Miércoles 03 de abril 2024

La odisea de trasladar vacas con agua que llega al pecho por 12 km

Redacción 22/08/2017 - 21.03.hs

Juan Carlos Melo trasladó 25 animales por un camino rural cordobés que estaba completamente inundado. Los enormes pozos llenos de agua fueron un peligro constante.
Ya trascurrieron más de cuatro meses desde aquellos días en que a fines del mes de marzo y principios de abril las intensas lluvias azotaron a La Pampa y a otras provincias dejando como saldo cientos de miles de hectáreas inundadas, caminos sin piso firme y rutas cortadas por el paso del agua.
El temporal, que también trajo consigo la crecida de ríos como el río V en Córdoba, produjo inconvenientes por doquier y quienes se vieron más perjudicados fueron aquellos pequeños productores agropecuarios que quedaron devastados por las inclemencias del clima.
De un tiempo a esta parte, los daños por la enorme cantidad de agua acumulada son incalculables. La tierra cultivable estará años improductiva por la salinidad de los suelos y las pérdidas económicas comienzan a sentirse (si no es que ya se sentían) en los poblados donde el motor que mueve a la economía local es precisamente el campo. Esto conllevó también a que aumentaran los pedidos de puestos de trabajos en los municipios por parte de peones, carreros y maquinistas, ya que como varios chacareros dejaron de producir debieron desistir de sus empleados.
Las pocas cabezas de ganado que quedan en pie ya no pueden mantenerse por la falta de alimento o porque el ingreso a los establecimientos rurales es imposible porque no quedan suelos firmes. Algunos animales mueren empantanados y otros alcanzan a ser vendidos o alquilados a otros productores que aún tienen espacio físico para pastoreo.
Las rutas cortadas y los caminos vecinales anegados convirtieron a los arreos del ganado en verdaderas peripecias que no sólo son peligrosas para el mismísimo trabajador sino también para el animal. El normal trabajo de retirar la hacienda y el cereal de manera libre y segura se convirtió en algo casi imposible, a tal punto que los vehículos de gran porte, aquellos que están equipados con tecnología avanzada destinada a conseguir un mayor aprovechamiento de los granos, también son víctimas de los pantanos.

 

Con un caballo.
Sobre este contexto de extensas masas de agua y caminos imposibles, LA ARENA dialogó con Juan Carlos Melo, un joven productor oriundo de Alta Italia que hace pocos días atrás vivió una travesía que seguramente nunca más olvidará. El muchacho tomó hacienda bajo un contrato a pastoreo de una familia productora de Pincén que de 300 hectáreas productivas el agua apenas dejó ocho.
"A ellos se les inundó todo y están sacando las vacas", contó Melo quien fue hasta el establecimiento situado a cinco kilómetros de Pincén con un transporte, caballos, y demás elementos, para poder trasladar 25 animales hacia su campo.
Como el agua se apoderó completamente de los caminos rurales, Melo ingresó al campo a caballo y aseguró que "sacamos las vacas arriándolas porque no se podía entrar con el camión".

 

Una odisea.
Todo este trabajo se hizo con una masa de agua que llegaba, en partes, hasta el pecho de los animales y el trayecto comprendido desde el establecimiento hasta el camión era de 12 kilómetros. Una verdadera proeza, teniendo en cuenta además que "con las vacas había terneros y en los pozos de agua que se formaron se hundían. Hay cortadas del agua que corre que son bastante profundas y es realmente un peligro", sostuvo, y agregó que lo difícil era "pasar todos los animales con el agua. Cruzamos unos 4.000 metros de una laguna en la que la rueda delantera del tractor no se veía y había terneros que no podían pasar, entonces los cargábamos en un carro".
Para poder lograr esto, Juan Carlos tuvo que saltar de su caballo en varias oportunidades y "salvar a los terneros por miedo a que se ahoguen".

 

' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?