Domingo 24 de marzo 2024

La escuela en casa

Redaccion 07/05/2020 - 21.43.hs

Desde que empezó la cuarentena y el aislamiento, los maestros/as de distintos establecimientos -también sucede con docentes del nivel secundario y universitario- se las ingeniaron para continuar enseñando de manera virtual.
Obviamente -sobre todo en el nivel inicial-, se encontraron con que no en todos los hogares había tecnología -computadoras, y a veces ni un celular- y tampoco servicio de internet para llegar al universo completo de alumnos/as.
Por eso procuraron alternativas, y mediante la utilización del servicio de cadetería les hacen llegar a los chicos y chicas que no pueden acceder al aula virtual -que había muchos de esos casos- las tareas en papel para que puedan estar a la par del resto de sus compañeros.

 

Viviendo en el campo.
En la Escuela 246, Quelulén, por estos días estaban preocupados porque no podían ubicar al pequeño Camilo González para que se sumara a las clases por internet… hasta que pudieron enterarse lo que pasaba.
El pequeño de 8 años, alumno de tercer grado, está pasando estos días de aislamiento por la pandemia junto a su familia en un establecimiento rural, ubicado a algunos kilómetros de la localidad de La Gloria.
Pero la sorpresa fue mayor cuando Raquel, la mamá de Camilo, se puso en contacto y les envió algunas fotos y videos del niño en un aula que su familia recreó en la casa de campo…

 

Pupitre y pizarrón.
Raquel, consultada por este diario, explicó que «lo que tratamos es que Camilo pueda hacer aquí, en el campo, lo que tendría que hacer todos los días en la escuela».
Agregó que se les ocurrió la idea «cuando encontramos un pupitre viejo, que estaba tirado por ahí… lo limpiamos, lo acondicionamos y lo trajimos para la casa. Al pizarrón (que se ve en la foto), Héctor (el papá) lo pudo hacer con una madera de un mueble desarmado, que vimos que era parecido a los pizarrones que se usan ahora, para poder utilizarlo con fibrones… Y bueno, como yo estoy estudiando, y la hermana también -Jennifer hace el profesorado de música-, tenemos fibrones y pudimos armarle una pequeña aula…».

 

Como en la escuela.
Raquel indicó que «en la casa cada uno aporta un poquito para que Camilo pueda tener una clase como si estuviera en la escuela. Así él va asimilando lo que ve, sobre Ciencias Naturales, en Educación Física, que también tiene que hacer secuencias… y le armamos un lugarcito también para eso, porque aquí hay lugar de sobra…», señala.
Por su parte la directora de la Escuela 246, Mariela Colla, destacó el compromiso de la familia de Camilo -como la de tantas familias en estas épocas tan complicadas-, y dijo que «como ellos están viviendo en el campo se da el hecho que a veces no tienen señal, y la hermana tiene que trasladarse de un sitio a otro para ubicarse en un lugar donde sí puedan recibir las comunicaciones».

 

Clase de inglés.
En uno de los videos que envió la familia desde el campo se ve al pequeño en plena «clase de Inglés». Más tarde, al acceder a ese material, la docente de la materia, Nadina Rodríguez, no pudo evitar emocionarse ante las escenas que le mostraban… «Mi favourite animal is a dog. The dog is colour black», dice el chico en un video (Mi animal favorito es el perro, de color negro…). Y en otro «My favourite fruti is a banana. The colour wellow» (Mi fruta favorita es la banana, de color amarillo), expresa en las imágenes Camilo en su aún dificultoso inglés.

 

«Trabajo excelente».
La profesora, que le da clase una vez por semana, a su vez, también le envió una devolución de la misma manera: por un video. Allí le señala a Camilo -en inglés-: «¡Qué hermoso verte y escucharte…», y agrega que justamente su animal favorito también es el perro de color negro… Y termina expresando Nadina: «Tu trabajo es excelente, te felicito…».
Un ida y vuelta maravilloso… entre docentes y familias. Más allá de las dificultades de la hora, más allá de esta pesadilla que nos modificó la vida. Esta, una pequeña historia… una más, en tiempos de pandemia.

 

El tejido de un círculo cultural
Campo o ciudad. Un tema de la escuela primaria en sus primeros años. Campo o ciudad, tema expuesto en el pizarrón ¿Qué elementos encontramos y cómo es que se relacionan? Imágenes, textos, videos, son algunos de los recursos usados por maestros y maestras. Pero… ¿campo-ciudad?, ¿qué nos conecta en esta pandemia?, ¿qué queremos hoy -desde la docencia- también construir?, ¿cómo se la pasa, en un lado y en otro?, ¿cómo se la piensa desde la escuela?, ¿cómo es esa espera en casa?, ¿será que se la espera?, ¿cómo recrear lo que no se está haciendo? ,¿cómo llorar este tiempo de no ir, de no ver a mis compañeros/as, de no escuchar, de no jugar, de no quejarse, de no leernos las miradas… mirada de no hice la tarea, de me olvidé la cartuchera, mirada de seriedad, de complicidad, mirada de acá con otros.

 

Diversidad marcada.
Ser diferentes es lo diverso, lo enriquecedor, de algo construido que es nuestro. En este círculo cultural de docentes, familias y alumnes, la diversidad es avasallante y deseable, pero siempre que se haga la salvedad, porque eso que nos hace distintos y únicos, no debería confundirse con la ausencia de una base común, propio de los países del sálvese quién pueda. A les niñes le toca, en consecuencia, siempre una suerte distinta.
Porque no es igual acceder y adentrarse a todo tipo de necesidad informática actual, que no navegar por esas redes. Porque están quienes obtienen una fotocopia, quiénes se refugian con su familia, y también quiénes quedaron solos porque mamá debió salir a trabajar.
Afloran, en pandemia, la dificultad y las ganas, porque también… conectividad es fotocopias, fotos, trabajos, videos, distracción, todo ese montón, en un celular para varios integrantes de la familia que en este año buscaban en las aulas una oportunidad, otra… En el mismo sistema que no hace mucho los excluía, con presencias alternadas de adultos que se rebuscan por cumplirla son también testeables datos de la realidad.

 

Viralicemos educar.
Ante tantas realidades distintas el círculo de cultura se fortalece.
Viralicemos como la escuela hace frente a esas desigualdades, las interrumpe y las combate; cuando los docentes hacen propuestas pedagógicas para potenciarlos, con equidad.
Viralicemos el nuevo aprendizaje, de personalizar la enseñanza a través de la Web, viralicemos el entretejido social reflejo de un grupo de WhatsApp.
Viralicemos ahora como la escuela nos encuentra en todas partes, en el campo de batalla, una vez más, intentando dar respuesta a la incertidumbre generalizada.
Viralicemos el poder de los poderosos, que buscan que la educación sea un negocio.

 

Viralicemos el encuentro.
Viralicemos educar, como referente de contenidos educativos digitales.
Viralicemos que cultura es todo lo que hago, que todos somos cultos en algo. Viralicemos el secreto de poder ver al otro como un sujeto, reconocer su escucha, su palabra.
Viralicemos el encuentro entre generaciones. Abuelos, hermanas, madres enseñándose.
Viralicemos las rutinas sin sentido, para desestructurar.
Viralicemos el seguimiento y el andar del ritmo de cada alumne.
Viralicemos nuestras mejores clases, las que apasionan.
Viralicemos el trabajo colaborativo.
Viralicemos el sentido de volver, que nadie se pierda la aventura llamada aprendizaje…

 

(Reflexiones de una docente de escuela primaria).

 

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