Jueves 25 de abril 2024

César Perversi, un hombre "común"

Redacción 08/12/2019 - 00.21.hs

Hay hombres y mujeres que sin estridencias hacen de la vida un culto a la honestidad, a la amistad, y a valores vinculados sobre todo a la familia. Y claro que esa sencillez puede resultar envidiable.
MARIO VEGA
¿El hombre común?, ¿cuál es el hombre común?, podría preguntarse alguien... "Es ese que todavía sueña... es ese que todavía cree... es ese que todavía espera... es ese que se juega entero a la ingenuidad de una camiseta en la tarde del domingo.
Es ese que llena los negocios el día de la madre, del padre, de la tía, de la cuñada. Y de toda la parentela que le inventen.
Es ese que llega la noche de Navidad a su casa con los brazos cargados de paquetes.
Es ese que se gasta los pocos mangos que le quedan para que el hijo vaya a la piscina del club del barrio con las zapatillas de una, dos, tres o cuatro tiras si las hubiere...
Y no te creas, eh? Que en una de esas es capaz de recitarte una cuarteta de Almafuerte. O cantarte un valsecito de Homero Manzi. O decirte las medidas de la modelo de turno. O cantarte la última canción del artista de moda. Mirá todo lo que es el hombre común..." (Osvaldo Ardizzone dixit).

 

Cada uno, un personaje.
A veces, en este transitar cotidiano de contar cosas nuevas en las páginas del diario, vamos detrás de la nota o del personaje extravagante, tal vez original, supuestamente interesante. Como si "el personaje" tuviera que reunir algunos requisitos excepcionales para serlo. Trascender de una manera particular, en una actividad cualquiera fuera; o ser protagonista de alguna circunstancia más o menos curiosa, o atrayente... por eso -los escribas que procuramos esa clase de notas, o testimonios más o menos singulares- solemos estar atentos a sucesos o personas que se nos ocurren diferentes.
Sin advertir que en cada uno de nosotros también -al menos para un sector de la sociedad-, habita un personaje. Han pasado por estas páginas personalidades trascendentes por su quehacer en distintos ámbitos donde se muevan. Y es posible que para algunos habrán resultado interesantes, y seguramente para otros no.

 

Personas "reales".
Hace un tiempo me vino ocurriendo esto de pensar que entre la gente "común" -como nosotros, amigo lector- hay quienes, con un perfil que no pretende ubicarse por encima de la media, tienen su mérito, sus virtudes y su modo de ser -y de vivir- para ser protagonistas. De tal forma que no exhiben la pretensión de ver sus nombres en marquesinas y entre luces de neón, o en títulos grandilocuentes. Personas reales, de carne y hueso...

 

Un hombre "común".
Como tantas... oficinistas, laburantes de la construcción, carpinteros, o trabajadores de cualquier oficio o profesión de que se trate. Simplemente personas que saben de eso de levantarse cada mañana para cumplir con una obligación, que le dedican horas a lo suyo para volver -cada vez- a la tranquilidad de un hogar en el que los espera su familia.
Obviamente que no son -ni tienen la intención de serlo- héroes, figuras o superhombres... sí son trabajadores que se hallan aferrados a la rutina del laburo, de la familia, y de las cosas sencillas de la vida. Son, sí, eso: un hombre "común".

 

Mirando atrás.
En estos tiempos vertiginosos que nos toca transitar, se nos ocurre que para un o una laburante todo aparece como complejo, arduo, enmarañado... porque es un contexto de sociedad donde se combinan las cosas buenas y lindas que todo hombre o mujer puede ambicionar, con otras circunstancias que lo hacen todo más difícil y que puede llegar a dificultar el camino.
Porque convengamos... hoy en día existen peligros y contratiempos que décadas atrás eran impensados.
Si uno se remonta a su niñez -y aún a la adolescencia-, podrá recordar que la droga no era una tentación, que andar por las calles no resultaba peligroso para nada... y al echar la mirada hacia atrás podremos evocar que los riesgos -para todos- eran mínimos.

 

La determinación de ser felices.
Por eso a veces me daban ganas de referirme -sencillamente- a un hombre común (o a una mujer común), que puso su esfuerzo en construir una familia, y vivir sencillamente como buena gente.
Habrá quien pueda cuestionar la idea -y estará en su derecho-, pero de verdad quería hablar de los "sobrevivientes" de todos los días. Los que no fueron ni son, ni aspiran a ser, estrellas de nada en especial. Pero que sí tienen la firme determinación de ser felices en la vida... y eso no es poco.

