Martes 09 de abril 2024

El trabajo de «desabollar» los autos

Redaccion 18/01/2021 - 05.35.hs

Las fuertes tormentas de verano no pocas veces vienen acompañadas de caída de granizo, un aditamento que causa enormes daños a los sembrados, forestación, y que incluso -según su intensidad- puede resultar peligroso para las personas produciendo daños físicos.
Recientemente se abatió sobre esta ciudad, y en buena parte de la provincia una borrasca de agua, viento y piedra que provocó importantes daños.
Si bien en lo primero que se piensa es en los infortunios por los que atravesaron muchas familias -ante el ímpetu y la violencia de la tempestad, que duró apenas poco más de una hora-, porque se inundaron sus viviendas y hubo calles anegadas que semejaron ríos; se produjeron también otra clase de inconvenientes.

 

Cientos de afectados.
Los autos que en las primeras horas de la tarde del domingo pasado se encontraban desprotegidos -en la vía pública o en sitios sin cobertura- sufrieron consecuencias y fuertes perjuicios. Se sabe que el granizo cuando cae tan impetuosamente como sucedió ese día durante varios minutos -con piedras de gran tamaño por momentos- produce abolladuras, y hasta incluso la rotura de parabrisas y lunetas.
En Santa Rosa fueron cientos los vehículos que resultaron afectados -muchos modernos modelos-, lo que naturalmente causó la bronca e impotencia de sus propietarios.
Algunos, apenas advertidos del fenómeno que se abatía sobre la ciudad, alcanzaron a poner sus autos a resguardo, pero muchos no llegaron a tiempo y debieron resignarse a observar como se producían los daños.

 

Aluvión dañino.
No pocos se esperanzaban con que como todo sucedió mientras el agua de lluvia caía muy fuertemente acompañada por potentes ráfagas de viento, el granizo iba a provocar menos perjuicios. Estimaban esos optimistas que -de aquella manera- la «piedra» iba a resbalar sobre la carrocería. Pero eso no fue así porque -según explicó alguien- cuando la tormenta es tan vigorosa el viento produce que el golpe resulte más rápido y potente contra el vehículo deformando a veces el capó, el baúl, el techo o los laterales del auto.
Cuando un propietario no llegue a tiempo para «salvar» su vehículo resguardándolo de la piedra, tendrá casi con seguridad un disgusto. Cuando la tormenta pase deberá evaluar los daños y empezar a ver de qué manera le hace frente a los inevitables arreglos de chapa y, a veces, de pintura.

 

El «desabollado».
La preocupación viene acompañada por el costo que tendrán los arreglos de «desabollado», y quién será el especialista que le haga el trabajo al propietario del auto. Porque no todos los chapistas lo hacen, y algunos en la ciudad apelan a expertos que vienen de otras ciudades -permanecen varios días- y ponen en condiciones una gran cantidad de automotores.
Miguel De Belles es un reconocido chapista de la ciudad que tiene su taller sobre calle Tomás Mason -casi Asunción del Paraguay-, quien subcontrata la tarea con un especialista de Chivilcoy (provincia de Buenos Aires). Daniel Letazza es todo un experto en esa tarea, y su equipo -en este caso representado por el joven Leandro Ruppel- está trabajando en Santa Rosa.

 

Mucho trabajo.
De Belles le explicó a LA ARENA que en estos días que van de la semana son entre 40 y 50 los turnos que debió asignar para que el especialista haga la tarea de desabollar los autos perjudicados. «Deben ser muchísimos más, pero estos son los que han venido aquí, y todavía nos siguen consultando», explicó el trabajador.
Si bien muchos de los propietarios que tienen modelos más o menos nuevos tienen contratado el seguro por el granizo, son mayoría los que no tomaron esa previsión, y tienen que afrontar de su propio bolsillo un costo importante.
¿Cuánto cuesta reparar un automotor dañado por la piedra? «Se cotiza por ‘paño’ (unos 70 cm), y más o menos el costo total del trabajo puede oscilar entre los 30 y los 40 mil pesos. Pero hay que tener en cuenta el grado de daño que tiene la carrocería, porque se estipula en grados -1, 2, 3 y 4-, de acuerdo a su severidad», precisó Miguel.
«Lo cierto es que no conozco a muchos que se dediquen aquí a desabollar en casos de granizo. Sí sé que hace muy bien ese trabajo ‘Pato’ Figueroa, pero quizás haya otros que lo hagan», amplió.

 

A tener cuidado.
Lamentablemente las inclemencias del tiempo pareciera que van a continuar, y que no siempre se podrá «esconder» el auto a tiempo, o protegerlo con una lona o incluso con una frazada, como hizo más de uno. Habrá que estar atentos y rápidos para evitar las abolladuras y daños del granizo; y mirar el cielo con frecuencia tratando de percibir si la tormenta viene o no con piedra. No quedará más remedio que convertirnos en una suerte de meteorólogos aficionados. O algo así.

 

«Desabollar», una tarea artesanal.

 

Leandro Ruppel es un joven oriundo de la localidad bonaerense de Coronel Suárez que trabaja para Daniel Letazza, y que permanecerá unos días en Santa Rosa realizando «desabollados» en un taller de esta ciudad.
El muchacho le explicó a un cronista de este diario que el suyo es «un trabajo artesanal, porque se busca ir sobre cada ‘bollo’, utilizando algunas pocas herramientas». Leandro dice que «se trabaja al oscuro», solamente con una luz que apunta al paño -el capó, el techo o el lugar del automotor sobre el que esté realizando la tarea de sacar el pocito dejado por la piedra-, para advertir de mejor manera el daño causado.
El joven utiliza unos pocos elementos, un par de guimbaletes -una suerte de barrotes- que terminan en forma de «L», con el que desde adentro va realizando leves toques sobre la concavidad con que se encuentra. Por supuesto hay que tener habilidad, sensibilidad «y sobre todo mucha paciencia», completa mientras continúa con su tarea. Un pequeño martillo -especial- completa el instrumental que se utiliza.
«Yo lo que hago es instalarme algunos días donde nos convoquen, en un trabajo que se puede decir es itinerante… vamos a distintos lugares de la provincia de Buenos Aires, y ahora estaremos en Santa Rosa algunos días», señaló.
Lo cierto es que -tristemente- en estos días por aquí se encontró con un importante cúmulo de trabajo.

 

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