Viernes 10 de mayo 2024

Desde el jardín

Redaccion 01/06/2020 - 21.44.hs

Eve Frank y Florencia Fredes son trabajadoras de uno de los jardines maternales más conocidos de la ciudad y durante la cuarentena decidieron materializar un proyecto que venían pensando desde hace algún tiempo: el diseño de juguetes «abiertos» al sentido que le den los niños. «Los jardines estamos en una situación complicada, y así como caímos nos estamos reinventando, pensando en las segundas oportunidades «, aseguró Frank.
Luego de un mes de trabajo y puesta a punto, la semana pasada lanzaron «Tico-Tico», una línea de juguetes y muñecos en tela y madera, alejados del paradigma comercial y con el propósito de plantear la diversidad desde la primera infancia. «Son juguetes abiertos que dan la posibilidad de que sea el niño o la niña quién active sobre el material y no que el material dirija el juego del niño, esa es la intención», explicó Fredes a LA ARENA.
Según explican, el proyecto estuvo en mente durante mucho tiempo y en el último mes decidieron materializarlo. En relación al proceso de creación, dijeron que se encargan del diseño y la planificación de cada uno de los artículos para luego mandar a cortar las maderas o tejer los muñecos. «Todos pasan por nuestras manos, por lo que somos nosotras las que les damos el toque final a cada uno de los juguetes», completó «Flor».

 

Resiliencia.
Desde algunos días antes de la puesta en marcha del Aislamiento Obligatorio, Social y Preventivo del Covid-19, el jardín Trampolín, donde trabajan ambas, permanece cerrado. Para ellas, eso fue motivó cierta angustia que logró disiparse a través del lanzamiento de «Tico Tico».
«Estamos muy movilizadas con el proyecto porque nos sacó de un lugar de preocupación y muchísima angustia que vivimos quienes trabajamos en jardines maternales. Ahora las dos hablamos de resiliencia, nos acompaña la pasión y el orgullo por lo que hacemos en relación a la primera infancia», dijo Frank.
Si algo tienen de distintos los juguetes creados por ambas maestras es que se corren de la lógica del mercado, la que tiene como protagonista al plástico, a la sexualización a través de los colores (el azul para los nenes y el rosa para las nenas), entre otras. En este caso, los juguetes reflejan la diversidad de cada persona.
«En el caso de los muñecos, todos tienen distintos colores o tonos de piel, algunos son más cabezones que otros, más altos o más bajos o diferentes tamaños de cadera. Eso tiene que ver con lo diversos que somos y la primera infancia es el momento para trabajar esa mirada que nosotras tenemos en la vida y también en la profesión», sostiene Frank.
«No poner demasiados detalles no tiene que ver, por ejemplo en el caso de los muñecos, que necesariamente están contentos, es decir, lo pueden estar si yo como dueño del juguete lo estoy. A lo mejor no, y a través del juego puedo manifestar otras emociones», explican.
En esa línea, Fredes completa: «La idea es poder corrernos del rol adultocéntrico y darles la posibilidad de que decidan con qué elemento y de que forma quieren jugar. Logramos concretar algunas ventas y nos han dado muy lindas devoluciones cuando los reciben por la presentación y también por la calidad de los materiales».

 

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