 

Nacido en Catriló.
César Domingo Perversi (52), trabajador bancario -no banquero, que quede claro- hace ya muchos años, nació por circunstancias familiares en Catriló, aunque reside en Santa Rosa y se desempeña en el sector Cobranzas del Banco de La Pampa desde 2009.
Único hijo de César Osmar, "Pirulo" para todos, quien fue jefe de Correos -además de Catriló- en General Acha, Toay, Adolfo Van Praet, y Anguil. "Papá falleció en 2010; y mi mamá Elsa fue siempre ama de casa y vive también en Santa Rosa...", cuenta César.

 

La familia.
Casado con Norma Martín, nacida en Alta Italia -trabaja en el Cesida (Centro de Sistematización de Datos de la provincia-, tienen dos hijas: Sofía (18), la mayor -alguna vez practicó natación de aguas abiertas- que estudia en Córdoba la Licenciatura en Criminalista, y al recibirse será experta en balística, tendrá conocimientos de papiloscopía, y podrá realizar peritajes en distintas documentaciones.
En tanto Fiorella (15) cursa el cuarto año de la modalidad de Economía en el Colegio Domingo Savio, y desarrolla una actividad que aparece como nueva entre las chicas, pero que gana seguidoras rápidamente: juega al fútbol, y recientemente integró la Selección Pampeana femenina que disputó los Juegos de la Araucanía. Y se sabe, si de fútbol se trata... César ¡chocho! ¿O no?

 

El futbolero.
Perversi es un amante del fútbol -lo jugó oficialmente, y hoy despunta el vicio en el torneo de veteranos del Complejo Forestier, o en La Barranca. Pero además es un habitué como espectador de los partidos de cada domingo en los distintos escenarios de la Liga Cultural, porque aún cuando se declara simpatizante de General Belgrano, si el tricolor no juega no tiene problemas en ir a la tribuna "Baldomero González", en All Boys; o incluso a cualquier cancha de la divisional B, desde la de Domingo Faustino Sarmiento hasta la del Elyon. Y no será extraño verlo junto a toda su familia; y cuando no con sus amigos Carlos Mateu -¡sí, el que usted piensa!-, con Claudio Dezeo (conductor de La Pelota), con José Luis Roston (ex dirigente de All Boys), y algunos otros.
César no descuida su estado físico, y las caminatas -por cualquier lugar de la ciudad-, sólo o acompañado por Norma resultan habituales; aunque alguna vez también supo hacerle a la bicicleta, que no obstante hoy permanece colgada en el garaje de su casa, en calle José Ingenieros, a pasitos del Estadio Municipal.

 

César, el bancario.
Trabaja en la actividad bancaria desde hace muchos años, y recorrió distintos puestos en el Pampa, desde aquellos en que se desempeñaba en Tarjeta de Crédito (Carta Credencial) con personajes como el querido y desaparecido Hugo Schulz; Marito Montigni, Hugo Bruno y Sergio Pomerantz, con el que continúan juntos ahora en el sector Cobranzas. Elude dar muchos nombres para no obviar con su memoria a algunos, pero sí menciona a Rodolfo Pintos -fallecido este año- y Fabio López, catrilense como él, que "por estos días estaría cumpliendo 55 años", precisa.

 

Recuerdos de Catriló.
Pero antes de todo eso César tiene su propia historia. Común, normal, corriente... la de un chico de pueblo que se hizo adolescente y un día llegó a Santa Rosa, acompañando a sus padres, porque "Pirulo" se jubiló en el Correo y decidió que trasladarse a la capital provincial sería bueno para su hijo.
"¡Catriló!", expresa César con alegría en la evocación... Es que se entiende que quien vivió un buen período en un pueblo, y que luego se trasladó a una ciudad más grande, tendrá siempre a mano los nítidos recuerdos de tiempos "que fueron hermosos. Hace ya 30 años que estoy acá, pero conservo muchos amigos, compañeros de la primaria y el secundario allá... Sí, maravillosa, como toda vida en un pueblo", reafirma.

