Sabado 20 de abril 2024

Andrea Langhoff conocerá a una hermana de Rosario

Redaccion 17/02/2020 - 05.12.hs

El 23 de enero pasado, Andrea Langhoff recibió el análisis de ADN que se hizo en un banco genético de Estados Unidos, y que estableció quién es su madre biológica y quiénes sus hermanos. Esto cerró la búsqueda de su identidad, que llevó adelante durante 25 años, y que desentramó una red de ventas de bebés que funcionaba en General Pico durante las décadas del 60, 70 y 80.
En la misma estaban involucrados reconocidos médicos y funcionarios del Registro Civil de aquellos tiempos, encargados de redactar partidas de nacimientos apócrifas, en las cuales los bebés figuraban como hijos biológicos de sus padres adoptivos. En más de un caso, las criaturas fueron inscriptas un día domingo, cuando las oficinas estaban cerradas.
Andrea Langhoff nació el 14 de septiembre de 1976 en la Clínica Argentina de esta ciudad. Hace poco se recibió de abogada y este año inició la carrera de Periodismo en la Universidad de Lomas de Zamora. Su madre biológica vive en General Pico y la tuvo cuando tenía 27 años. Sin embargo, los médicos le dijeron que había nacido muerta. Antes de ella, la mujer ya había tenido cuatro hijos. Luego conoció al padre de Andrea, quien no tardó en mostrar su verdadera faceta: la de un hombre muy violento y golpeador. La mujer, víctima de violencia de género, en septiembre de 1975 tuvo una hija con este hombre. En agosto siguiente, los propios familiares de la madre de Andrea se encargaron de echarlo de la casa, luego que le diera una fuerte golpiza a la mujer.
Sin embargo, los convenció de llevarse a la niña que no tenía siquiera un año de vida. Se alejó de Pico sin saber que su pareja llevaba adelante un embarazo muy avanzado que le había mantenido oculto. Estaba embarazada de Andrea, quien nació el 14 de septiembre de 1976 en Clínica Argentina (y no en el Hospital Centeno como quisieron hacerle creer) y fue entregada a una familia de la ciudad. Durante su adolescencia confirmó que había sido adoptada, y allí comenzó un largo camino que la transformó en una militante y referente de la búsqueda de la identidad biológica.

 

Adopción.
En diálogo con LA ARENA, Andrea relató que su padre, tras irse de Pico se fue a Rosario, donde dejó a su pequeña hija (S.M.) al cuidado de una familia. Sin embargo, al poco tiempo, esta familia entregó en adopción a la niña, quien hoy es una mujer de 44 años de edad y que sigue viviendo en Rosario. Hace poco se enteró que tiene una hermana llamada Andrea Langhoff, y aún no conoce a su madre.
Andrea y su hermana rosarina se contactan desde hace un tiempo por las redes sociales. Tienen conversaciones cotidianas y planifican un encuentro para conocerse, que se podría concretar en las próximas semanas en Capital Federal.
«Llega el día que dejás de ser buscador y tenés que empezar a rebobinar. Personalmente no conozco a ninguno de mis hermanos. Quiero ir de a poco, sin invadirlos, empezar de manera muy paulatina. Con mi hermana de Rosario charlamos de temas de la vida, nos hacemos chistes, y cada una tiene una verdad de la historia. Tenemos que encajar nuestras historias, pero tenemos que ir para delante y dejar que todo vaya fluyendo», contó.
Andrea tiene una hermana en Rosario, que es hija de su padre y de su madre; cuatro hermanos en Pico, por parte de su madre; y una hermana (menor de edad) en Córdoba, por parte de su padre. Incluso señaló que podría tener otros hermanos.

 

Búsqueda.
La búsqueda de su identidad biológica no fue sencilla. En el camino se chocó con mentiras y ocultamientos, y en más de una ocasión quiso bajar los brazos, pero no se detuvo.
Creó la página de Facebook «Busco Madre Biológica La Pampa», y a partir de este espacio se conocieron muchos más casos similares al de ella, varios de los cuales encontraron una resolución. Sin embargo, Andrea no llegaba a destino.
«Una veía que se iban dando encuentros, pero siempre había algún dato. En mi caso no había nada, solo había mentira sobre mentira», contó.
Una tarde recibió un llamado anónimo de una mujer que le dio un nombre de pila y una calle en la cual buscar. Eso la llevó a encontrar a su madre, con quien tuvo una larga conversación de dos horas en mayo del año pasado. La mujer que la había llamado era su tía, quien al ver su foto en los medios provinciales, no dudó en que era la hija que le habían quitado a su hermana. En el verano de este año, tras esperar durante nueve meses el resultado del ADN, Andrea «parió» su identidad biológica.

 

Conicet.
El caso de Andrea Langhoff llegó a hacerse conocido a nivel nacional, y atrapó el interés de Soledad Gesteira, una antropóloga del Conicet que trabajó durante una década con Abuelas de Plaza de Mayo. Graduada de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, elaboró una tesis sobre los buscadores de identidad biológica. El jueves se entrevistó con Andrea. La charla se extendió durante cinco horas. Le propuso hacer un nuevo trabajo, sobre cómo el buscador puede sobrellevar el encuentro y cómo se revinculan. El nuevo estudio lo basaría en dos casos, uno de ellos, es la búsqueda de Andrea.
Langhoff cree necesario elaborar un protocolo de revinculación para los buscadores.
Su caso destapó varios otros de entregas y ventas de bebés, que se dieron en circunstancias muy parecidas en aquella época. Ahora, la confirmación de su identidad biológica, generó que otra gente que tuviera dudas sobre sus orígenes, también se lanzara a la búsqueda.
Andrea contó que desde el 23 de enero de este año a la fecha, aparecieron cinco nuevos casos. Dos de ellos son de pampeanos que buscan a su madre biológica. Sin embargo, uno de los dos tiene una particularidad que no encontró en todos los otros anteriores, y es que si bien el parto fue en General Pico, la criatura fue inscripta en el Registro Civil de otra localidad.
Tras haber confirmado quién es su madre y sus hermanos, Andrea planifica conocer a sus «nuevos» familiares, mientras sigue militando por la identidad biológica.

 

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