De La Pampa a la Luna

Juan Manuel Losarcos es un joven de 24 años, estudiante avanzado de la Licenciatura en Geología de la Universidad Nacional de La Pampa, y ganó una competencia internacional organizada por Amazon para llevar un Moon Rover a la Luna. «Fue un crecimiento personal increíble», enfatizó.
En una entrevista con LA ARENA, el joven comentó el paso por la carrera universitaria, las diferentes becas que obtuvo y cómo llegó a participar del concurso junto a un grupo interdisciplinario de 20 jóvenes de todo el país. Juan, mientras estudia y lleva adelante un proyecto para llegar a la luna, trabaja como vendedor de ropa en un local comercial del centro de la ciudad.

Open Space.
Luego de participar en varias becas durante el cursado de la carrera universitaria, en septiembre de 2020, un compañero le comentó que estaban buscando un geólogo que tenga conocimientos en machine leargning para realizar un proyecto para hacer un robot para la Luna. «Me anotó y muy pronto comenzamos con las reuniones grupales», dijo.
Losarcos explicó cuál es el objetivo de la competencia organizada por Open Space, una empresa sustentada por Amazon: «Hay una carrera a nivel mundial para saber qué empresa y de qué nación logra un asentamiento en la Luna. Sabemos que Marte es el planeta más parecido para que puedan vivir humanos. Para salir de la atmósfera de la Tierra, gastás mucho combustible y Marte está muy lejos, entonces la idea es que la gente vaya a la Luna, cargue combustible y de ahí continúen a Marte. En ese contexto mundial, abren esa competencia para que los chicos busquen soluciones para saber qué necesita el ser humano para asentarse en la Luna».
En la competencia podían participar jóvenes menores de 25 años en tres categorías: moon rover, que son vehículos no tripulados que andan por la superficie de la luna; moon sat, que son los satélites que circulan alrededor de la luna; y diseño de space habitat para diseñar cómo serían los futuros asentamientos humanos en la luna.

Financiamiento.
El grupo en el que participó el joven pampeano estaba compuesto por 20 chicos de todo el país y de varias disciplinas como: ingenieros (electrónicos, mecanotrónicos, mecánicos, civiles, aeronáutica, telecomunicaciones y química industrial), geólogos y diseñador industrial. Son de Córdoba, Río Negro, Entre Ríos, Santa Fe, Chubut, Neuquen, San Luis, Tucumán, Buenos Aires y La Pampa. «Tres chicos que trabajan en el Instituto Balseiro, vieron la competencia y empezaron a buscar gente, de contacto en contacto, y mi amigo que conocí en YPF me llamó», acotó.
Los jóvenes participaron en la categoría de moon rover y se reunían todas las semanas para comentar los avances del proyecto. «Nuestro labor como geólogos era decidir qué iba a hacer el robot en la Luna. En diciembre entregamos el primer informe para poder ingresar a la competencia, donde en cinco hojas teníamos que presentar nuestro proyecto, que se llamaba Rover Tito. También entregamos otros informes en febrero, marzo y el viernes pasado nos avisaron que entrábamos a la final», manifestó.
«Cuando pasamos a la semifinal, empezamos a tener mentoreo a nivel internacional con la NASA, con el diseñador de autos Lamboghini y con Lockheed Martin que es la empresa que le hace los aviones a Estados Unidos. Empezamos a tener contacto con gente de todo el mundo y entender que la gente no va a vivir en la Luna. La diferencia térmica es que de día hace más de 130ºC y de noche menos de 150ºC, hay una radiación de más de 200 veces que en la Tierra porque no hay atmósfera y todo el tiempo caen meteoritos», explicó Losarcos.
Y añadió: «Surgió la idea de los tubos de lavas que son huecos que están debajo de la superficie y donde la temperatura se mantiene constante y la gente podría vivir ahí. Todo el mundo quiere caracterizar estas estructuras. Cambiamos las misiones y nos enfocamos en esto».

