Martes 16 de abril 2024

Cuida a los perros y pide ayuda

Redacción 27/07/2015 - 01.43.hs

Hace varios años que Marcelo Guitérrez tiene un kiosco en la calle Hilario Lagos donde la da abrigo, comida y atención médica a perros callejeros. Los dueños del local no le renovarían el contrato si él no se desprende de los canes.
El día que se murió Black, el doberman con el que había compartido gran parte de su infancia, Marcelo Gutiérrez se juró a sí mismo nunca más tener un perro. Tenía 15 años y la pérdida del animal era también la pérdida de su propia inocencia, una muerte que lo metía de prepo en la vida adulta. Después vino todo lo demás: la incursión en el periodismo, un éxito relativo en el marketing político, los viajes por el mundo, tres hijos y tres esposas.
Unos meses antes de la crisis del 2001, Marcelo decidió irse a Europa donde trabajó como realizador audiovisual y corresponsal de grandes cadenas de comunicación. Filmaba, editaba, una vez estuvo delante de cámara. Años más tarde, cuando la Argentina recobraba el aliento, el hombre regresó a La Pampa y descubrió que algunas puertas se le habían cerrado. Las cosas no estaban cómo él las había dejado. Se deprimió un año entero y llegó a gastarse todo el dinero que había juntado en el viejo continente. Fue un amigo el que lo rescató y le insistió para poner un negocio, un kiosco frente al tragamonedas de la calle Hilario Lagos. Hoy -dice Gutiérrez- es un hombre distinto. Pasa las noches atendiendo policías, taxistas y noctámbulos. Su turno de trabajo va de 0.30 a 7 de la mañana y comienza siempre con el mismo ritual: darle de comer y tenderle la cama a media docena de perros callejeros que van a dormir bajo el umbral de su negocio.

 

Abrigo.
"La vida se te viene encima a la noche. Uno piensa mucho cuando está solo y a veces se bajonea. El primer tiempo en el kiosco, cuando estaba saliendo de la depre, los perros venían como a decirme algo. Se sentaban afuera y miraban para adentro. Se quedaban sin que yo les diera nada. Cuando llegaron los meses de frío, siguieron viniendo y ahí fue que decidí abrigarlos. Les puse unos cartones, unas frazaditas y les tiré un poco de comida. Desde entonces no se fueron más", dijo Marcelo a LA ARENA.
Marcelo no sabe cuántos perros pasaron por su local. Cada vez que se va uno, él sabe que a la noche siguiente aparecerá uno nuevo. Por suerte -dice- los vecinos colaboran. Karina, una mujer que trabaja en la joyería que está al lado del kiosco, ayuda en lo que puede. Una noche -recuerda el kiosquero- llegaron a haber 12 animales durmiendo en la vereda. "Si no fuese por los chicos que trabajan conmigo en el kiosco y algunos vecinos, atenderlos a todos hubiera sido imposible", agregó.
"Yo soy perrera, pero hay mucha gente que no le gustan los animales. Desde que Marcelo arrancó con esto yo le doy una mano, pero lo mejor sería que cada perrito tuviera una familia que los cuide", dijo la mujer.

 

Alquiler.
En las últimas semanas Marcelo se hizo conocido como el "Abrigador de Perros". Su pasión por los canes comenzó a circular por las redes sociales y en pocas horas su bandeja de correos rebalsó de mensajes. Muchos pampeanos se contactaron para mandarle comida y abrigo a los perros o solo para agradecerle por su labor desinteresada. Pero también hubo quienes, lejos de alegrarse con su actitud, le jugaron una mala pasada.
"Fue algo impresionante, algo que yo no busqué. Se me acercó un montón de gente, me mandaron mensajes ofreciéndome cosas para los perros. Pero no todo fue color de rosas, también hubo quienes me tiraron pálidas, gente que seguro no quiere a los perros y que llegó a denunciarme".

 

Alquiler.
El local donde funciona el kiosco de Marcelo pertenece a la Caja Forense. Este mes -dice- se vence el contrato y teme que no se lo renueven: la semana pasada, un representante de la Caja fue a decirle que si no se desprendía de los perros, no iba a poder continuar alquilando. Días después dos inspectores del Departamento de Medio Ambiente y Zoonosis de la Municipalidad, aparecieron inesperadamente en el negocio luego de haber recibido una denuncia.
"Yo quiero quedarme en el local y por suerte, ya le conseguí dueño a tres de los seis perros que vienen a dormir. Mi intención es cumplir con lo que la Caja me pide, por eso espero que en los próximos días la gente se acerque para adoptarlos. Todos los perros están vacunados y sanos. Yo me comprometo a hacerles un seguimiento para ver cómo están".

 


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