Ya relevaron más de 15 mil piezas
El doctor en Arqueología Carlos Landa, de la Universidad de Buenos Aires, brindó detalles de la investigación que él y su equipo están llevando a cabo en Mariano Miró. "Descubrieron en La Pampa un pueblo entero tapado por plantaciones de soja", fue el título que el matutino porteño Tiempo Argentino (TA) eligió para el artículo publicado ayer y replicado por otros medios de comunicación del país.
El especialista reveló en la nota que llevan relevados más de 15 mil elementos que fueron desenterrados durante las excavaciones que comenzaron a realizarse en el año 2010 y continuarán, por lo menos, hasta 2017.
Hace dos años, en el suplemento Caldenia, LA ARENA había informado de la existencia del yacimiento arqueológico, cuyo descubrimiento correspondió a un grupo de alumnos de la escuela rural que habían ido de picnic al lugar junto a la docente Alicia Macagno. Aquel hallazgo casual, en la tierra arada, los llevó a profundizar la investigación que las autoridades de la Subsecretaría de Cultura de la provincia iban a conocer a través de un proyecto que los mismos alumnos llevaron a la Feria de Ciencias.
Mariano Miró existió entre 1901 y 1911. Actualmente, solo sobreviven el edificio de la escuela rural y la estación del ferrocarril. Está ubicado en el norte provincial, entre Coronel Hilario Lagos y Sarah, en la línea del Ferrocarril Oeste, un tendido ferroviario que une Retiro, en Capital Federal, con Mendoza.
"Alicia (Macagno) es un baluarte, y la escuela se transformó en un apoyo muy importante para nuestro trabajo de campo. Lamentablemente, la escuela cerró, como muchas otras, porque la agricultura de soja no necesita tanta mano de obra y los trabajadores vuelven a los pueblos. Ahora hay escuelas de la zona que, para que no les pase lo mismo, crean museos con elementos que se van encontrando en Miró", dijo Landa al diario Tiempo Argentino.
El investigador del Conicet explicó que cuando llegaron al lugar, hace cuatro años, delimitaron un área de 240 por 150 metros, dividida en cuadrículas de dos metros, donde recolectaron en superficie 11 mil artefactos, desde monedas y botellas de gres o champagne hasta bombillas, botas de cuero, cerámicas y tenedores. La última campaña finalizó en el mes se septiembre y se llevan contabilizados 15 mil elementos hallados. Cada uno de los artículos que se extraen del suelo son estudiados por los investigadores y luego regresados a la provincia.
Florencia Caretti, estudiante de Arqueología de la UBA, explicó al matutino porteño que la historia que existe de Miró son sólo cinco renglones. Afirmó que cuando empezaron a indagar, los únicos datos históricos provenían de un censo de 1905 y de una guía de viajeros británicos muy común de la época, que tenía el Viejo Imperio Británico, para conocer la posibilidad de negocios.
"El censo detallaba en cinco líneas, de manera concreta y desinteresada, que Miró tenía 495 habitantes, con los servicios típicos de un pueblo rural: herrería, almacén de ramos generales, hotel y peluquería, aparte de los galpones del ferrocarril y chacras. Nada más. Hasta que decidieron indagar en el Museo del Ferrocarril, en Capital Federal, y perdidos en unos estantes había seis mapas de Mariano Miró, de 1902 a 1911, que fueron reflejando pequeños cambios internos. El pueblo carecía de parroquia, dependencia municipal o plaza principal, su estructura se centraba en la estación de la que salía una calle ancha y a su alrededor los comercios", informó TA.
Junto al trabajo de excavación, los científicos revelaron que llevan realizadas entrevistas a 30 personas, pero que recién este año dieron con alguien que dijo ser hijo de un chacarero de Miró: Ramón Campagno, de 82 años. "Si bien indicó no acordarse más que eso, llegó a acotar que los fundadores de Alta Italia, de apellido Maggio, le ponen ese nombre porque eran los dueños del almacén de ramos generales de Miró, que se llamaba Alta Italia. Aun así, nadie parece conocer más nada", reza el artículo.
"Ahí hay trabajo para décadas, porque dentro del contexto de la arqueología argentina no hay un sitio así, es un pueblo que está a 50 centímetros del mar de soja", dijo Landa. "Nuestro objetivo es dar cuenta de la dinámica poblacional del pueblo, a través de un análisis distribucional de los materiales, del espacio y su contextualización histórica", afirmó Caretti.
La nota de TA explica que el equipo de trabajo está integrado por diez arqueólogos. "A mí lo que más me fascina son las casas, las estructuras, y estamos pensando en hacer algún tipo de estudio geofísico, no invasivo, para lo cual necesitamos dinero. Si conseguimos un georadar, o un magnetómetro podemos hacer pasadas por 250 metros y estos artefactos nos detectarían anomalías que seguramente coincidirán con las estructuras bajo tierra, así podremos saber dónde no excavar, dirigir mejor las excavaciones, y hacer un mapa de anomalías geofísicas y compararlo con los mapas que tenemos, pero son estudios que salen su dinero. Para nosotros eso sería lo primordial, por lo pronto al viejo estilo encontramos cosas que van aportando", añadió Landa.
Además de los 15 mil elementos, los investigadores ya encontraron tres muros, los cuales ahora deberán dilucidar a qué estructura pertenecen de lo que fue el pueblo. Por ejemplo: hay un sector donde aparece mucho carbón de coque, que está vinculado a la minería; puede estar asociado con el ferrocarril pero también podría figurar que allí funcionó la herrería de Mariano Miró, se explicó.
"Necesitamos más campañas como para poder empezar a armar la dinámica del pueblo", agregó Caretti, quien afirmó que la investigación requiere de instrumentos avanzados o un mayor apoyo económico de instituciones científico-educativas para avanzar con mayor celeridad.
La nota de Caldenia.
"El que resiste al olvido" fue el título de Caldenia para el artículo de José Luis Villoria, en el año 2012, dando cuenta de la investigación que se desarrollaba en el norte provincial. "Si no fuese por el cartel que se erige a la vera de la Ruta Nacional 188 y que anuncia su nombre, Mariano Miró sería un punto inexistente en el mapa pampeano", había dicho el periodista.
Villoria explicó que Miró fue un mojón de singular importancia a principios del siglo pasado, con tres almacenes de ramos generales y una población que llegó a los 495 habitantes.
En aquel artículo, Alicia Macagno reveló los motivos por los cuales Miró tuvo una vida tan efímera. "A las familias que arrendaban la tierra se les terminaba el contrato, que se había firmado de 1902 a 1912 y les avisaron que no se les iba a renovar. En 1911 comenzaron a venderse las parcelas en Hilario Lagos (Aguas Buenas) y la gran mayoría, obligadamente, mudó hacia allí", recordaba la docente.
"Un de los herederos directos de Torcuato de Alvear, Carmen Alvear de Wedre, le vendió 25.553 hectáreas a José y Ramón Santamarina, una buena parte de ese Lote 2 donde también se asentaba el pueblo. Dos versiones de la historia que, dicen, obligó el éxodo. Una indica que los Santamarina, entusiasmados por el precio de los granos y el rinde en la zona -especialmente la alfalfa-, no quisieron saber nada de alquileres y dispusieron trabajar la tierra para su propio beneficio. La otra, que la empresa Bracht y Compañía había iniciado los loteos en Hilario Lagos (Aguas Buenas) sin mucha aceptación inicial y que los Santamarina, "ayudaron" frenando los arrendamientos en Mariano Miró", explicaba Macagno.
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