Domingo 21 de abril 2024

«Alfajores de Sarraceno»: ricos, sanos y pampeanos

Redaccion 23/01/2021 - 07.00.hs

«Alfajores de Sarraceno» es una marca y es lo que hace Cristian Fiks, un emprendedor que eligió elaborar y vender unas 14 variedades de ese mismo producto redondo y bien argentino pero con una característica muy diferente: con trigo sarraceno y libre de gluten.
Se puede elegir con pasta de castañas recubierto de chocolate blanco o negro, mousse de chocolate, dulce de leche con Baileys, Oporto o Cointreau. O el Capuchino, dulce de leche mezclado con licor de café expresso. Pueden ser los premium Keto, los veganos o los proteicos. Todos aptos para quienes padecen celiaquía y súper aptos en cuanto a calidad y sabor para quienes quieren probar algo distinto y novedoso. Enteramente pampeanos y artesanales. Para degustar o regalar. Y hechos a base de sarraceno.
«Cuando finalicé el secundario me fui a Mar del Plata a estudiar Diseño Industrial, después me metí con gastronomía porque la nutrición es algo que siempre me interesó y una vez un amigo me pidió que para su cumple le haga unos alfajores que yo hacía pero que innove con sarraceno, que es más noble que la harina y es libre de gluten. Gustaron mucho, así que ese fue un poco el origen del emprendimiento», describe Cristian Fiks, (39, de Santa Rosa) acerca de una marca que registró como propia.
«Alfajores de Sarraceno» comenzó a producir hace dos años y hoy tiene 14 variedades de alfajores que se consiguen en almacenes, vinotecas, mercados y otros lugares de la ciudad que apuestan por nuevos sabores y recetas. También elabora barritas proteicas, budines, panes dulces (en las fiestas de fin año) y bocaditos.
¿Y qué es el sarraceno? Se trata de un pseudocereal cuya característica principal es su elevado valor nutritivo: tiene proteínas y aminoácidos que no se encuentran en muchos cereales y además hidratos de carbono, minerales como magnesio, potasio, fósforo y hierro, y vitaminas -incluida la P, muy buena para el aparato circulatorio-.
«El sarraceno es una poligonácea, es una semilla que no tiene nada que ver con el trigo, se cultiva principalmente en Córdoba y en Buenos Aires también. Es muy diferente al trigo y se planta en diciembre, al revés del más conocido que necesita temporada de frío. Al mes ya empieza a florecer en forma continua y a los 90 días ya completa el ciclo», agrega Cristian sobre algo poco conocido y que de a poco va ocupando un lugar en el mercado alimenticio del país y la provincia.
«Buscaba un producto que sea un buen alimento y a la vez rico en sabor, esa es la combinación. La diferencia es que tiene otro precio respecto a las marcas industriales, pero el mismo sarraceno y todo el proceso de elaboración hacen que se valore de otra manera. Hoy está cambiando la forma de alimentarse, la gente lee las etiquetas, se fija más en el producto y en lo que consume, por eso estos alfajores son para quienes quieren comer un poco mejor y sin esa sensación de que estás comiendo algo que te gusta mucho pero que puede no hacerte muy bien para la salud», resalta Cristian quien hasta llegar a sus recetas realizó un largo recorrido laboral.
«Anduve por rubros muy diferentes: obrero metalúrgico, trabajé en el cine, en una imprenta, de todo un poco. Hasta que me cansé de andar deambulando de trabajo en trabajo y busqué mi propia aventura. Encontré esto que me gustaba y mezclé la gastronomía con lo que aprendí en el Diseño Industrial respecto a cómo presentar un producto y pensarlo para la comercialización. Siempre me gustó lo dulce y la verdad que es una gran satisfacción poder hacer algo que me gusta y que a la vez es redituable. A la gente le gusta, lo compra, hay demanda».

 

Variedad e identidad.
En el local y fábrica de la calle Comisario Valerga 1348 (teléfono 02954 474911) Cristian elabora unos 2 mil alfajores por mes. Allí produce los que ya se instalaron en el mercado y también busca nuevos sabores, nuevas combinaciones y otras formas de seducir los paladares de quienes intentan sorprenderse con algo distinto. Y muy sabroso.
«Alfajor de Sarraceno no existía así que lo patenté con ese nombre. Las variedades son inventos que me recomiendan o que pruebo yo, son variedades que no existen en otros lados y la verdad que me piden de todo el país pero estoy recién empezando, dar ese paso sería producir al por mayor, con la maquinaria necesaria y tener una habilitación nacional. Prefiero ir despacio y sobre seguro», apunta el emprendedor gastronómico que cada día suma nuevas bocas de expendio para sus exclusivas delicias.
Cristian no descarta que sus alfajores sean una de las tantas atracciones que la provincia pueda ofrecer a la hora de deleitarse con alimentos y bebidas con identidad pampeana.
«Siempre me pareció que La Pampa puede ser un polo gastronómico, están dadas las circunstancias para que así sea y se está avanzando porque hay productos de primera calidad: vinos, chacinados, carnes, dulces, cervezas artesanales. Hay restaurantes de alto nivel con cocina gourmet. Me parece que se puede ir por ese lado con el impulso de Provincia y generar un polo fuerte con una gran variedad y calidad de cosas hechas acá».

 

Sabrosos.
Los alfajores se venden de manera individual aunque también se pueden encargar por caja. Se trata de un alimento «pesado», de más de 100 gramos de peso (un alfajor de una reconocida marca de Mar del Plata pesa 55 gramos) y con un sabor que se hace notar.
«La gente se da cuenta de que es bueno y por eso paga más que las marcas industriales. El sarraceno tiene una presencia fuerte en el sabor pero entre el cacao y el dulce de leche no se siente. Son todos sin TACC y a mí me permiten innovar, darle lugar a la parte creativa y que salgan cosas que después gustan y empiezan a salir», dice Cristian sobre su propio sabor, su propia marca con patente pampeana.

 

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