Lunes 15 de abril 2024

Denuncia discriminación y abuso policial

Redacción 11/02/2014 - 05.31.hs
El joven denunció que a raíz de un incidente dentro del local, fue salvajemente reducido y detenido, posteriormente demorado en la seccional Tercera. Sufrió golpes en su rostro y cuerpo, tiene ulceraciones en el ojo izquierdo y astillados los tobillos.
Damián Marsero de 29 años, salió el pasado viernes a un boliche ubicado en la calle Quintana junto a su hermana y un grupo de amigos. Por un entredicho con un agente de seguridad de la discoteca, salió a hablar con una persona que señaló como dueño de lugar, y la siguiente respuesta tampoco fue la esperada. El desenlace perjudicó seriamente la salud del joven.
Marsero nació en Santa Rosa y vivió hasta hace tres meses en Buenos Aires. Es contador y se desempeña como comisario de a bordo de la Fuerza Aérea, aunque está con tratamiento psiquiátrico por depresión.
Marsero además, es gay y no lo oculta. De hecho, parece que el reconocerlo fue lo que habría podido generar el conflicto posterior.
Tal como relató el joven en primera persona a LA ARENA, el viernes no culminó ni remotamente como lo había imaginado. Ese día había decidido salir al boliche con su hermana y un grupo de amigos.
"Cuando estaba bajando del escenario del lugar, le doy una palmada en el trasero a mi hermana para que caminara más rápido. Uno de los chicos que trabaja allí como seguridad me vio y se me acercó; me dijo que si le volvía a faltar el respeto a una mujer, me sacaba".
Me pareció bien, pero le expliqué que la chica era mi hermana y ella también se lo dijo; pero nos siguió con la mirada y con una actitud amenazante", dijo Marsero. "Me pareció que estaba drogado", reparó el joven.
A continuación, explicó que tratando de enfriar los ánimos, se acercó hasta el hombre y le dijo que no se preocupara, que a él no le gustaban las mujeres. A lo que el agente de seguridad le dijo "así que sos un putito de mierda", comentario que dejó desconcertado al joven.
Paso seguido, quiso comentar el hecho al dueño del lugar, el que según otros empleados se encontraba afuera de la discoteca. Cuando Marsero salió para hablar con él, el propietario se ocultó detrás de los oficiales de policía que se encontraban en el lugar.
"Cuando llegué a verlo, le dije que un empleado suyo me había discriminado y me dijo que no le importaba". Según su relato, fue cuando una mujer policía lo quiso alejar del dueño del boliche arañándolo y de mala forma. Amenazó con detenerlo, pero él le informó que pertenece a las fuerzas de seguridad y que no correspondía tal acción, a lo que la agente le respondió diciendo que "la estaba chapeando".
Para ese entonces, Marsero explicó que quiso volver a ingresar al lugar junto a su hermana, que había salido a ver qué pasaba, pero lo obligaron a hacer la cola para retornar al interior. "Mi hermana empezó a llorar porque estábamos discutiendo; no me dejaban ingresar y estaba hablando con la policía, diciéndoles que me había sentido agraviado, discriminado, insultado y les dije que esto no iba a quedar así porque no correspondía; una situación surrealista", apreció el joven.

Agresión.
En medio de esa situación, uno de los policías llamó por handy al personal antidisturbios. Marsero relató que "de estar hablando con la (agente de policía) adicional, caí al piso boca arriba, me tiraron gas pimienta en los ojos, la boca y la nariz, no podía respirar, no podía responder a los golpes que me daban; me dieron vuelta la cabeza y me la raspaban contra el cemento", relató Marsero.
El agente que lo atacó, que llegó en una Traffic o Kangoo que Marsero no pudo ver, lo redujo y lo metió dentro del vehículo. La víctima relató que debido a la acción del gas, tenía ganas de vomitar y el agente le dijo que "si me vomitas el coche, te voy a recagar a palos".
Lo llevaron a la seccional Tercera, donde Marsero permaneció desde las 4 a las 12, sin permitirle acceder a sus pedidos. "No me dejaron comunicarme con mi familia para pedir el hábeas corpus, ni con mi abogado y tampoco me permitieron hacer la revisación médica", explicó.
Según reconoció, lo encerraron en una celda junto con otros "cinco reos borrachos, violentos y drogados, en un colchón mojado y no me dieron ninguna información. Es más, me cerraron la puerta en los pies y ahora los tengo astillados. Además me mintieron porque me dijeron que el juez me había demorado, pero nunca estuvo", señaló.

 

Secuelas.
El joven señaló que horas después de ser llevado a la comisaría, ingresó la psiquiatra de pericias que lo revisó con otro médico y labraron el acta. "Le pedí ayuda porque no me permitían conocer mi situación y ella me dijo que yo tenía esos derechos; la policía se enojó mucho con ella, pero conmigo se portó de diez", indicó.
En las recetas médicas que el joven enseñó a LA ARENA figura el pedido de muletas y varios medicamentos, entre ellos, uno que le ayuda a controlar los ataques de pánico que sufre. "En la discoteca no me pegaron, pero facilitaron el gas pimienta porque lo sentí antes que llegara el antidisturbios", declaró Marsero.
Hoy día, el joven sufre desprendimiento de córnea, que probablemente requiera un transplante; traumatismo de cráneo que no afectó el hueso sino de músculo y piel, golpes en varias partes del cuerpo, contusiones internas y heridas cortantes". Los estudios que se realizó con un médico oftalmólogo determinaron la presencia del gas pimienta.

 

Abren sumarios a dos policías.
La Unidad Regional I de la Policía de La Pampa iniciará un sumario contra los dos efectivos policiales que trasladaron a Barsero a la Seccional Tercera y que fueron sindicados por él como los autores de la golpiza.
El comisario José Luis Vota, jefe de la UR-I, confirmó a LA ARENA el inicio de las acciones: "Se va a realizar un sumario para dilucidar qué sucedió, ver el grado de responsabilidad que se pueda tener o no. El empleado se siente con esto de cierta manera respaldado si el accionar estuvo bien y si no estuvo bien se toman las medidas del caso".
El funcionario aclaró que la medida no implica, al menos en esta etapa, que los uniformados investigados sean separados de sus funciones. Si de los testimonios surge la participación de otro efectivo en el presunto accionar ilegal, podrían abrirse nuevos sumarios.

 


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