Domingo 21 de abril 2024

«Es un orgullo alimentar y abrigar a casi 200 chicos»

Redaccion 22/03/2021 - 05.53.hs

(General Acha) – «Patricia no tengo esto, me falta lo otro, y al comprobar que la gente realmente no tiene comencé a moverme». Así, con estas simples palabras, Patricia Miranda y Héctor Videla dieron comienzo a un proyecto personal, que un año después permite alimentar y vestir a alrededor de 180 personas.
Los sábados a la mañana se realiza la entrega de vestimenta que los vecinos donan, y los domingos las viandas -al mediodía y a la noche- que cuenta con la colaboración de un grupo de jóvenes. En marzo del año pasado se comenzó con la asistencia a 12 chicos y casi un año después el merendero recibe a cerca de 200.
La primera pregunta que surge y que Miranda contesta con un sentimiento profundo, es el por qué del Merendero «Dios es Amor». «Yo voy a la iglesia, creo mucho en Dios y al comenzar a moverme para alimentar y conseguir ropa para los chicos del barrio que me cruzaban y me decían que le faltaban cosas esenciales, me dije que si era de Dios se iba a abrir y si él no quería no», dijo en diálogo con este diario.
La voluntad de Dios y la perseverancia de Patricia y su familia consiguieron que un año después del nacimiento del merendero en la zona sureste de General Acha, niñas, niños y familias tengan un lugar donde pueden conseguir una vianda o una muda de ropa para pasar la difícil situación que hoy toca atravesar por la pandemia de Covid-19.
«Primero, quería crear un centro para ayudar a las personas que tienen adicciones, pero, después de charlar con varias personas me dijeron que era complicado porque iba a necesitar de profesionales, lugar para la contención de los chicos y entendí que con el tiempo que tenía no iba a poder cumplir», indicó Miranda.
La pandemia agudizó la crisis de muchas familias que subsistían con trabajos propios para poder comprar alimentos y ropa para sus chicos y con el cese de todas las actividades en marzo del año pasado provocó que la necesidad se viera en aumento.
Por este motivo, Patricia y su familia decidieron crear el merendero para poder ayudar a esas familias. «Conversando con mi marido y mi hija, decidimos empezar a comprar mercadería y llevarla a los domicilios donde sabíamos que era una familia numerosa y los chicos muchas veces se acostaban sin cenar. Después de unos meses, por tema laborales de los dos, no podíamos llevar los alimentos casa por casa y por eso decidimos abrir el merendero en el garaje de nuestra casa».

 

Solidaridad.
Patricia, su familia y un grupo de jóvenes que trabajan en la Cooperativa Obrera de General Acha preparan todos los fines de semana viandas para más de 180 personas que se acercan al merendero. Las viandas que se brindan a las personas surgen gracias a la colaboración desinteresada de vecinos y vecinas que acercan distintos tipos de alimentos y con eso entre todos deciden que comida se va a preparar para entregar.
«Todos los fines de semana se incorporan más chicos que se enteran del merendero y vienen a buscar un plato de comida, para nosotros es un orgullo, pero también un problema porque hay días que no nos alcanzan los alimentos para entregar a todos y tenemos que salir a buscar más para no dejarlos sin comer», señaló.
Además, Patricia no quiere dejar pasar la extraordinaria ayuda por parte de un grupo de trabajadores de un supermercado de la localidad, que, después de cumplir su día de trabajo, se llegan hasta el merendero con mercadería y ayudan a preparar las viandas. «Los chicos de la Coope nos dan una ayuda enorme, llegan con mercadería que ellos recolectan y se quedan a darnos una mano para preparar las viandas. Les agradecemos de corazón el acto lo que hacen», manifestó.
Los merenderos se han multiplicado en la ciudad, la mayoría están a punto de cumplir un año de vida porque surgieron con la necesidad de ayudar a todas aquellas familias que con el avance del coronavirus perdieron sus trabajos o no pudieron continuar con emprendimientos personales.

 

«Hay veces que no alcanza».
Héctor Videla es el marido de Patricia Miranda y también es uno de los creadores del merendero «Dios es Amor». Cuando comenzamos con la entrevista se encontraba trabajando en el lugar y después de unos minutos se sumó a la charla. «Lo mejor para ayudar al prójimo es mirar para el costado, hoy por hoy el que más te ayuda es el trabajador común. Nos encantaría poder darle de comer a todos los chicos que se acercan, pero hay veces que no alcanza y nos queda un sentimiento de dolor enorme», señaló.
Las redes sociales son una herramienta fundamental hoy en día, el merendero no tiene ni Facebook ni Instagram, pero sí tiene personas que sin recibir nada a cambio con tan solo un posteo puede conseguir muchas cosas. Hace un mes, una joven arquitecta de la ciudad lanzó en Instagram unos posteos para pedir unos caños de gas para poder instalar una cocina y un calefón en el garaje donde funciona el merendero. En menos de una semana, no solo que se consiguieron los caños y los instrumentos necesarios, sino que también otra persona matriculada se ofreció para realizar la conexión totalmente gratis.
«Deja en la mano de Dios todo lo que haces y tus proyectos se harán realidad», es la frase que hay en el ingreso al merendero, que enmarca la fe que Patricia tiene a Dios y que seguramente fue clave para que su proyecto de ayudar a los que más necesitan hoy esté a punto de cumplir un año de vida y abrigar y alimentar a casi 200 chicos.

 

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