En Puelén.
Para validar las misiones, el joven se contactó con dos profesores de la Facultad para probar la tecnología de acelerómetros: «Fuimos a Puelén a ver un tubo de lava y, con gente de Mendoza y Tucumán, probamos la tecnología que nunca en la historia de la ciencia se había probado, y funcionó».
En la final había otros dos equipos argentinos y ahora que el grupo del pampeano se consagró campeón, existe la chance de que Rover Tito se construya y lo manden a la Luna en 2024. «Estamos en la etapa de buscar financiamiento a nivel mundial y puliendo detalles porque falta mucho», explicó el pampeano. Rover Tito sería del tamaño de una hoja A4 y pesaría 2 kilogramos, pero para enviarlo a la Luna saldría alrededor de 2 millones de dólares.

– ¿Qué significó para vos haber participado en la competencia?
– Fue un crecimiento personal increíble, nunca había trabajado con un equipo interdisciplinario a esa escala. La Facultad está muy buena, te enseñan muchas cosas pero lo más importante está fuera de la institución. El estudiante tiene miedo de anotarse a las becas, la idea está en que hay que anotarse porque por ahí te salen las cosas porque vivís experiencias increíbles.

– ¿Qué opina tu familia de esta experiencia?
– Tengo una familia muy chica: mi mamá, hermana y abuela. El apoyo incondicional de mi vieja siempre estuvo; mi hermana que es como mi segunda madre porque siempre me dio una mano en estas cuestiones. Cuando gané, llamé a mi vieja y le dije: «‘vieja, nos vamos a la Luna».

– ¿Qué planes tenés a futuro?
– Primero me tengo que recibir, la experiencia la tengo. A futuro tengo pensado volver afuera a estudiar un doctorado y también estoy con entrevistas laborales viendo qué sale. Pero sé que quiero hacer geología, desde el Espacio hasta la Tierra, es lo que me apasiona.

La Geología, «por descarte».

Losarcos comenzó a cursar la carrera en 2015 por «descarte». «Mi hermana es geóloga, la vi cursando la carrera y siempre me interesó. En realidad quería estudiar Medicina, pero por cuestiones económicas no me pude ir a Córdoba. Me anoté a Geología y fue un viaje de ida porque me apasiona».
El primer año conoció al profesor Marcelo Zárate, hoy director de su tesis, quien le propuso ser ayudante de cátedra. Luego lo invitó a participar de un proyecto de investigación del Conicet para realizar un relevamiento geológico en Mendoza. «Era entender cómo funcionaba la hidrología de la zona, analizar las capas de la tierra y ver por dónde afloraba el agua», explicó.
Tiempo después se inscribió a una beca a nivel nacional de YPF que buscaban excelencia académica. «Te pagaban por mes, te daban un mentor, a mí me tocó un geólogo de Mendoza, que me incentivaba a rendir los finales y me daba libros para leer porque para renovar la beca debías estar al día con la carrera», agregó.
Además comentó que participaba de eventos donde se juntaban anualmente los becarios de YPF: «Así que empecé a conocer gente de todo el país. Esa beca la tuve por tres años, desde el 2018 hasta que terminé la cursada de la carrera».
Luego de esta experiencia, se inscribió en la beca más importante a nivel mundial para que los jóvenes estudien por seis semanas en Estados Unidos, pero por problemas burocráticos no llegó a presentar todos los papeles requeridos. «Lo intenté de nuevo y quedé preseleccionado, en 2020 viajé a Nueva York a estudiar por seis semanas. Ahí cursé tres materias: inglés, física avanzada del universo y machine learning que fue lo que me abrió la puerta a todo, es la aplicación de inteligencia artificial de computación; actualmente lo estoy aplicando en mi tesis sobre el Lihuel Calel».

«Argentinos excelentes».

«Argentina tiene mucho para dar a nivel académico pero es muy triste porque a nivel ciencia no nos tienen en cuenta», lamentó Losarcos. Y recordó: «Me acuerdo que cuando en Estados Unidos me anoté en Física avanzada del universo pensé que me iba a costar pero lo que daban era muy básico. El profesor se me acercó, me preguntó de dónde era y me preguntó qué hacía estudiando materias de grado. ‘Los argentinos son excelentes, tendrías que estar haciendo un doctorado’. Nosotros afuera en las carreras de grado, tenemos un nivel de doctorado».