 

Aquellos tiempos.
"Hice la primaria en la Escuela Adolfo Alsina, y la secundaria en el Instituto Catriló. Después, ya en Santa Rosa empecé para Técnico Superior en Auditoría Bancaria... Tengo muy presente a mi pueblo, y particularmente, además de los amigos, a dos familias: la de Amelia y Pancho Fuentes, que tenían el cine-teatro, donde ahora es la Casa de la Cultura... fallecieron los dos. Pero además quiero mencionar a mis padres postizos, Stella y Oscar, y mis hermanas del corazón, María Victoria, Cecilia y Agustina. Vivíamos enfrente, y éramos y seguimos siendo muy amigos", cuenta.

 

Siempre el deporte.
Si elegí a César para esta nota es porque es el típico hombre común -eso pienso-, y porque además creo tiene muy clarito algunas cosas. Y ya diré por qué...
Aquella vida que rememora de Catriló estaba vinculada "con el fútbol, los amigos, los paseos en bicicleta, jugar a la bolita en la calle. Y siempre mucho deporte. Y obviamente el fútbol, y también en la secundaria bastante vóley, pasando mucho tiempo en el Club Atlético Catriló, y además en Los Ranqueles, donde se hacía la fiesta de la educación física del colegio".

 

Familia de clase media.
Y llegada la adolescencia las primeras salidas, "los bailes en el mismo pueblo, o en Quemú, Pellegrini, y alguna vez Tres Lomas o Salliqueló... La nuestra era una familia de clase media, de gente trabajadora... El viejo se jubiló en Catriló, donde estuvo en el Correo entre 1967 y 1984". Está demás decir que en esa época el Correo era una verdadera institución, porque no había otra forma de comunicarse, ni internet, ni watsap, ni tanta modernidad como esta que hoy nos abruma todo el tiempo.

 

El cartero del pueblo.
Catriló fue en aquella época una zona neurálgica, porque era el cruce de vías, entre el tren que venía de Buenos Aires, y el que pasaba desde Bahía rumbo a General Pico, y en ese contexto el Correo jugaba también un rol fundamental: "Tenía un edificio de dos pisos, y mi papá trabajaba mucho, porque llegaban también los telegramas en código morse, que nunca pude aprender", reconoce.
Es que César también iba a comenzar a trabajar como mensajero. "Fue en 1981: iba a la escuela a la mañana y entraba a las 14 para repartir telegramas y las cartas 'Expreso'. Hice ese laburo también en Santa Rosa desde 1985 hasta el año '88", precisa.

 

Cartero en Santa Rosa.
"La verdad es que el oficio de 'cartero' es relindo... A mí me tocaba dar una mano con la limpieza día por medio, pasar el trapo por el piso, y después a la calle. En Santa Rosa me tocaron diversos recorridos, así que me la conozco de punta a punta... Tuve un trayecto al principio por el Barrio Empleados de Comercio, y el Butaló; después otro sector que iba de Avenida Luro y calle Independencia hasta el Barrio Río Atuel; y me parece que el más lindo fue el de Villa Alonso, desde Corrientes a Pueyrredón, y entre Luro y Circunvalación...", rememora aquellos "paseos" o en triciclo como le tocaba hacerlos en Catriló: "Parecía un vendedor de helados...", se ríe.

 

Llegada a Santa Rosa.
"¿El sueldo? No era muy importante, pero me servía... aportaba algo en casa, y el resto lo usaba en mis cosas... Después que mi viejo se jubiló tenía intenciones de estudiar, así que nos vinimos, primero a la calle Duarte, cerca de la Escuela 221; hasta que papá consiguió un préstamo del Banco Hipotecario y nos fuimos al Barrio Cerrato", cuenta.
Al principio confiesa que extrañaba, los amigos, las correrías en el pueblo, pero "el fútbol es integrador. Allá había jugado en la primera de Atlético Catriló dos años, y era lindo eso de recorrer los pueblos cercanos...".

 

Siempre el fútbol.
Ya en Santa Rosa empezó "en el equipo de Banco Pampa, incluso antes de entrar a trabajar, donde ya estaban Chiquito Rodríguez, Estergidio Pérez, Marcelo Monge, Misiro Cabral, Cacho Ledesma
Después volví a Catriló a disputar un torneo, y en 1989 otra vez en Banco, cuando hacía de local en Anguil. Un paso por independiente de Santa Rosa, junto con chicos como Luis Lizarralde, María Ochoa, Américo Lobos, Caio Valcarcel, Gustavo Balcaza, el Perro Baretto... el entrenador era 'Belelo' Gómez, aquel jugador conocido de Ferro de General Pico", apunta.

