Domingo 07 de abril 2024

La historia de la docente que viaja todos los días a dedo para dar clases

Redaccion 11/03/2021 - 05.44.hs

Florencia Del Blanco, oriunda de Bernardo Larroudé, se graduó de profesora en Ciencias Políticas, y desde hace dos años da clases en diferentes colegios de la localidad de Intendente Alvear. Al no tener medio de movilidad propio, se para a «hacer dedo» todas las mañanas a la vera de la ruta nacional 188, para que algún automovilista la lleve hasta su lugar de trabajo. Al culminar la jornada laboral en las escuelas alvearenses, la historia se repite.
Durante esta semana que marcó el inicio del ciclo lectivo en la provincia, Florencia hizo pública su situación para poner en conocimiento a la gente de la zona. La publicación en su muro de Facebook, se tornó viral y consiguió que muchos vecinos se contactaran con ella para ofrecerle transporte.
«Soy Florencia Del Blanco, docente. Si me ves parada en la ruta, sentido Bernardo Larroudé – Intendente Alvear (o viceversa), o si me ves parada en el acceso de la ruta 1, es que viajo casi todos los días a dedo. Comienzo con mis viajes a mi lugar de trabajo. Soy profesora en el Colegio Alicia Moreau de Justo, en la EPET 7 y en la Escuela de Adultos 9. Comencé allá en 2019 haciendo dedo y este año vuelvo a hacerlo. Si decidí subirlo a las redes es para que difundan y me ayuden si me ven. En casa me espera mi hijo que siempre beso y abrazo fuerte antes de irme», publicó.

 

Docencia.
En diálogo con LA ARENA, Florencia contó que tras haber culminado sus estudios en Santa Rosa, se volvió a Larroudé para «poder trabajar de lo que amo y de lo que soñé de chica».
«Como no tengo muchas posibilidades de trabajar acá, tengo que viajar a pueblos vecinos para poder sobrevivir. Estoy dando clases en Intendente Alvear, y como no cuento con una herramienta de trabajo, arranqué mi carrera profesional viajando a dedo. Agarré trabajo en la EPET, que era los lunes, miércoles y viernes de 16 a 19.15 y a veces conseguía en que irme porque tuve colegas que recién me conocían y me dieron una mano grandísima. Ellas me llevaban hacia Alvear. A las 19 cuando salía, no pedía que me llevaran hasta el acceso y me iba caminando hasta la ruta. Después mucha gente, de un corazón enorme, me llevaba hasta la ruta», contó.
En todo este tiempo que lleva viajando a dedo, sufrió dos situaciones incómodas: una de ellas, una tarde muy fría de invierno, cuando se hacía de noche y no conseguía quien la llevara; la segunda vez que la pasó «mal», fue cuando la «alzó un tipo en una trafic» que le «decía cosas horribles».

 

Publicación.
A partir de la publicación que hizo y que se tornó viral, Florencia no quiso «victimizarse», dado que aseguró que no es la única y que son muchas las docentes que salen a la ruta a hacer dedo, para viajar a su lugar de trabajo.
«Sé de gente que hace años que hace «dedo», pero el objetivo de mi publicación era que la gente que viaja se comunicara conmigo. Esa fue una satisfacción muy grande porque se comunicaron para ofrecerme llevarme. Eso me alegró el corazón. Mi idea no fue victimizarme. Estoy acostumbrada a que las cosas me cuesten un poco más. Las cosas se me cumplen pero me cuestan. Sé que todo sacrificio tiene su recompensa, aunque suene a una frase hecha, sé que es así. Estoy muy agradecida con todos, pero sobre todo con mi familia, porque sin mis papás no podría haberme recibido. Yo sé de sacrificios y lo vi como algo normal hacer dedo para poder llegar al colegio. Tengo fe que algún día me voy a poder comprar mi auto», contó.

 

Pandemia.
Por último, la joven docente, ante la consulta de este medio, se refirió a los cambios impuso la pandemia en el dictado de clases, y se mostró esperanzada de «poder durar todo el año» con las clases en el aula.
«El año pasado una experiencia nueva para cada docente. Fue muy difícil y todos hicimos lo que mejor pudimos, utilizando los recursos tecnológicos. El principal objetivo era no perder el vínculo pedagógico y no perder al alumno. Desde el año pasado empezamos a aprender mucho más de lo que creíamos, y aunque fue muy difícil, también fue reconfortante, porque conocíamos historias familiares. Había gente que no tenía el recurso tecnológico para poder seguir, y entonces se hacía lo necesario para que el chico tuviera el material en su casa para poder trabajar. El año lectivo lo arrancamos con muchas ganas de poder durar todo el año. Los cursos están divididos en grupos, no hay contacto físico y es un tema para el docente dar clases con barbijo u máscara. Tengo la esperanza de que va a ser un buen año y a los chicos les va a servir mucho más tener la tarea dentro del aula», finalizó.

 

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