Lunes 22 de abril 2024

"Esperamos el juicio este año"

Redacción 26/04/2016 - 04.40.hs

El año pasado este diario dio a conocer el caso de dos fiscales sustitutos que habían ingresado al sistema informático del poder judicial para consultar causas que no estaban a su cargo y filtrar información sensible a ex clientes suyos, antes de que fueran funcionarios.
Días después de la publicación, el Superior Tribunal de Justicia apartó del cargo a Fernando Fassina y Romina Fernández, por haber accedido a las escuchas que complicaban a Carlos Luján Sosa, quién finalmente fue condenado en octubre del año pasado a 25 años de prisión por el homicidio de Griselda Fuentes Cabal.
La filtración de los fiscales fue la punta del ovillo de una investigación mucho más importante que trata de desentrañar las maniobras de una asociación ilícita dedicada a quedarse, mediante estafas presiones y amenazas con bienes de distintos ciudadanos pampeanos. Fuentes judiciales estiman que en total, la organización se quedó con $40.000.000. Sosa es solo uno de sus integrantes.

 

Crespo.
El caso de Raúl Ricardo Crespo, es quizás el que permite hilvanar a la organización que aún sigue bajo la lupa de los investigadores y cuyos miembros no se conocen por completo. Víctima de un cáncer, Crespo falleció en diciembre de 2013, dejándole a sus 8 hijos una herencia compuesta por 9 cabañas en Villa General Belgrano, un campo en cercanías de Santa Isabel, y otras propiedades. Sin embargo, cuando los hijos fueron a reclamar lo que les había dejado el hombre, se encontraron con que no eran los únicos que reclamaban la herencia. Había tres acreedores, dos de ellos desconocidos para la familia, que por medio de documentos sospechosos pretendían meterse en la división de bienes: Carlos Luján Sosa, Horacio Blanco (familiar de Sosa) y Matías Ricardo Andrada (oriundo de la provincia de Córdoba).

 

Abogados.
Al momento de reclamar la herencia, (consta en la causa) Sosa fue patrocinado por el abogado Román Fiorucci, quien se presentó ante la Justicia con un reconocimiento de deuda trucho. Con un documento similar y en representación de Blanco (que reclamaba unos campos en el oeste) se presentó Fernando Fascina (casado con una sobrina de Fiorucci), mientras que el cordobés Andrada, fue patrocinado en primera instancia por Máximo Pérez Flores (quien realizó trabajos tercerizados a Fiorucci). Este último cedió el patrocinio a su esposa Romina Fernández cuando fue nombrado fiscal.
Fassina y Fernández, ingresaron al Ministerio Público Fiscal por la vía de la sustitución, un mecanismo muy cuestionado dentro de la Justicia. No obstante, meses después debieron abandonar sus funciones por filtrar información a Sosa, antiguo cliente, que estaba detenido y acusado por la muerte de Griselda Fuentes Cabal, en Villa Martita el 14 de mayo de 2014.
"Estos fiscales filtraron información, eso está probado. Pero el problema es más complejo, y tiene que ver con el acceso a la Justicia. Acá nadie rinde nada. Los sustitutos del Ministerio Publico los propone el procurador y el STJ los confirma. Es así de fácil", dijo una fuente judicial.

 

Todo trucho.
El pasado 17 de marzo, el juez de audiencia Daniel Sáez Zamora hizo lugar a la suspensión de juicio a prueba, o probation, respecto de Carlos Luján Sosa (hijo) en el legajo donde se le imputa el delito de uso de documento privado falso en concurso ideal con estafa.
Junto a su padre, el joven está acusado de haberse apropiado e intentado escriturar un complejo de cabañas (denominado Rincón de la Montaña) en Villa General Belgrano, que había sido adquirido el 6 de septiembre del 2013, por Ricardo Raúl Crespo, una semana antes de morir.
Para realizar la maniobra (expuso el juez) los imputados Sosa, padre e hijo, habrían utilizado una cesión de derechos mediante un documento falso que supuestamente Crespo firmó el 9 del mismo mes. A su vez, utilizando ese documento, ambos imputados ocuparon las cabañas e iniciaron su explotación, la cual quedó a cargo directo de Néstor Fabián Fernández, con quien se firmó un contrato de concesión.
Ahora que se determinó que los papeles eran truchos, la familia Crespo espera cuanto antes el comienzo del juicio para acceder a la herencia. Mientras tanto, hay una medida de embargo requerida por Ricardo Andrada (que entonces era patrocinado por Romina Fernández) al que le dio curso el juez civil Guillermo Salas. Lo llamativo es que este último magistrado le haya dado curso teniendo en cuanta la precariedad del documento por el que Andrada pretende hacerse de la herencia: está escrito a mano, confeccionado en un cuaderno de espiral, sin certificación alguna, ni fecha cierta.

 

Intentona.
El pasado 6 de abril el abogado Juan de la Vega intentó llevar la causa de las cabañas a la Justicia de Córdoba. Sin embargo un juez de la provincia mediterránea estableció que la usurpación debía investigarse allí, pero la causa del fraude era jurisdicción de la Justicia pampeana.
"Semanas atrás hicimos el ofrecimiento de prueba en la causa penal y como querellantes particulares adherimos a las pruebas del fiscal general (Guillermo Sancho). Estamos esperando que el Poder Judicial fije la fecha de debate", dijo ayer a este diario José Rodríguez, abogado patrocinante de 5 herederos de Crespo.

 

Un ataque mafioso
El jueves 29 de octubre del año pasado, Giselle Crespo (hija de Raúl) fue víctima de un intento de homicidio cuando dos hombres encapuchados entraron a su casa tras violentar la puerta de la cocina y, sin mediar palabra ni exigir dinero o bienes materiales, hirieron a Jorge, su marido que casualmente estaba despierto.
"No fue un robo, vinieron a matarnos. Sobre la mesa había un celular y colgada en una de las sillas estaba mi cartera. No tocaron nada, no vinieron para llevarse nada. Sabían que estábamos adentro, durmiendo, porque estaba el auto estacionado en la puerta de casa. Esto fue un hecho mafioso. Una de mis hermanas ya había recibido amenazas", dijo entonces Giselle a LA ARENA.
A las 6.10 de la madrugada de aquel día, el marido de Giselle se trenzó con dos encapuchados que de un momento a otro se aparecieron en la cocina de su casa. Los intrusos llevaban guantes y uno de ellos tenía un elemento filoso, con la forma de un hacha. El otro tenía algo parecido a un fierro. El hombre vio venir los golpes y logró amortiguar varios. Cuando se acordó de sus tres hijos (que estaban durmiendo) y su mujer -dijo- sacó fuerzas "no sabe de donde" y le dio al agresor del hacha una patada en el pecho.
"Me acordé de mis hijos y me paré para seguir peleando. Yo me pregunto qué hubiera pasado si yo no estaba despierto o si hubiesen encontrado a mi mujer sola con mis chicos", dijo Jorge, quien tras el ataque recibió varios puntos de sutura en la frente y que resultó con hematomas en distintas partes del cuerpo. Los responsables del hecho nunca fueron identificados.

 

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