencias, de acuerdo a la crónica de la época.

 

Idas y vueltas del forense
Un testimonio muy importante durante el juicio fue el del médico forense Juan Carlos Toulouse, el mismo que ahora realizó la autopsia al cadáver de Puebla. Cuando en 2001 se leyó la acusación fiscal, se supo que durante la instrucción Toulouse había rechazado la teoría defensiva de Lezcano porque, de acuerdo a las características de las heridas que tenía De Marco, los hechos "no ocurrieron como dijo" el imputado.
Pero luego, durante el debate oral y público, Toulouse no fue tan contundente, y sostuvo que las heridas pudieron "producirse de las dos maneras". Además dijo que la mujer tenía golpes en un pómulo, el mentón y el tabique nasal, pero relativizó que hubieran sido dados por Lezcano. Y remarcó que no tenía hematomas o edemas en la muñeca derecha.

 

Hoy indagarán a los dos sospechosos
Walter David Baigorria y Roberto Lezcano, serán formalmente indagados hoy en el Centro Judicial de Santa Rosa por el crimen de María Puebla. Los hombres son hasta el momento los dos únicos sospechosos en la investigación que persigue esclarecer la muerte de la muchacha de 27 años, que fue encontrada el martes a la tarde enterrada en la laguna Don Tomás. Fuentes policiales informaron a este diario que las declaraciones van a ser mediadas por un intérprete ya que tanto Baigorria como Lezcano son sordomudos.
¿Pero quién era María Puebla? Según informó una fuente de la Unidad Regional I, la muchacha había venido a vivir a Santa Rosa con su familia hace unos meses. Junto a su madre, algunos hermanos y su padrastro, se habían instalado en una vivienda precaria, al fondo de la calle Asunción del Paraguay. Allí todos sobrevivían gracias a un horno de ladrillos y de los frecuentes paseos por el relleno sanitario donde "cirujeaban". María tenía tres hijos, todos menores de edad, pero no vivían con ella. Los dos mayores, de 10 y 8 años, están con familias sustitutas. El menor, de 5, vive con el padre. Las fuentes informaron también que la muchacha "tenía un retraso madurativo", pero que esa discapacidad "no le impedía manejarse sola". La relación con Walter David Baigorria había comenzado hace algunos años y puede que por esa situación, María solía ausentarse de la casa familiar durante varios días. La noche del viernes, cuentan los vecinos del barrio, la muchacha fue vista con su novio en Zona Norte. Junto a ellos también estaba Roberto Lezcano.

 

Autopsia.
El resultado de la autopsia realizada por el médico forense Juan Carlos Toulusse era una de las pruebas más esperadas durante la jornada de ayer. Ese examen permitiría saber si María Puebla fue víctima de una violación previo al homicidio. Ayer, entrevistado por Radio Noticias, el forense evitó dar precisiones sobre la intervención porque la causa está bajo secreto de sumario. Sin embargo, este diario pudo saber que había signos de violencia en el cuerpo de la muchacha que daban cuenta de un abuso sexual.
"Se comprobó que hubo una violación. El cuerpo de la chica estaba bastante maltrecho. Tenía un golpe fuerte en la cabeza que llegó a fracturarle el maxilar y además heridas en el abdomen, las piernas y brazos. Heridas que hacen suponer que la muchacha intentó defenderse. Ahora habrá que esperar el resultado de los hisopados que se le hicieron al cuerpo. Ahí podremos determinar si hay ADN de los sospechosos, o de alguna otra persona. Lo que sigue siendo una incógnita es el móvil del crimen, saber por qué la mataron", informó una fuente abocada a la investigación de la causa.
Tanto Lezcano como Baigorria permanecen alojados en la Alcaidía de Santa Rosa.

 

Familia.
Los Puebla se fueron de Toay hace unos meses, tras el homicidio de José Alejandro, hermano de María. El joven de 24 años fue brutalmente apuñalado la medianoche del 4 de mayo en la calle Saavedra al 1700, entre Moreno y Belgrano. Por el caso están procesados tres primos del fallecido: Francisco Juárez, Hugo Juárez y un menor de 17 años.

 


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