 

El Banco de La Pampa.
En 1988, después de rendir un examen -"fue meritocracia", afirma-, empezó a trabajar en el Banco de La Pampa, y no deja de agradecer a un ex trabajador de la entidad: Francisco José Badillo.
Así es su vida... la familia, su esposa, las hijas, el trabajo, los amigos, el deporte. ¿Simple? Seguramente que sí, pero de tal forma que muchos podrán sentir sana envidia. Su casa, amplia, con un lindo parque y el infaltable quincho para las imprescindibles reuniones con amigos... La vida simple de un tipo común. Claro que sí. Y está bueno, por supuesto que está bueno.

 

La vida vale la pena.
Decía al principio que Ardizzone, desde su escritura -que podría parecer escéptica, pero que al cabo de recorrerla terminaba por ser una verdadera y reconfortante lección- nos dejaba pensando que más allá de cualquier desventura circunstancial, la vida vale la pena. Claro que vale la pena...
Y también es verdad que como bien decía Osvaldo, en sus contradicciones el hombre -y la mujer, claro- puede renegar de lo acostumbrado, de lo habitual, de lo de siempre, aunque finalmente termine por amar esa rutina. La que por lo general pasará por su lado sin que se de cuenta, sin reparar en ella, como todo lo reiterado, como todo lo repetido, como todo lo previsto. César tiene una vida sencilla, y la disfruta... con los suyos, con los amigos... Y entonces cómo no concluir en que sí, que esa rutina vale la pena. Por supuesto que vale la pena...

 

"Soy bancario, no banquero".
Conversar con César es entablar un diálogo con un hombre común, que tanto puede hablar de fútbol, como de política o de las cosas cotidianas con lucidez y argumentos. Porque si bien puede ser apasionado en la charla, no es de los que se cierran obcecadamente en sus pensamientos, sino que es capaz de debatir y escuchar con respeto a su interlocutor.
Tendrá siempre un trato amable y gentil, aún cuando esté defendiendo sus ideas con ardor.
Es además de trabajador bancario gremialista, y tiene una mirada aguda de estos tiempos. Al punto que en su perfil de watsap se puede leer: "Cuando la injusticia es ley, la rebeldía es obligatoria".
"Siempre fui peronista... como corresponde a un trabajador", dice y deja planteada una condición de clase a la que no renuncia. "¿Si he sido militante? Diría que hay que ver qué es militar...", manifiesta Perversi. Porque sabe que también puede serlo tratar de convencer con sus ideas, sobre todo cuando pasaron cuatro años "donde se destruyó la educación pública, cuando nos dejan una terrible deuda, y creo que va a llevar varias administraciones acomodar nuestro país", señala crítico.
Es ávido lector, y oyente consuetudinario de radio -sobre todo Radio Noticias-, y está muy compenetrado de lo que sucede: "¿Sabés? A veces no puedo entender, y se lo hago saber a algunos compañeros que votan como banqueros... y no como bancarios". De todos modos se muestra alentado porque ve "jóvenes compañeros que sí lo entienden: que somos bancarios... no banqueros".
Tiene un párrafo referido a nuestra provincia, y al acierto gubernamental de haber estado parado -frente al macrismo- donde correspondía... "¿Santa Rosa? Está complicada, porque hacen falta obras fundamentales... pero tengo confianza en lo que viene", cierra.

 

¿A quién vas a cargar?
César Domingo Perversi está rodeado. El hombre es hincha de Boca Juniors. Como futbolero tiene por supuesto una enorme pasión por los colores bosteros, pero está rodeado. Porque si bien consiguió que toda su familia sea también futbolera, y tanto su esposa como sus hijas lo son, marca una diferencia: son simpatizantes del "más grande". Sí, son hinchas de River, "gallinas".
No hace mucho Fiorella -la más fanática- le hizo una cargada al padre por las últimas desventuras del xeneize, y César se quiso poner serio: "Yo no te cargo..."
La respuesta de Fiorella fue mortal: "¿Y a quién vas a cargar, si no ganan nunca...".

 

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