Jueves 25 de abril 2024

El gobierno avanza con la intervención al club San Martín

Redaccion 21/10/2020 - 21.46.hs

Las autoridades provinciales analizan la situación institucional del Club General San Martín, que desde hace años aparece con una fachada de presunta legalidad que no pocos vecinos cuestionan muy seriamente.
Esta misma semana se conoció la información de una nueva irregularidad en el Club San Martín de esta ciudad, que finalmente debió ser clausurado por las autoridades por no cumplirse el protocolo en la explotación de la cancha de fútbol 5 en las instalaciones de Alberdi y Dante Alighieri. Una gota más en el cúmulo de circunstancias negativas que muchos ex socios y dirigentes advierten desde hace años, sin que nadie tome la decisión política de hacer que la entidad vuelva a tener la pujanza y el arraigo cuando se la conocía como «La Villa».

 

Nadie se puede asociar.
La tradicional institución de Villa Santillán -cuando la barriada era una sola, y amplísima; y no estaba dividida en varios barrios-, se encuentra con que hay una directiva que está integrada mayormente por familiares y amigos, que de alguna manera impiden que viejos socios y simpatizantes puedan volver al club, ni aún en condición de afiliados.
«Ponen todo tipo de trabas para que nadie pueda asociarse, y tienen todo coordinado de tal forma que siempre son los mismos vecinos… yo estuve en un momento de secretario de actas, y cuando vi como venía la mano no fui nunca más… pero de esto hace ya varios años. Hay una familia que hace y deshace en el club», dijo un antiguo directivo.

 

Otras movidas.
Ya en 2014 un centenar de personas, entre ex dirigentes, ex deportistas y vecinos de Villa Santillán, se estuvo reuniendo con el objetivo de delinear pasos que condujeran a la refundación del Club General San Martín.
En algunos de esos encuentros participaron concejales y autoridades municipales y vecinales. En ese momento se movían bajo el lema «Pro recuperación del club», con la intención de conformar una comisión de apoyo para recuperar la institución social y deportiva.
Aunque gestionaron ante la entonces presidenta Graciela Beatriz Loyola la posibilidad de asociarse, nunca consiguieron hacerlo y se encontraron con más de una traba en la Dirección de Personas Jurídicas. «Lo que pasa es que hay familiares de la dirigente que trabajan en esa dependencia», acusaron los antiguos socios ahora fuera del club.

 

Más irregularidades.
Actualmente, en la sede del club funciona una cancha de fútbol 5, que estuvo cerrada durante varios meses por la pandemia, y que reabrió sus puertas hace pocos días.
Como se sabe, hay que tener dispuesto un protocolo, que el lugar no reunía. Autoridades de la Secretaría de Trabajo y personal técnico de la Subsecretaría de Deportes del Ministerio de Desarrollo Social del Gobierno de La Pampa que inspeccionaron el gimnasio constataron que no tenía la habilitación para funcionar. Además, no se cumplía con el protocolo, no contaba con la trazabilidad actualizada, no había discriminación de turnos, se visibilizó exceso de personas, y no se respetaba el distanciamiento social y el uso de barbijo.
Pero no sólo eso, sino que quien estaba a cargo del lugar obstruyó el acto de inspección, lo que conllevó a la clausura para lo que debió acudirse a la Policía para acreditar la identificación del responsable que se había negado a hacerlo.
El complejo había sido visitado en tres oportunidades anteriores, en las que se advirtió sobre las cuestiones que debían resolver respecto a lo establecido en el protocolo específico que regula la actividad pero de igual manera la comunicación fue ignorada.

 

¿Hasta cuándo?
Los vecinos no entienden por qué razón el Club San Martín aparece muy distante del objetivo para el que fue creado, y solamente es usufructuado por una familia y unos pocos amigos.
La pregunta que se hacen es hasta cuándo quienes tienen la potestad para decidir adoptarán la mejor medida para que vuelva a ser una entidad de bien público.
Ayer una fuente gubernamental -ante una consulta de este diario- expresó que «queremos que vuelva a ser un club social y deportivo, con mucha vida porque está enclavado en un lugar privilegiado».
«Además, la ‘Quinta de las monjas’ también es ideal para todo eso», dijo un funcionario especulando con la posibilidad de una necesaria intervención.

 

Intervenciones beneficiosas.
El mismo funcionario ejemplificó con que «cuando se decidió la intervención del Polideportivo Butaló también había una situación anómala; y desde que se tomó la resolución cambió absolutamente todo. Ahora tiene un gimnasio modelo -pronto se le va a colocar piso flotante-, y va muchísima gente a hacer actividad».
Algo parecido pasó con Argentino FBC, que luego de una acefalía dirigencial fue tomado por el municipio, hasta que se hizo cargo una comisión directiva que -desde hace algunos años- le cambió la fisonomía y hoy es motivo de verdadero orgullo para los vecinos de Villa Tomás Mason.
Hace pocas semanas un incidente y un enfrentamiento de vecinos culminó con la intervención de la Comisión Vecinal del Barrio Matadero. Había que terminar con un contexto anómalo y se actuó en consecuencia y como correspondía.
Porque a veces se deben tomar decisiones políticas, y todo indica que en el caso de San Martín este es el momento -aunque se haya demorado demasiado-, porque no se puede admitir que en un club un grupo de personas se maneje a su antojo sin tener en cuenta el interés del resto de la sociedad.

 

Más de 20 años.
Hay que recordar que allá por marzo de 2017 una persona ocupó la «Banca del vecino» en el Concejo Deliberante de la ciudad, y realizó una serie de acusaciones contra quienes aparecen como dirigentes del Club San Martín: «Hace 18 años que la institución mantiene las mismas autoridades», dijo Eduardo Watson, mencionando entre otras personas a Graciela Loyola. Hoy ya serían más de veinte años de la misma dirigencia. En ese momento, frente a los concejales, especuló con que con el predio que se conoce como «Quinta de las monjas», sobre la Avenida Palacios, se podría estar ante un posible «negocio inmobiliario».
Precisó que el club «no tiene empleados, no hizo las últimas cuatro asambleas, y la Secretaría no funcionó para que ningún socio tuviera un lugar donde abonar la cuota».
«Así fueron consiguiendo quedarse solos para hacer lo que quieren», completó.
Pero fue más allá al denunciar: «Sé que esta familia (que está en el club) ha amenazado a ex socios y así quedaron 15 personas, que son todas pertenecientes a la familia de la titular Loyola».
La impunidad no debe ser nunca una posibilidad para quienes buscan refugio en ella para actuar contra los intereses de la sociedad. ¿Hasta cuándo se prolongará lo del Club San Martín?

 

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